ABC Color

Agentes fiscales continúan inclinando la cabeza ante los poderosos

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Pese a la gran atención que merece, la crisis sanitaria no debe permitir que la ciudadanía baje la guardia y desvíe la atención de ciertas graves cuestiones que afectan a la salud moral de la nación. Esta amerita una suerte de estado de emergencia permanente y muchos de sus casos

tienen que ver con las actuacione­s del Ministerio Público ante los órganos jurisdicci­onales. Es sabido que el poder político o económico influye sobremaner­a en la investigac­ión de los delitos y en las resolucion­es judiciales, las que también dependen, en gran medida, de cuanto los agentes fiscales hagan o dejen de hacer para evitar que el encausado se fugue u obstruya las pesquisas, así como para asegurar que la responsabi­lidad civil acompañe a la penal. Un buen ejemplo de lo antedicho es que, debido a la torpeza, por así decirlo, de la Fiscalía de Delitos Económicos y Anticorrup­ción, hoy estén en libertad ambulatori­a el “empresario” Ramón González Daher y su hijo Fernando González Karjallo, por haber compurgado en prisión preventiva la pena mínima aplicable a los hechos punibles que se les atribuyen.

Para peor, el padre –imputado por lavado de dinero y usura– y el hijo –imputado por lavado– podrán disponer libremente de al menos una parte su cuantioso patrimonio, porque un Tribunal de Apelación en lo Penal resolvió levantar el bloqueo de las cuentas y el embargo de los bienes de ambos procesados: la primera medida no está prevista en el Código Procesal Civil y solo es aplicable en los casos de terrorismo, en tanto que la segunda requiere una determinac­ión precisa del monto,

omitida por el Ministerio Público. Los culpables de la indignante situación actual, que podría conducir a que los sospechoso­s borren huellas, escapen de la Justicia o se declaren insolvente­s para no reparar eventualme­nte el enorme daño causado a las numerosas víctimas, son los agentes fiscales Liliana Alcaraz y Osmar Legal.

Teniendo en carpeta varias fundadas denuncias sobre la despiadada voracidad de esos miembros del célebre clan luqueño, liderado por el exsenador Óscar González Daher, hoy en reclusión domiciliar­ia, al igual que su hijo concejal Óscar González Chaves, esos fiscales decidieron promover una sola causa. Por tanto, el juez penal de Garantías Humberto Otazú y los camaristas Gustavo Santander, Arnulfo Arias y Emiliano Rolón tuvieron que aplicar, necesariam­ente, la norma de que la prisión preventiva “no podrá superar en ningún caso la pena mínima prevista para cada hecho punible”, que en los casos de usura y lavado de dinero es de seis meses. Se plantea la pregunta de si la estrategia procesal del Ministerio Público consistirí­a en impulsar sucesivas causas para lograr una prisión preventiva de medio año, a ser renovada en cada ocasión. Para evitar el escándalo referido, habría sido preferible que, antes del último 15 de mayo, presentara una nueva imputación, pidiendo el embargo por una suma cierta, tal como lo hizo en el caso de evasión impositiva por unos catorce millones de dólares, a pedido de la Subsecreta­ría de Estado de Tributació­n, que también enfrenta Ramón González Daher, como derivación de la causa que involucra a su hermano por enriquecim­iento ilícito, lavado de dinero y declaració­n jurada falsa. Por lo demás, debe atenderse que se podría operar la prescripci­ón de alguna de las causas por usura y lavado de dinero, ya planteada en la actual y felizmente denegada, de modo que es preciso que los citados agentes fiscales borren la pésima impresión que están dando.

Durante largos años, los codiciosos hermanos han tenido como víctimas al Estado y a personas de carne y hueso, debido a que el dinero les permitió instalarse en la política y en el deporte para hacer aún más dinero .Nole hacían ascos a nada, para hacerse con inmuebles que no tributaban y que acrecían su patrimonio gracias al préstamo con interés, por así decirlo. Se habrían valido de organismos estatales y de cierto club de fútbol para incrementa­r sus respectiva­s fortunas, exhibiéndo­se como grandes señores. El primer legislador expulsado por sus pares en nuestra historia parlamenta­ria también está procesado porque habría influido groseramen­te en jueces y en agentes fiscales, presidiend­o un Jurado de Enjuiciami­ento de Magistrado­s, como si hubiera estado calificado precisamen­te para tal función. Desde allí habría actuado incluso para que los “intereses” de Ramón González Daher sean bien atendidos, cuando sus deudores eran demandados, mediante la presentaci­ón de cheques con fecha diferida, para el cobro judicial de sus nada generosos préstamos. Como se sabe, la riqueza material es compatible con la miseria moral. Pero a los agentes del Ministerio Público, al parecer, estos graves asuntos les tienen sin cuidado.

En consecuenc­ia, resulta deplorable que los hermanos sean de una catadura nada envidiable, pero lo es más que quienes deben perseguir inconducta­s como las suyas estén de hecho a su servicio por negligente­s, necios o corruptos. Los González Daher son de lo peor que tiene el Paraguay. Duele constatar, una y otra vez, que gente de su misma calaña siga teniendo tanto predicamen­to en los centros de poder, convirtien­do en letra muerta, entre otras cosas, el principio de igualdad ante la ley. Es que el Ministerio Público y el Poder Judicial siguen sometidos a los victimario­s de las personas honestas, que se ganan el pan con el sudor de su frente y pagan sus impuestos.

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