Un año electoral y de posicionamiento
Si la pandemia del covid-19 lo permite, el 2021 será un año electoral en Paraguay, con todo lo que ello implica. Las elecciones que se vienen son las de autoridades municipales, pero será sobre todo una “previa” a las elecciones generales de 2023. Para el Partido Colorado, “recuperar” intendencias claves, como Asunción, Ciudad del Este o Encarnación, ciudades en las que perdió en la elección pasada les daría un indudable impulso triunfalista. Eso es lo que motivó a Honor Colorado y Colorado Añetete, los dos movimientos que compitieron por la candidatura presidencial en 2018, a unirse para dar una imagen de bloque. En la práctica la mentada “unidad” colorada no es más que la aceptación dócil por parte del presidente Mario Abdo Benítez, supuesto “líder” de Colorado Añetete, de la hegemonía de Horacio Cartes en el Partido Colorado. Lo de “supuesto” es porque en realidad Colorado Añetete fue solamente un movimiento electoralista que unió circunstancialmente a diversos líderes y afiliados republicanos que advirtieron que con Cartes nuevamente como figura perderían las elecciones en 2018 y además implicaba someterse a su estilo de patrón en el partido. Ahora, Cartes ha tomado nuevamente las riendas en el Partido Colorado y eso significa que cabe esperar que, para 2023, el candidato que elija sea uno al estilo Santiago Peña (posiblemente sea el mismo nuevamente), con una fachada de joven, técnico, exitoso, que carecerá de toda experiencia política de liderazgo y de autonomía. Sea él u otro similar, le deberá el cargo a su mentor y deberá incorporar a su gabinete a varios del equipo cartista que ya lo acompañaron en el periodo 2013-2018. La alternativa de que el expresidente elija a uno de los políticos colorados con rodaje que están con él sería extravagante, ya que todos ellos tienen malos antecedentes y serían blanco fácil de cualquier ataque. El problema para los colorados es que, al menos por ahora, parecen no tener alternativa. Y, por el momento, no hablan de candidaturas, lo cual refuerza la impresión de que será el que elija el “Patrón” Este panorama puede dar a entender que un candidato de la oposición puede tener una muy buena oportunidad de llegar al poder, siempre que sea una figura atractiva y de consenso. Sin embargo, la oposición es una diversidad de partidos políticos, de diversa ideología y proyectos, con disputas hasta personales entre algunos de sus dirigentes. Entre ellos, hay políticos que quieren volver a intentar llegar al poder, como Efraín Alegre y otros que desean entrar en la disputa, como los senadores Víctor Ríos y Enrique Salyn Buzarquis o la senadora Esperanza Martínez. Surgen otros nombres para la “chapa”, como la diputada Kattya González o el exsenador Paraguayo Cubas, que también está detrás de una candidatura presidencial. El llanismo en el PLRA va detrás de la candidatura de un empresario: Norman Harrison. Algunos dirigentes de la oposición advierten que si van divididos, le facilitarían las cosas a cualquier candidato colorado debido al “voto duro” de sus adherentes, que les alcanzaría para ganar aunque sea por un porcentaje mínimo. Sin embargo, un candidato opositor suficientemente atractivo, aunque no sea único, igualmente podría ganar por un porcentaje mínimo. Las elecciones municipales del año próximo darán un panorama de dónde están parados los partidos y también definirá si, pensando en el 2023, entre los colorados surge una alternativa al cartismo y, del otro lado, si la oposición puede intentar una concertación o si cada uno irá por su lado.