Carnaval en la Catedral de la Pasión
De la mano de Arce da la vuelta
Cerro Porteño derrotó 3-1 a River Plate y es el nuevo campeón paraguayo. El Ciclón ganó doce de los trece partidos desde el reinicio del torneo y a una fecha del final. Enzo Giménez, Diego Churín, de penal, y Alexis Duarte anotaron en el equipo de Francisco Arce, que vuelve a ganar un título con el Azulgrana después de siete años. Los de barrio Obrero también se anotan a la Libertadores 2021.
No hay cómo bajar a este Cerro Porteño. Desde la vuelta del fútbol en medio de la pandemia fue la pesadilla de los demás equipos, que vieron cómo el Ciclón de Francisco Arce, responsable absoluto de la coronación, comenzó a ascender sorprendiendo y superó a todos, uno por uno, como si hicieran fila a la resignación. Del sexto lugar de la clasificación a la gloria, al anhelo de los últimos dos años: barrio Obrero parece volver a la normalidad. ¿Costó? Sí. Y más en las dos oportunidades al título. La primera contra Libertad con el 0-0 postergando el festejo y ante River Plate, a pesar del arranque con gol de Enzo Giménez, el Azulgrana no tomó el protagonismo del partido como en duelo anteriores. Sin posesión ni la intensidad para marcar o jugar, la ventaja mínima parecía ser un alivio, pero antes de aprovechar la necesidad que tenía el rival, aguardó y cuando recuperó fue impreciso. La incomodidad reinó, pero la jerarquía, que demostró tener en gran parte del certamen, llevó a la posibilidad de ampliar la ventaja y sacar el temor del camino. Un penal correctamente sancionado contra Federico Carrizo, Diego Churín cambió por gol: el 2-0. La diferencia auyentó el peso del momento, de saber que la coronación ya estaba cerca. Y como si la noche o el rendimiento necesitaban de un episodio especial, Alexis Duarte, de cabeza, convirtió el 3-0 luego de un tiro de esquina y previo al descuento del Kelito, que achicó la diferencia de penal y con un tiro colocado de Silvio Torales. Pero regresando al tercero del Ciclón, fue un premio para el juvenil Duarte, uno de los futbolistas más estables y pilar del equipo en la zaga central. Una revelación que parece jugar como si tuviera una larga carrera. Pero no, compite desde el talento propio y la visión de un entrenador que siempre prioriza la casa, sabiendo, como en el 2013, que hay valores que son la garantía de una conquista como esta. Chiqui Arce no falló. Asumió y aunque tuvo un mal arranque, incluyendo una eliminación en Copa Libertadores, apostó por el estilo e hizo un clic durante el parate por el coronavirus. Exigió compromiso y todos respondieron, cumpliendo con el propósito en la mezcla de juventud y experiencia, y un sentido de pertenencia que condujeron Cerro a un nuevo trofeo, el número 33 de su historia.