Educar y enseñar en la pandemia
La enseñanza es una estrategia de la educación, pero no es educación. Se puede enseñar sin educar.
Hace décadas el ministerio dejó de llamarse de enseñanza para llamarse ministerio de educación; se comprendió que no basta transferir conocimientos y obtener aprendizajes para capacitar para la vida y conseguir el desarrollo de las potencialidades personales.
El cierre de escuelas por la pandemia ha obligado al MEC a improvisar la modalidad de educación a distancia comunicándose profesores y alumnos por teléfono o computadora.
Este servicio improvisado evidencia que profesores, alumnos e instancias tecnológicas no están preparados para hacerlo con suficiente calidad para ser eficaces. Provoca además problemas que requieren soluciones tan complejas como urgentes.
El primer problema es que la modalidad de educación virtual tiene su propia identidad y exige lenguaje, didáctica y método específicos, para los que no han sido preparados los educadores profesionales. Enseñar mediante las Tecnologías Información y Comunicación (TIC) no es pasar por computadora lo que enseñaba y como enseñaba en la clase presencial.
Eso es así para enseñar y con más razón para educar. Procesar las clases interactivamente mediante las TIC requiere competencias que se adquieren con formación y capacitación diferentes que no recibieron nuestros profesionales. Lo que se planificó en 1998 (o algo semejante) y no se quiso hacer a pesar de contar con financiación gratuita del Banco Mundial no se puede hacer ahora precipitadamente.
El segundo gran problema que está creando este servicio de educación virtual es la sobrecarga de nuevos roles que le han endosado a los padres al responsabilizarles. ante la ausencia del profesor/a, de ja vigilancia y ayuda a los hijos en sus dudas o ignorancias en la ejecución de ejercicios o tareas, de diferentes cursos y asignaturas. Las familias tampoco han sido preparadas para esta abrumadora responsabilidad.
El plan del MEC presupone que todas las familias son completas, que no hay madres solteras ni madres viudas ni divorciados; presupone que los padres no salen del hogar o que todos los niños y niñas tienen abuelos viviendo en el mismo hogar; presupone que no hay padres y madres analfabetos totales o funcionales, que todos los padres y madres dominan el castellano, que las madres con varios hijos tienen tiempo libre para acompañar a todos y cada uno de los hijos, etc…
La sobrecarga es también económica. Todavía son pocos los hogares con computadora y los escolares tienen que estudiar por teléfono celular. ¿Cuánto sumará la factura de internet? Hay fundamento para temer que los niños leyendo en teléfono con pantalla, y letra pequeñas pronto sufran problemas de vista. ¿Qué hace el Estado para ayudar a las familias en esta coyuntura?
La educación virtual es buena solución cuando se dan las condiciones, entre otras un replanteamiento explícito del nuevo reparto de responsabilidades en la relación padres y escuela. Entretanto es al mismo tiempo pobre solución parcial y fuente de nuevos y grandes desafíos.
El tercer gran problema lo provoca el estado retrasado y altamente deficitario de las instancias tecnológicas del MEC y del MITIC (Ministerio de las TIC). . El MEC, sus escuelas, maestros y profesores no están suficientemente equipados para asumir un servicio eficaz en educación virtual de calidad.. Faltan equipos, laboratorios adecuados, presupuesto razonable, conectividad (porque ni siquiera la señal de teléfonos cubre toda la geografía urbana de Asunción), mantenimiento ágil, expertos. Y el MITIC tiene tareas pendientes como el ancho de banda, los precios de los servicios de internet, proponer políticas con sentido social para el desarrollo tecnológico, etc.
En concepto y experiencia se conoce la diferencia entre educar y enseñar, La educación familiar competente lo palpa cada día, pero en la educación formal esa diferencia se diluye, porque los profesionales priorizan la enseñanza sobe la educación, tanto en los procesos de enseñanza-aprendizaje como mucho más en las evaluaciones. El problema que provoca la educación virtual en pandemia es que esa preponderancia de la enseñanza sobre la educación se agudiza por desconocimiento de cómo usar, con qué didáctica, las TIC para educar.
La pandemia pasará. Debemos repensar la educación con las luces que ha prendido la pandemia. Necesitamos replantear la formación docente para incorporar las TIC en educación integral además de en la enseñanza.