Motífera y devastadora explosión
Al menos 73 fallecidos y más de 3.700 heridos dejó la gran explosión por la combustión de 2.750 toneladas de nitrato de amonio –fertilizante químico y material para explosivos militares– en el puerto de Beirut, capital del Líbano.
Unas 2.750 toneladas de nitrato de amonio, que habían sido decomisadas hace seis años y estaban guardadas en un depósito del puerto de Beirut, estallaron al finalizar la tarde de ayer y ello causó la muerte de al menos 73 personas, heridas a otras 3.700 y mucha destrucción en un radio de más de 2 kilómetros. En la foto, uno de los lesionados es evacuado de la zona de desastre.
BEIRUT (AFP, EFE). La embajada paraguaya en Beirut indicó que unos 500 connacionales residen en esta ciudad. Hasta anoche se desconocía si alguno de ellos fue afectado.
Según la agencia estatal, un incendio comenzó cerca de los silos de trigo del puerto, en un almacén de explosivos, lo cual provocó una fuerte deflagración que pudo sentirse en toda la ciudad de Beirut que fue declarada
“zona de desastre” por el Consejo superior de Defensa libanés.
Columnas de humo blanco y también de color rojizo se elevan sobre el área del puerto, ubicado en la costa mediterránea.
Una primera explosión se escuchó cerca de las 18:00 hora local, seguida de otra muy potente.
La onda de choque se sintió en la isla de Chipre a unos 200 km de distancia.
“Hay informes de gases tóxicos liberados en la explosión, por lo que todos los que se encuentran en la zona deben permanecer en el interior y usar máscaras si hay disponibles”, señaló
una alerta de seguridad.
Esta catástrofe, como calificó el gobierno libanés a este hecho, ocurre en un momento en el que Líbano atraviesa la peor crisis económica desde el final de la guerra civil (1975-1990); y una semana después de incidentes en sus fronteras, entre el grupo armado de Hezbollah e Israel.
Líbano es un país multiconfesional. Según la Constitución, el jefe del Estado debe ser cristiano maronita, mientras que el primer ministro debe ser musulmán suní y el del Parlamento, un musulmán chií.
Devastación
Varias horas después de la tragedia, los helicópteros seguían vertiendo agua para intentar apagar las llamas.
Las fuerzas de seguridad acordonaron todo el puerto y solo dejan pasar a los servicios de defensa civil y los bomberos.
El primer ministro libanés, Hasan Diab, reveló en una reunión con el presidente de la República, Michel Aoun, que un cargamento de nitrato de amonio
de 2.750 toneladas sin custodiar fue la causa de la explosión.
“Es inadmisible que un cargamento de nitrato de amonio, estimado en 2.750 toneladas, se halle desde hace seis años en un almacén, sin medidas preventivas. Esto es inaceptable y no podemos permanecer en silencio sobre este tema” , declaró el primer ministro ante el Consejo
Superior de Defensa.
Testigos presenciales describieron que hubo rotura de vidrios en viviendas a más de cinco kilómetros de la explosión y que los edificios sufrieron daños de diversa consideración en un radio de más de dos kilómetros, afectando seriamente a los barrios céntricos de la capital mediterránea.
“Es una catástrofe en todos los sentidos”, lamentó el titular de Salud, Hamad Hassan, al ser interrogado por la televisión cuando visitaba un hospital.
“Los hospitales de la capital están todos llenos de heridos”, subrayó, antes de pedir que se trasladen a otros afectados a centros hospitalarios de las afueras de la ciudad.
El director general de la Seguridad General, Abas Ibrahim, había dicho que las explosiones podrían deberse a “materiales altamente explosivos confiscados desde hace años”, presumiblemente del brazo armado del grupo Hezbollah, señalado por Estados Unidos como organización terrorista.
Hezbollah es un partido político, con fuerte presencia en el Parlamento libanés. Pero su ala paramilitar reivindica la lucha armada en Medio Oriente.