Juez amigo del clan ZI declaró tener una multimillonaria deuda
Marino Méndez, juez de Ciudad del Este e íntimo amigo del clan Zacarías Irún, declaró una multimillonaria deuda, de cerca de un billón y medio de guaraníes (unos US$ 212 millones). Empezó como un modesto dactilógrafo del Poder Judicial, hoy farrea en lugares de lujo junto a la familia que hizo y deshizo durante años en el Alto Paraná.
G. 1,5 billones, unos 212 millones de dólares, es lo que debe Marino Méndez, magistrado penal de la Adolescencia de Ciudad del Este y amigo íntimo de los Zacarías Irún, clan que durante casi dos décadas hizo y deshizo a su antojo lo que quería en todo el departamento de Alto Paraná.
Al menos así consta en la declaración jurada presentada en 2019 ante la Contraloría General de la República por el juez, quien no duda en posar sonriente con los Zacarías Irún en festejos o agasajos con ellos.
En la última manifestación de bienes presentada por el magistrado, Méndez dijo poseer tres cuentas bancarias por valor total de G. 17 millones.
Además, declaró ser propietario de un patio baldío en Luque valuado en G. 25 millones; y de un dúplex tasado, según él mismo, en G. 500 millones. Además declaró una camioneta Kia Sorento de G. 50 millones y muebles por G. 30 millones.
Su único pasivo es un préstamo hipotecario con Banco Itaú por el que paga G. 6.550.000 mensuales. Según él mismo incluyó en el documento, su deuda con el banco es de G. 1,5 billones, unos US$ 212 millones.
“No llama la atención”
Consultado al respecto, Méndez dijo a ABC Color que efectivamente poseía una deuda con el banco de plaza por la compra de su dúplex, pero que no recordaba el monto exacto que debía pagar en un plazo de 20 años.
“¿Tenés una calculadora a mano? Porque es ese monto que está ahí por el tiempo que dice”, puntualizó.
“No llama la atención. No hay nada raro, puedo probar absolutamente todo”, insistió el juez Méndez.
Descartó incluso la posibilidad de haberse equivocado al momento de realizar la carga de los datos de su declaración jurada.
“Vos vas a publicar lo que quieras. Yo sé que me persiguen desde hace meses e incluso años”, dijo.
Ante la insistencia de si estaba seguro de que el monto correspondía, Méndez cortó abruptamente la comunicación. Minutos después se excusó vía WhatsApp diciendo que estaba en un curso y que no podía seguir hablando.
Modesto dactilógrafo
La primera declaración jurada presentada por Méndez data de 1999.
En aquel entonces, cumplía las funciones de dactilógrafo. No tenía cuenta bancaria, ni dinero en efectivo. En la manifestación solo hizo constar una deuda de G. 1.200.000.
Cuatro año después, en 2003, la cosa había mejorado un poco para el entonces asistente en el Ministerio Público. Ya tenía un terreno en Luque, tasado en G. 16 millones y una camioneta Suzuki Vitara tasada en G. 33 millones.
No poseía muebles ni otros activos.
Para 2010, los activos de Méndez, quien entonces era Defensor Público, disminuyeron a G. 28 millones.
Ya no poseía inmuebles, pero la camioneta que unos años antes tasó en G. 30 millones fue contra el movimiento habitual del mercado e incrementó su valor a G. 35 millones, lejos de la habitual devaluación que sufren los automóviles.
Para 2012, el patrimonio de Méndez era de “apenas” G. 48 millones. Declara activos por un total de G. 62 millones y deudas por G. 14 millones.
Curiosamente esos activos se multiplicaron y para 2019 ya superaban la barrera de los G. 500 millones; eso sí, el patrimonio sufrió una drástica disminución en base a la millonaria deuda.