Conflicto entre Azerbaiyán y Armenia enfrenta intereses de Rusia y Turquía
Los combates se intensificaban ayer entre Azerbaiyán y los separatistas armenios de Nagorno Karabaj, mientras las declaraciones del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, principal aliado de los azerbaiyanos, alimentó los temores de una escalada internacional del conflicto.
Una guerra abierta entre Ereván (capital de Armenia) y Bakú (capital de Azerbaiyán) podría desestabilizar el Cáucaso sur, sobre todo si Turquía y Rusia intervienen.
Mientras la musulmana Turquía apoya a sus correligionarios azerbaiyanos, la cristiana Rusia hace lo propio con los armenios, que es la iglesia cristiana nacional más antigua del mundo.
El líder del territorio separatista, Araik Arutiunián, acusó anoche a Turquía de prestar apoyo con armas y militares a Azerbaiyán y dijo que en la actualidad Nagorno Karabaj combate no solo con Azerbaiyán sino con Turquía, según declaraciones difundidas en redes sociales.
Desde el domingo, separatistas de Nagorno Karabaj, apoyados por Armenia, se enfrentan a las tropas de Azerbaiyán, en los combates más mortíferos desde 2016.
Ayer por la noche, las autoridades de Nagorno Karabaj anunciaron que otros 26 separatistas armenios murieron en enfrentamientos con las fuerzas azerbaiyanas, lo que sitúa el balance de pérdidas rebeldes en 84.
Con anterioridad, el portavoz del ministerio armenio de Defensa, Artsrun Hovhannisyan, informó de una “ofensiva masiva” de las fuerzas azerbaiyanas en los flancos sur y nordeste de la línea del frente.
El balance total, incompleto, se elevaba el lunes por la noche a 95 muertos, 11 de ellos civiles: nueve en Azerbaiyán y dos en el lado armenio.
Conflicto histórico
El conflicto en torno a Nagorno Karabaj, el más antiguo en el espacio postsoviético y que amenaza con desestabilizar la región del Cáucaso Sur, un importante corredor para el tránsito de gas y petróleo, puede obligar a potencias como Rusia y Turquía a involucrarse.
El conflicto armenio-azerbaiyano se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, cuando a finales de la década de los 80 el territorio de Nagorno Karabaj, que estaba bajo jurisdicción de la musulmana Azerbaiyán, pero poblado mayoritariamente por armenios cristianos, pidió su incorporación a Armenia, tras lo cual estalló una guerra que causó unos 25.000 muertos.
Azerbaiyán perdió el control de Nagorno Karabaj, que declaró su independencia, con apoyo de Armenia, pero la situación no ha quedado definida, y es punto de conflicto hasta ahora.
Azerbaiyán sostiene que la solución al conflicto con Armenia pasa necesariamente por la reincorporación de los territorios que considera propios.
Armenia, por su parte, apoya el derecho a la autodeterminación de Nagorno Karabaj y aboga por la participación de los representantes del territorio separatista en las negociaciones sobre el arreglo del conflicto.
Todos los esfuerzos de mediación para resolver este conflicto han fracasado y Armenia y Azerbaiyán ya se enfrentaron en su frontera norte el pasado mes de julio en los combates más graves desde 2016 y que hicieron temer la desestabilización de la región.
Los dos Estados decretaron la ley marcial y Armenia la movilización general. Azerbaiyán impuso un toque de queda en parte del país, incluyendo la capital.