ABC Color

Por la ayuda social, deben pagar “peaje”

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POZO HONDO, Chaco (Marvin Duerksen, correspons­al). Con las importante­s lluvias registrada­s en algunas zonas de su cuenca alta del Pilcomayo en Bolivia, en estos días nuevamente el río rebelde apareció con una segunda crecida importante, pero sin alcanzar el nivel de una alerta roja.

Las aguas del Pilcomayo en Pozo Hondo llegaron el domingo pasado a las 08:45 horas hasta un pico de 5,15 metros, sin riesgo de desbordes, para estabiliza­rse el lunes e iniciar un lento descenso.

El 28 de diciembre pasado, el río tuvo otro repunte importante, llegando inclusive un centímetro más alto, a los 5,16 metros.

Lugareños manifiesta­n que el muro de contención, reforzado el año pasado por la Comisión Nacional del Pilcomayo, aguantó muy bien todos los repuntes que se han registrado hasta la fecha.

El muro tiene en total 10 kilómetros, la parte reforzada se extiende por unos 500 metros, con una altura de 12 metros y coronamien­to de 10 metros, de acuerdo con los datos de la obra.

Además se construyer­on algunos espigones, que amortiguan el caudal del río. Estas obras lo que hacen es que el cauce tenga una gran curva antes de llegar a Pozo Hondo.

Los repuntes del Pilcomayo constituye­n un gran beneficio para pobladores y productore­s de la ribera, después de la sequía del año pasado.

El ingreso del agua a territorio nacional desde la embocadura hasta General Díaz es posible también gracias a la reapertura del Canal

Meyer.

Desde fines del año pasado, Pozo Hondo tiene acceso permanente a energía eléctrica y para este año, el Gobierno Nacional anunció que pedirá al Congreso la aprobación de un préstamo ya concedido por Fonplata de US$ 354 millones, para asfaltar la Picada 500 desde Mariscal Estigarrib­ia hasta Pozo Hondo. Este emprendimi­ento se prevé encarar como tramo 3 del Corredor Bioceánico, de unos 230 km, conectando el Chaco y el país sobre asfalto con Argentina.

ENCARNACIÓ­N (Juan Augusto Roa, de nuestra Redacción Regional). Familias pobres, que no tienen para comer, son obligadas por sus “dirigentes sociales” a pagarles un “tributo” por los beneficios que reciben del Estado, bajo amenaza de ser excluidos de las listas de beneficiar­ios. La denuncia fue dada a conocer por una pasera, Verónica Lugo, quien pidió que alguna autoridad tome cartas en el asunto.

Esto es indignante, cómo algunos avivados y sinvergüen­zas se aprovechan de la necesidad de la gente humilde, expresó Lugo, dirigente de un grupo denominado “paseras independie­ntes”, y que está en desacuerdo con ciertas prácticas que aplican algunos representa­ntes de los sectores de trabajador­es informales.

Están cobrando G. 50.000 por la entrega de kits de alimentos, y por los G. 500.000 acordados con la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), exigen pagos de entre G. 150.000 y G. 200.000. “Tenemos audios de esta gente exigiéndol­e a personas humildes y me provoca mucha indignació­n que sinvergüen­zas se estén aprovechan­do de la necesidad de la gente pobre”, sostuvo.

Cuestionó a las autoridade­s locales por permitir que esto ocurra. “Ellos (en la gobernació­n) los conocen, saben de estas prácticas, pero dejan pasar, porque son sus operadores políticos, les dan cabida y prioridad a sus listas. Este beneficio que conseguimo­s es resultado de una lucha de la gente que estuvo semanas bajo carpa, exigiendo, y vienen otros a embanderar­se de nuestro esfuerzo. Insto a los compañeros a no dejarse engañar, que no entreguen si un solo guaraní más a estos supuestos dirigentes sociales”, señaló.

Hablamos con la dirigente social, Esther Planás, quien rechazó que esté cobrando nada a sus asociados. “Yo represento al grupo de mesiteros independie­ntes, y acaso el mío es el más limpio y transparen­te de todos”, afirmó. No pudimos contactar con Inocencia Pineda, otra de las cuestionad­as por supuestame­nte pedir dinero a los beneficiar­ios de la ayuda social.

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