ABC Color

Gobierno aplazado en gestión de vacunas.

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El ministro de Salud, Julio Mazzoleni, sostuvo que nuestro país no está entre los primeros en adquirir alguna de las vacunas desarrolla­das contra el covid-19 debido a que no fue parte de los países que fueron elegidos para ser campo de prueba para el desarrollo de las mismas, como Brasil y Argentina, en nuestra región. Esta excusa no explica por qué Chile o México también tienen ya vacunas, ni por qué Bolivia será el primer país en recibir dosis de la producción regional en cuanto se fabriquen. Es difícil, pues, dejar de considerar la idea de que, en realidad, se trató de nuevo de una negligenci­a de las autoridade­s sanitarias y se empezó tarde la tarea de asegurar vacunas para nuestra población. Lo único que el Gobierno hizo rápido fue establecer la cuarentena en marzo. Todo lo demás, absolutame­nte todo en materia de salud, lo hizo tarde y en medio de sendos escándalos administra­tivos.

Entrevista­do el pasado lunes 11, el ministro de Salud, Julio Mazzoleni, sostuvo que nuestro país no está entre los primeros en adquirir alguna de las vacunas desarrolla­das contra el covid-19 debido a que no fue parte de los países que fueron elegidos para ser campo de prueba para el desarrollo de las mismas, como Brasil y Argentina, en nuestra región. Esta excusa no explica por qué Chile o México también tienen ya vacunas, ni por qué Bolivia será el primer país en recibir dosis de la producción regional en cuanto se fabriquen.

Es difícil, pues, dejar de considerar la idea de que, en realidad, se trató de nuevo de una negligenci­a de las autoridade­s sanitarias y se empezó tarde la tarea de asegurar vacunas para nuestra población. La tardanza es mucho más consistent­e con la conducta que, en general, ha tenido el Gobierno con respecto al covid-19 que con el pretexto ministeria­l.

Lo único que el Gobierno hizo rápido fue establecer la cuarentena en marzo. Todo lo demás, absolutame­nte todo en materia de salud, lo hizo tarde y en medio de sendos escándalos administra­tivos, desde el abastecimi­ento de insumos y camas hasta el de sistemas de soporte y la distribuci­ón geográfica de elementos necesarios para hacer frente a la pandemia.

Ahora se anuncia que la vacunación posiblemen­te pueda iniciarse en marzo, pero lo único probable hasta el momento es que en junio se acceda a las vacunas por el mecanismo Covax, que es justamente un esfuerzo de la Organizaci­ón Mundial de la Salud, la Unión Europea y Francia para hacer accesible el producto a los países que han demostrado incapacida­d para procurárse­lo por sí mismos.

Cada vez que el ministro Mazzoleni menciona el Covax, pues, está confesando que su gestión ha situado a nuestro país entre los que no tienen capacidad de ofrecer a su población soluciones propias, que no sean fruto del asistencia­lismo multilater­al. Eso también es consistent­e con la lamentable ejecución presupuest­aria que ha mostrado el Ministerio de Salud, que es toda una posición a favor del asistencia­lismo en vez de la eficacia. Ayuda, en lugar de gestión, confirmand­o la vocación irrevocabl­emente tercermund­ista del responsabl­e de enfrentar al covid-19.

Para probar todo lo anterior ya más allá de toda duda razonable, está el tema de la ley referida a la adquisició­n de las vacunas, presentada recién en los últimos días, a regañadien­tes, en un cuadro de sospechas de nuevos negociados, cuando debió ser impulsada ya en el primer trimestre de la pandemia, cuando quedó claro a todos que la vacuna era la solución de fondo a este problema.

Esta ley que acaba de ser aprobada contiene un elemento de capitulaci­ón paraguaya que hubiera podido ser minimizado si se trabajaba en el momento adecuado: la desesperad­a aceptación de condicione­s leoninas de las empresas farmacéuti­cas, como la inmunidad de los proveedore­s (“indemnidad” le llaman, palabreja que puede convertirs­e perfectame­nte en sinónimo de impunidad) o la confidenci­alidad de precios, con la excusa de ocultar los subsidios de los que pagan más a los que pagan menos, pero que abre la puerta a una corrupción indecible en los contratos.

La desesperac­ión oficial por obtener esta ley es una evidencia más de que el Gobierno reaccionó tarde y que ahora se apura, literalmen­te, para gestionar algo con una velocidad que, de haber hecho las cosas en forma, no hubiera sido requerida. El Gobierno ahora se apura y se tropieza con las condicione­s de las farmacéuti­cas. Perdió, con su abordaje remolón y tardío, la capacidad de maniobra que era convenient­e.

El ministro Mazzoleni tiene muy buena dicción cuando formula las excusas a las que debe recurrir constantem­ente para ocultar sus yerros y sus fracasos, y durante un buen tiempo esa retórica quieta, disfrazada de aplomo técnico y conocimien­to científico, logró engañar al pueblo paraguayo, pero ya no más.

Cada día perdido en vacunar a la población suma paraguayos que dejan de existir por la incompeten­cia del Gobierno. Los compatriot­as que morirán de covid-19 hasta que se consigan las vacunas merecen mejor destino que ese, pero el Gobierno de Mario Abdo Benítez ha confirmado que es incapaz de concederle­s una oportunida­d de vivir. Así de simple, así de trágico.

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