Mucho dinero, ningún plan
Tanto se habla de la necesidad de disponer de más dinero para mejorar la calidad de la educación paraguaya, cuando el problema pareciera ser cómo se utilizan los recursos.
Al menos en el Fondo para la Excelencia de la Educación y la Investigación (FEEI) hay millones de dólares destinados a mejorar precisamente la educación, que sin embargo están “dormidos” en una cuenta del Banco Central del Paraguay (BCP).
Desde su creación, en 2012, hasta el año pasado, el FEEI recibió en total unos G. 3,6 billones, de los cuales se asignaron a quince programas y proyectos un total de casi G. 3,4 billones –unos 535 millones de dólares–.
De los quince programas, el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) participa en trece. Uno de ellos es el de “Mejoramiento de las condiciones de aprendizaje y la gestión educativa mediante la incorporación de TIC (Tecnología de la información) en instituciones educativas y unidades de gestión en Paraguay”, para el cual en 2015 se previeron G. 649.737 millones –US$ 101 millones–.
Estos US$ 101 millones debían utilizarse en diversos proyectos a ejecutarse entre 2015 y 2020, pero pese a las necesidades tecnológicas que existen en escuelas y colegios públicos, el ministerio solamente utilizó unos G. 129.000 millones (US$ 20 millones), o sea, el 20% del total. Los otros US$ 81 millones están en el Banco Central del Paraguay esperando destino. Ahora el MEC pide al consejo de administración del FEEI ampliar el plazo hasta el 2022 para utilizar el millonario monto restante. Propone, entre otras cosas, mejorar plataformas web con contenido para docentes y alumnos y creación de una biblioteca virtual.
Una pequeñita parte de esos US$ 20 millones que sí se usaron el MEC la destinó a la compra de más de 4.000 computadoras que en 2018 se distribuyeron a alumnos de 35 escuelas de Caacupé en el marco del “Modelo 1 a 1”, un plan piloto que plantea que todos los niños del primero al noveno grado tengan una laptop para estudiar. También pagó el ministerio por la reparación de notebooks, y por la capacitación de docentes y estudiantes (que está cargo de la organización Paraguay Educa).
Un año después de iniciado el Modelo 1 a 1, el mismo MEC decidió levantarlo. Uno de los argumentos en la evaluación del modelo es el mal servicio de internet en las escuelas. Niños y docentes dicen que no hay señal, y cuando hay, es mala.
Paradójicamente, ahora que el Modelo 1 a 1 se levanta –entre otras razones– por falta de conectividad, ante el consejo del
FEEI se presenta otro proyecto, del Ministerio de Tecnologías de la Información (MITIC), que pide US$ 62 millones para invertir en la construcción de una red de telecomunicaciones que garantice la conectividad en escuelas y colegios públicos. Este plan se presenta con apoyo del MEC, que quedaría a cargo de todos los demás proyectos de TIC en la educación.
O sea, primero invertimos millones en un plan de informatización que no funciona porque no hay calidad en la conectividad. Después levantamos ese plan justo cuando proponemos priorizar la conectividad. ¿Cómo no se dieron cuenta antes que primero viene la conectividad y luego la informatización?
Como si fuésemos un país del primer mundo, derrochamos lo poco que tenemos, porque no faltan fondos; falta planificación. Nuestras autoridades, si piensan (a veces pareciera que no), lo hacen por cinco años, que es lo que dura su mandato. El que venga después, que se vea.
¡Qué contradictorio! Mientras hablamos de millones de dólares dormidos en un banco, las escuelas se caen, no hay caminos ni transporte y menos iluminación. Los pupitres se reciclan, al igual que los uniformes que los niños llevarán como puedan el 21 de febrero, a su primer día de clases.