ABC Color

La otra pandemia

- Alcibiades González Delvalle alcibiades@abc.com.py

El juicio contra Óscar González Daher, y otros, por el caso de los audios filtrados, se aplazó para el 19 del mes que viene porque uno de los acusados, Jorge Oviedo Matto, dijo haberse contagiado con el covid-19. Completan este cuadro Raúl Fernández Lippmann y Carmelo Caballero. Los fiscales Natalia Fúster y Rodrigo Estigarrib­ia quisieron separar la causa y seguir el juicio, como estaba programado.

El Tribunal y los defensores se opusieron. O todos, o nadie. Por los incidentes que impedían llegar al juicio oral, es fácil suponer que también los demás se irán “contagiand­o” con el virus, de a uno, hasta alcanzar fin de año. Después veremos.

El “veremos” hace rato ya se ha visto y comentado. Vuelvo sobre una idea que había expresado en esta columna: Ahorremos dinero al Estado y tiempo a jueces y fiscales ¿Cómo? Enterrando la parodia de juicio. Se escenifica la comedia como una puesta muy poco imaginativ­a, de principian­tes, sin respeto al público que paga su entrada –los impuestos– con la esperanza de ver un espectácul­o serio. Las buenas comedias tienen suspenso, mantienen al espectador con la curiosidad de saber qué viene en las siguientes escenas; pero si ya en el comienzo sabemos el final de la historia, fracasa como espectácul­o aunque tuviese éxito económico.

Cada aspirante a ministro de la Corte nos emociona hasta las lágrimas cuando le escuchamos decir que peleará con todas sus fuerzas por el imperio de la justicia; que cerrará los oídos ante las proposicio­nes de los políticos; que tendrá los ojos vendados para no ver sino la aplicación justa de la ley, a quien sea.

Llega a la Corte y se corta su discurso con el que subió. Todos coinciden en prometerno­s que lo primero que harán es poner en marcha, por fin, la famosa “justicia pronta y barata”. Nunca, o rara vez, es así. Tenemos un ejemplo que ya es clásico: el expediente que duerme plácidamen­te en uno de los dormitorio­s de la Corte Suprema de Justicia. Concierne a Enzo Cardozo cuando fue titular del Ministerio de Agricultur­a y Ganadería.

Por lesión de confianza y estafa al Estado, Cardozo, Rody Godoy y otros fueron citados para la imposición de medidas ante el juez Humberto Otazú para el 11 de junio del año pasado. Desde hace cuatro años el voluminoso expediente, que contiene la rigurosa investigac­ión de la fiscala Alba Delvalle, espera llegar al juicio oral y público. Pero las veces que se fija una fecha, aparecen las famosas chicanas que son la confesión de culpabilid­ad de los acusados. Si fuesen inocentes, ellos mismos pedirían demostrar su inocencia lo antes posible. El 5 de abril de 2005 la fiscala ya había pedido el juicio oral para los involucrad­os en la supuesta estafa de casi cuatro mil millones de guaraníes.

Este dinero de Agricultur­a y Ganadería, del que Cardozo fuera ministro, y Godoy su sucesor, estaba destinado al Programa Nacional de Fomento Pecuario (Pronafope) y al Frente Combatient­e contra la Pobreza (Freccop). De más está decir que la cuantiosa suma no llegó a destino, o sea, a quienes debía llegar. Se combatió la pobreza, pero no la de los pobres.

Cardozo, Godoy y otros están igualmente involucrad­os en otro caso mucho mayor: 68 mil millones de guaraníes que debían ayudar a los pequeños productore­s, también para salir de la pobreza, pero se hundieron aún más en ella. También para este caso se había fijado fecha de imposición de medidas, pero se recurrió a la Corte donde el expediente está varado desde hace años.

Total, que los políticos con algún peso seguirán toreando a la justicia. Es la otra pandemia que nos lleva a la ruina moral y económica.

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