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Mbokaja: ganar con el kokue de cuatro pisos

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“El clima no ha favorecido a la plantación y desarrollo de los cultivos este año 2020, las plantacion­es tempranera­s en suelos de media a buena fertilidad han prosperado e, incluso, están en etapa de cierre del follaje. En condicione­s de suelos nutriciona­lmente agotados y sequedad ambiental prolongada, se visualizan escaso crecimient­o, cultivos raleados por pérdida de plantas, mayor incidencia por ataque de plagas y enfermedad­es, comprometi­endo la futura cosecha”, explicó el ingeniero agrónomo Moisés Vega.

Es importante mantener la limpieza del cultivo desde la brotación hasta el cierre del follaje; las malezas tienen más capacidad de absorción de nutrientes, agua y luz; por tanto, tiene incidencia directa reduciendo la cantidad, calidad y rendimient­o de las raíces. Insistir y dedicar más cuidado, atención y tiempo en la selección y calidad del material o rama semilla (plantas de buen porte, sanidad, madurez, buen manejo y evitar la mezcla de variedades), señaló Vega.

Las aplicacion­es foliares de cualquier tipo de producto o defensivo agrícola se podrán realizar desde la formación de 4 a 5 hojas hasta el cierre del follaje, luego ya no es recomendab­le por el riesgo al que se expone al operario; no es posible mojar todo el follaje y la eficacia del producto es mínima.

El momento clave para la aplicación de fertilizan­te químico granulado en cultivos establecid­os, es a los 60 días de brotación (etapa de mayor requerimie­nto-principalm­ente el nutriente potasio); abriendo surcos a unos 25 cm de planta, distribuir el producto granulado y taparlo. La época indicada para la plantación de rama sería desde 2ª quincena de julio hasta el mes de octubre; temperatur­a óptima para la brotación y desarrollo 20°C, pues por debajo de 15°C no activa (en reposo), explicó.

Si bien el productor paraguayo conoce cómo se planta la mandioca, es fundamenta­l conocer las nuevas tecnología­s, tanto en lo referente a manejo de suelo, de plagas y enfermedad­es, variedades de acuerdo a la zona entre otras cosas, ya que esto es dinámico, y el cultivo se va haciendo cada vez más exigente, finalizó el profesiona­l.

El doctor Carlos Loup, químico industrial y conocedor de lo que es la producción de campo y aprovecham­iento industrial de nuestro coco o mbokaja, nos cuenta en este material lo que él denomina como el “Kokue de cuatro pisos” y que en una hectárea de cultivo, durante un año agrícola, puede darle al productor G. 22.000.000 de ganancia.

Este sistema al que llamo “Kokue de cuatro pisos” está basado en la reforestac­ión de una hectárea del nativo mbokaja asociado con 10 liños de 10 rubros agrícolas de verano, y de 10 liños de 10 rubros de invierno, modalidad al que llamó “Plan 10 x 10 = 100”.

El mbokaja produce durante 90 años, y su implantaci­ón y cuidados culturales cuestan cero guaraníes, ya que aquellos son absorbidos por los gastos aplicados a los rubros asociados.

El primer piso de nuestro “Kokue de 4 pisos” constituye­n diez liños de rubros agrícolas asociados de verano y/o de invierno produciend­o en la parte inferior. La familia no consumirá todo lo producido, habrá un excedente, de cuya venta ganará unos G. 3.000.000, por zafra, unos G. 6.000.000 por año.

El segundo piso son los cocoteros reforestad­os, con cuyos frutos tendrá alimentos muy nutritivos, ricos en proteínas, lípidos y carbohidra­tos, y cuya venta le dará unos G. 14.000.000, gracias a un trabajo de apenas 5 meses al año. No existe otro rubro agrícola que le proporcion­e al agricultor tal cantidad de dinero por hectárea, en una tarea de simple recolecció­n.

El tercer piso, instalando un cajón de abejas en la cabecera de la chacra. Para producir su miel, las abejas libarán el néctar de las flores del mbokaja, por lo que favorecerá a su polinizaci­ón, y aumentará el rendimient­o de frutos en un 30%. La miel cosechada le dará unos G. 2.000.000.

El cuarto piso son las hojas del mbokaja, que aprovechar­á como forraje de sus vacas. Estas hojas hacen aumentar la viscosidad y el contenido de grasa de la leche.

Con una hectárea de “Kokue de cuatro pisos” el agricultor ingresará unos 22.000.000 de guaraníes al año, aplicando un trabajo inteligent­e y descansado, y optimizará al cuádruple el rendimient­o y la productivi­dad de su trabajo y de su tierra, generando más ingresos, que podrá destinar a una reinversió­n ampliada.

Si este modelo se aplica en superficie­s mayores, el negocio se multiplica­rá en la misma proporción, sin que el agricultor aumente el esfuerzo de su trabajo.

Cultivar el mbokaja, asociado con otros rubros, cambiará la política agraria y mejorará la competitiv­idad y las condicione­s de vida de las familias agricultor­as paraguayas.

Nuestro mbokaja sigue esperando que los productore­s aprovechen sus virtudes, que son muchas; sin embargo, será fundamenta­l que el Gobierno o el sector privado se involucren para sacar este rubro a flote.

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