Marito nombra a un entreguista para defender intereses en Itaipú.
El presidente Mario Abdo Benítez realizó movidas en su Gabinete, siendo una de las más notables la designación del hoy excanciller Federico González como director general de Itaipú. ¿Por qué tanta sorpresa? Para entenderla, basta con remitirse a las palabras del Ing. Pedro Ferreira, entonces presidente de ANDE y obligado a renunciar tras sacar a luz los entreguistas términos del Acta Bilateral: “El que va a ser nuevo director de Itaipú fue quien me llevó el contrato por parte del Presidente de la República y me dijo que si no firmaba ese día debería renunciar, y entonces renuncié en el acto”. A este paso, puede temerse que nuestro país continúe cediendo ventajas al Brasil sin la contraprestación correspondiente, como ha venido ocurriendo y, sobre todo, se ciernen negros nubarrones sobre la crucial revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, prevista para el 2023.
“Paraguay tiene que ser un país serio, ya no podemos ser un país pillo, mendigo y que actúa como peajero”, dijo el presidente Mario Abdo Benítez en oportunidad de intentar defender la deplorable gestión de su Gobierno en la firma de la malhadada Acta Bilateral con Brasil, y que de nuevo iba a entregar importantes beneficios al vecino país a expensas del nuestro. Si no fuera porque el perjudicial documento haya salido a luz, la nueva entrega se hubiera concretado, pero, según el Jefe de Estado, los culpables iban a ser los paraguayos en general, tan mal calificados por él. Hoy en día ya sabemos dónde se encuentran los “pillos y peajeros”: están en su Gobierno.
La frase cobró de nuevo actualidad con motivo de los cambios en altos cargos ordenados por Marito. La ciudadanía siempre espera que tales cambios sean para mejorar la gestión institucional, mediante individuos más probos y capaces que los salientes. Pero, llamativamente, en este caso, la movida ha sido típicamente la de cambiar de un puesto a otro, para, al final, no cambiar nada, pues al rotarlos así nomás no puede esperarse que ocurra el milagro de que el cambio de collar modifique la maña al perro.
Una de las movidas más notables en el taimado juego de billar de Marito es la designación del hoy excanciller Federico González como director general de Itaipú, en reemplazo del renunciante –o renunciado– Ernst Bergen. ¿Por qué tanta sorpresa? Para entenderla, basta con remitirse a las palabras del ingeniero Pedro Ferreira, entonces presidente de ANDE y obligado a renunciar tras sacar a luz los entreguistas términos del Acta Bilateral: “El que va a ser nuevo director de Itaipú fue quien me llevó el contrato por parte del Presidente de la República y me dijo que si no firmaba ese día debería renunciar, y entonces renuncié en el acto”. Lo afirmado por el ingeniero Ferreira fue confirmado, con palabras similares, por el exgerente técnico de la ANDE ingeniero Fabián Cáceres, también denunciante del Acta Bilateral. Marito parece no darse cuenta de que está tocando ya con tanta insistencia la oreja de los paraguayos y las paraguayas, pues como bien recuerda el ingeniero Cáceres, tras dicha denuncia, le sorprendió el apoyo recibido de la ciudadanía, y agrega: “ahora están jugando nuevamente con la paciencia de la gente”.
A este paso, puede temerse que nuestro país continúe cediendo ventajas al Brasil sin la contraprestación correspondiente, como ha venido ocurriendo y, sobre todo, se ciernen negros nubarrones sobre la crucial revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, prevista para el 2023. ¿Qué esperanza y, sobre todo, garantías, se pueden tener si nuestros gobernantes y negociadores ya han tenido truculentos desempeños anteriores en la materia? Sabemos sobradamente que el Brasil ha venido violando sistemáticamente el Tratado a través de acuerdos de Gobierno a Gobierno, sin aprobación parlamentaria, con la anuencia de las autoridades paraguayas de turno. Un ejemplo se tiene con la creación de la ficticia “energía no garantizada”, que hubiera sido conveniente si no se le permitiera a Brasil quedarse con la parte del león en la repartija de esa energía barata,
que tiene una tarifa de solo US$ 5,2/MWh, en comparación de los US$ 42/MWh que cuesta la normal contratada, y cuyo 90% se lleva la contraparte brasileña.
Llamativamente, estas violaciones de los Tratados, tanto en Itaipú como en Yacyretá, mediante los acuerdos sin aprobación parlamentaria –y por lo tanto ilegales–, que devienen así en meras “resoluciones” de los consejos de Administración de las entidades binacionales, se dan siempre en beneficio de nuestros socios de la margen izquierda del Paraná, quienes de esta manera se convierten en los amos de las centrales, operándolas conforme a sus intereses; o lo que es lo mismo, en contra de los nuestros.
Pues bien, algunos ya conocidos antiguos funcionarios y negociadores en Itaipú funcionales al Brasil fueron obligadamente removidos tras el escándalo del Acta Bilateral, pero otros continúan. Mientras nuestros gobernantes de turno no se apeen de su actitud entreguista, el Paraguay seguirá siendo el mendigo sentado sobre un barril repleto de oro. Las correcciones a esta lamentable situación no vendrán de arriba. Por eso, tienen que ser los ciudadanos y ciudadanas paraguayos los que se levanten, siempre bajo los medios establecidos en la Constitución, contra la caterva de gobernantes venales y codiciosos que perpetúan el moderno infortunio geopolítico del Paraguay. Precisamente, esta es la oportunidad de despertar de ese sopor de indiferencia ciudadana hacia la falta de patriotismo de nuestros gobernantes, comenzando por el actual Presidente que, a más de enfrentar su Gobierno graves hechos de corrupción, es cobarde, porque tira la piedra y esconde la mano.