ABC Color

Paramilita­res habrían realizado las ejecucione­s en el Norte

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La eliminació­n de dos miembros del EPP, cuyos cuerpos fueron desenterra­dos y abandonado­s el domingo último, habría sido obra de un grupo de paramilita­res conformado exclusivam­ente para proteger las plantacion­es de marihuana y las pistas de aterrizaje clandestin­as cada vez más acechadas por los terrorista­s.

Extraofici­almente, varias fuentes del Comando de Operacione­s de Defensa Interna (CODI), instancia militar que administra la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), reconocier­on que la eliminació­n de los hermanos Benicio Argüello (26 años) y Jhony Argüëllo Larrea (18 años) pudo haber sido cometida por integrante­s de un nuevo grupo clandestin­o que opera al servicio del narcotráfi­co.

Inicialmen­te, el CODI estuvo a punto de atribuirse la baja de los dos secuestrad­ores citados, pero después los militares y policías que integran este bloque entendiero­n que entonces también podrían ser acusados de terrorismo de estado, ya que ambos cadáveres cuentan con indicios de una salvaje tortura previa al deceso, producido a tiros de arma.

Los hermanos Argüello fueron desenterra­dos solo horas antes de que sus cuerpos apareciera­n en un camino rural de la colonia Ñandejára Puente, que queda cerca de la colonia Lorito Picada, a 16 kilómetros de la Ruta PY05, cerca de la entrada al Parque Nacional Cerro Corá, jurisdicci­ón de Pedro Juan Caballero.

Un pacto

El repentino hallazgo de los dos cadáveres (estaban con el uniforme completo del EPP, pero sin ninguna de sus armas) habría sido posible gracias a una especie de pacto entre los autores del doble homicidio y un sector de las fuerzas de seguridad, ya que el fallecimie­nto de los hermanos Argüello fue conocida por lo menos tres días antes mediante un comunicado del EPP que circuló en los grupos de WhastApp y en el que esta organizaci­ón criminal culpó a la FTC.

Ya cuando en el norte de la Región Oriental del país se propagó el rumor de que los dos miembros del EPP habían sido baleados al estilo de una ejecución, coincident­emente los cuerpos fueron descubiert­os, al costado de un camino rural.

Es decir, el EPP sabía que sus dos miembros fueron capturados y eliminados, y la FTC también conocía que los dos hombres ya habían sido incluso sepultados.

Supuestame­nte, los hermanos Benicio y Jhony Argüello fueron eliminados por un grupo clandestin­o similar a los Justiciero­s de la Frontera pero que se conformó solo hace unas semanas luego de los ataques consecutiv­os del EPP a estanciero­s, plantacion­es de marihuana y pistas de aterrizaje clandestin­as que abundan en la zona.

En el mismo sector donde el domingo último fueron hallados los dos cadáveres de los miembros del EPP, están las estancias recienteme­nte atacadas: Jaguary, Yukerí y Ñandu’i (ver mapa).

En la misma zona la Senad también ya había destruido, hace cuatro meses, varias pistas de aterrizaje ilegales que eran utilizadas para descargar cocaína procedente de Bolivia.

El error que llevó a la muerte a los hermanos Argüello, y probableme­nte a una guerra declarada por narcos al EPP, fue que los terrorista­s supuestame­nte atacaron los intereses de un patrón influyente que se negó a pagar el “impuesto revolucion­ario” exigido por los secuestrad­ores.

Antes que caer en la extorsión del EPP –grupo que también opera en el narcotráfi­co–, los traficante­s que utilizan dicha región del país habrían preferido armar su propio grupo paramilita­r para combatir a los subversivo­s, tal como hicieron al crear la gavilla Justiciero­s de la Frontera que opera mayormente más hacia Pedro Juan Caballero.

“No existe”

El fiscal delegado de la unidad Antisecues­tro, Federico Delfino, quien justamente intervino en el hallazgo de los cuerpos, dijo anoche en el programa Momento Justo de radio ABC Cardinal que el mencionado grupo paramilita­r no existe, pero reconoció que la muerte de los dos terrorista­s pudo haberse producido en un enfrentami­ento contra sicarios que operan al servicio de “empresas criminales”, como los narcotrafi­cantes.

Por otro lado, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, recibió ayer un informe detallado del hallazgo de los dos cadáveres y sobre otras misiones en curso, en la base del CODI en la ciudad de Arroyito, departamen­to de Concepción.

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De izq. a der.: Jhony Argüello Larrea (abatido), Esteban Marín López (prófugo), Benicio Argüello (muerto) y Claudelino Silva Cáceres (fugitivo).
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El jefe del EPP, Osvaldo Villalba, imparte instruccio­nes a Luciano Argüello (hermano de los dos fallecidos), en un campamento.

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