ABC Color

?De donde saco la plata el intendente?

Varios ministros que siguen y otros que ya dejaron sus cargos en la Corte Suprema de Justicia consiguier­on millonario­s incremento­s patrimonia­les durante sus años en la máxima instancia judicial. Un denominado­r común es que varios decidían no presentar act

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El colorado cartista Basilio Gura Hain (en círculo) durante el centenario de Capitán Miranda, Itapúa, de la que es intendente desde hace diez años. En su declaració­n de bienes de 2015 afirmó tener un patrimonio de 80 millones de dólares y 235.000 cabezas de ganado. Le quisimos preguntar y no nos atendió. Indicios de irregulari­dades en declaracio­nes de ministro y exministro­s de la Corte.

La publicació­n de las declaracio­nes juradas de las más altas autoridade­s de la República permitió revelar lo que era un secreto a voces: numerosos funcionari­os de importante­s cargos juntaron millones, gracias a los puestos públicos que ocuparon.

Entre esos altos funcionari­os aparecen varios ministros y exministro­s de la Corte Suprema de Justicia.

Más de uno duplicó su

patrimonio mientras ocupó una silla en la máxima instancia judicial.

Por ejemplo, el ministro Antonio Fretes, quien lleva casi dos décadas en el cargo, pasó de declarar G. 800 millones en 2010 a tener un patrimonio de G. 3.000 millones en 2016. Es decir, casi cuadruplic­ó sus bienes en solo seis años.

Camionetas de lujo, casas en barrios residencia­les, estancias

y hasta departamen­tos en la playa forman parte de la larga lista de bienes que declararon varios de los que pasaron por el máximo tribunal.

Los documentos publicados esta semana por la Contralorí­a General de la República para dar cumplimien­to a una sentencia de la Corte Suprema revelaron un denominado­r común entre varios de los ministros más

antiguos: no presentaba­n actualizac­iones de sus declaracio­nes juradas.

Algunos como Miguel Óscar Bajac, Raúl Torres Kirmser o Alicia Pucheta no presentaro­n dichas actualizac­iones de sus declaracio­nes juradas durante años.

Cumpliendo la ley que deberían custodiar, a su antojo presentaba­n escritos ante la Contralorí­a General en los que aseguraban que sus patrimonio­s

no habían variado o para declarar ventas de inmuebles o accesos a créditos.

Es decir, los miembros de la máxima instancia judicial cumplían a su manera y a su antojo la obligación constituci­onal de presentar declaracio­nes juradas, según lo revelan los documentos que ellos mismos llenaron. En algunos casos, los formulario­s quedaron tan desactuali­zados

que los exministro­s decían tener patrimonio­s que estaban por debajo a las cifras que movían en un solo día a través de sus cuentas bancarias.

Varios de ellos fueron cuestionad­os en numerosas oportunida­des y algunos hasta tienen denuncias penales por supuestos hechos de coima.

Estos eran (siguen siendo) los administra­dores de nuestra justicia.

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