Un horizonte incierto para el acuerdo entre Mercosur y UE
BRUSELAS (AFP). El acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur, anunciado hace más de un año después de dos décadas de negociaciones, aún tiene por delante un horizonte incierto por la disputa entre Brasil y Francia, y por la presunta ausencia de mecanismos vinculantes de garantías ambientales, en especial con relación a la Amazonia según el reclamo de los europeos.
Este tratado crearía un enorme mercado de más de 750 millones de personas, pero dirigentes de la UE y varios gobiernos europeos consideran inviable su ratificación en la forma actual, entreabriendo la puerta a la posibilidad de una reapertura de las negociaciones.
Los documentos atraviesan actualmente la burocrática fase de revisión legal y traducción antes de ser transmitidos al Consejo Europeo, que reúne a los 27 mandatarios de la UE.
Luego, el texto definitivo será sometido a los parlamentos nacionales para ratificación.
En octubre, el vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, adelantó que no será posible ratificar el acuerdo sin compromisos ambientales claros y legalmente vinculantes.
Para poder avanzar, la UE necesita del Mercosur “resultados y compromisos significativos” y será necesario definir “soluciones duraderas para la región amazónica”, dijo.
Esta visión ya se tradujo en posiciones firmes: los parlamentos de Austria y Holanda (así como el legislativo regional valón en Bélgica) ya descartaron ratificar el acuerdo en su forma actual, mientras que Irlanda, Luxemburgo y Francia expresaron fuertes reticencias.
La ratificación del acuerdo requiere una unanimidad “que en este momento no hay”, dijo a la AFP un diplomático en Bruselas.
El nudo del problema es el capítulo del acuerdo referido a desarrollo sostenible, que no está sujeto a mecanismos de solución de controversias, y menciona la utilización de buenas prácticas, de aplicación voluntaria.
Así, gobiernos europeos y la propia UE temen que la expansión del mercado de productos agrícolas y carne provoque una dramática deforestación en la Amazonia a fin de aumentar la producción.
Un informe solicitado por el Gobierno francés para definir su posición afirma que el aumento en la producción de carne vacuna para atender al mercado europeo representaría un incremento de 25% anual en los niveles de deforestación en el Mercosur, afectando un área equivalente a Holanda.
Este escenario pone a las partes ante dos alternativas: reabrir las negociaciones, limitándolas a las cuestiones que impiden la ratificación, o dividir el acuerdo en dos, uno comercial y otro político.
La semana pasada, el presidente de Brasil Jair Bolsonaro acusó directamente a Francia de ser “el gran problema” para la implementación de este acuerdo.
“Francia es nuestro competidor en términos de materias primas. Nuestro gran problema para el avance del acuerdo Mercosur-UE está precisamente en Francia. Estamos haciendo todo lo posible, pero Francia, defendiendo sus intereses, nos dificulta este asunto”, dijo el mandatario brasileño.
Ayer, en el marco de la Cumbre de países del G20, Bolsonaro se comprometió a proteger tanto a la Amazonía como al Pantanal, regiones compartidas con sus vecinos Paraguay, Bolivia y otras naciones sudamericanas.
No obstante, en esa misma cita mundial, Bolsonaro dijo que las críticas al aumento de la deforestación en Brasil son “ataques injustificados” y “demagogia”
que vienen de países “menos competitivos”.
“Presento hechos, datos concretos, no frases demagógicas que degradan el debate público y dañan la causa que sus críticos dicen defender”, dijo el líder durante un discurso en la cumbre organizada por Arabia
Saudita.
Bolsonaro mencionó en particular la “revolución agrícola” que, según él, permitió a Brasil utilizar “sólo el 8% de su territorio” para cultivos y ganado, preservando la vegetación nativa en “el 60% del territorio”.