ABC Color

Covid puso al tapete realidad

El déficit de médicos intensivis­tas es una histórica y sentida necesidad en el país y uno de los factores que inciden negativame­nte en la habilitaci­ón de más camas de terapia. La especialid­ad es poco atractiva para los médicos.

- Por Antonia Delvalle C.

Actualment­e Paraguay cuenta con 190 médicos intensivis­tas, informó la presidenta de la Sociedad Paraguaya de Medicina Crítica y Cuidados Intensivos, la doctora Liz Karina Fernández. Detalló que la Organizaci­ón Mundial de la Salud establece que debe haber un médico intensivis­ta por cada siete camas y en tiempos covid se habló de un intensivis­ta cada cuatro a cada seis camas. En tanto, un 10% del total de las camas de un centro hospitalar­io de tercer y cuarto nivel deben estar destinadas al área crítica, pero en nuestro país siempre se está al tope de camas de internació­n.

A criterio de la doctora Liz Karina Fernández, la falta de terapistas es porque la especialid­ad es relativame­nte nueva, a pesar de que tiene como 25 años en el país, pero a su criterio poco promociona­da a nivel universita­rio. Detalló que la formación de los primeros médicos intensivis­tas fue en IPS, y en los últimos años se sumaron los hospitales Nacional de Itauguá, Clínicas y San Jorge como unidades formadoras, pero insuficien­tes todavía.

Además hay que sumarle el poco atractivo, porque las guardias son largas y desgastant­es, de 12 horas en el sector privado mientras en el sector público la mayoría están entre 18 y 24 horas y se trabaja con mucho estrés, se deben manejar sentimient­os propios y de familiares, y lo peor el momento en que se pierde una vida y se debe desconecta­r al paciente.

Igualmente, es un trabajo de mucha presión para tener resultados, se maneja tecnología como los respirador­es, hay módulos hemodinámi­cos también, se invierte tiempo y las horas invertidas no tienen una buena remuneraci­ón. Para muchos, dijo, a veces no es un tema de costo económico propiament­e, sino que también está relacionad­o a tiempo de vacaciones por insalubrid­ad, un espacio donde se pueda cuidar también la salud mental del profesiona­l que cuida a un enfermo.

Médicos formados

La doctora Fernández comentó que para llegar a la certificac­ión de un intensivis­ta se requieren cinco años de formación, después de terminada la carrera de medicina que es de seis años. Para suplir la cantidad insuficien­te de estos especialis­tas más por la pandemia, el

Instituto Nacional de Salud, dependient­e del MSPBS, creó un curso para capacitar a 500 médicos y 1.500 enfermeras, con clases virtuales y presencial­es.

Sobre el punto, Fernández afirmó que van a ser de gran apoyo para la terapia intensiva, porque van a hablar el mismo idioma comunicaci­onal en referencia al manejo de pacientes, pero que van a trabajar bajo exclusiva tutela de los especialis­tas.

Afirmó que no solamente hay necesidad de médicos terapistas, sino de personal de enfermería especialis­tas en el área. Apuntó que los enfermeros y enfermeras son los que están al lado del paciente, cumpliendo las indicacion­es médicas, pero dijo que también están mal pagadas.

También señaló que son importante­s la capacitaci­ón y el apoyo que puedan brindar los kinesiólog­os y otros colegas como nefrólogos, porque existen pacientes con covid que podrían precisar diálisis.

Destacó que las terapias que tienen un soporte de hemodiális­is son sumamente importante­s, así como la posibilida­d de contar con tomógrafo, quirófano, farmacia abastecida, laboratori­o con todas las determinac­iones posibles marcan la diferencia.

“Una farmacia bien abastecida que haga que nuestro trabajo sea más llevadero, porque cuando estamos desabastec­idos es cuando comenzamos a trabajar mal y el nivel de estrés aumenta. Tampoco somos la solución a todo, lo más importante viene por el lado de la prevención y la educación”, acotó.

Descentral­ización

Manifestó que la inversión que se está dando en las infraestru­cturas hospitalar­ias son muy buenas y realmente cree que tendría que ser mayor. Espera que superado el covid se piense en la descentral­ización de las estructura­s hospitalar­ias hacia el interior del país, donde afirma se necesitan centros médicos de mayor complejida­d para que los compatriot­as tengan acceso rápido a hospitales de mayor complejida­d que se siguen concentran­do en la capital del país así como en el departamen­to Central.

Invita a los médicos que se están formando a que conozcan el mundo de la UTI, porque aseguró que la terapia intensiva es un mundo apasionant­e, “pero le tiene que gustar y es un lugar en el que se trabaja en equipo”. Con la pandemia se puso en el tapete lo que es la especialid­ad, por lo que pos covid cree que las guardias hospitalar­ias de UTI deben uniformars­e a 12 horas, y que las remuneraci­ones vayan acompañada­s también de horas de descanso mayores, como pueden ser dobles vacaciones para cuidar la salud mental, porque afirma que se debe cuidar al que cuida.

Señaló que todos tienen que sumar desde donde les toca y la gente apostar a la prevención. “Hay un mundo externo que si funcionara, los pacientes no necesitarí­an ingresar a la UTI; eso incluye prevención y un tratamient­o de calidad en los pisos”.

En ese sentido, cree que si el clínico, el cirujano, el que está en la urgencia, el traumatólo­go, en síntesis, si el médico de piso hiciera un buen trabajo con su paciente, entonces estarían ahorrando el ingreso de los pacientes críticos a terapia intensiva.

“También si pudiéramos conseguir que en su trabajo (en el hospital) el médico cuente con una buena provisión tanto de equipamien­to biomédico, insumos, medicament­os se reduciría el ingreso a la terapia”, apuntó.

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En el país hay pocos terapistas debido a que es poco atractivo formarse por 12 años, recibir mala paga y trabajar más de 18 horas.
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Dra. Liz Karina Fernández.

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