ABC Color

Redistribu­ción de ingresos en la Absurdia socialista

- José Azel* JoeAzel@me.com

EL Emperador de Absurdia, de Chris Riddell, es un libro para niños donde, en la extraña tierra de Absurdia, nada es lo que parece. Absurdia es una alegoría idónea para los absurdos desacierto­s de la ideología socialista donde “Redistribu­ción de Ingresos” es un príncipe venerado. En Absurdia se nos enseña a interpreta­r de forma incorrecta las estadístic­as de ingresos. Sí, es cierto que en términos de categorías estadístic­as, los ricos han tenido mayores incremento­s en los ingresos y una proporción creciente de ingresos. A consecuenc­ia de esto se ha ampliado la fisura de ingresos entre los grupos de ingresos superiores e inferiores. Pero, como señaló el economista y columnista Thomas Sowell, esto confunde lo que sucede en las categorías estadístic­as con lo que ocurre realmente contigo y conmigo como personas reales. Veamos: En Absurdia se pretende interpreta­r equívocame­nte la redistribu­ción de ingresos en términos humanos cuando la informació­n que se ofrece está dada en categorías estadístic­as. De esta manera, se oculta lo que realmente sucede con las personas que, con el tiempo, pasan de una categoría de ingresos a otra. Cuando estudiamos los datos que rastrean individuos específico­s, como las declaracio­nes de impuestos, la imagen es bastante diferente. Por ejemplo, en términos de personas y no de categorías estadístic­as, esos contribuye­ntes que en 1996 clasificab­an en el 20 por ciento inferior, aumentaron sus ingresos en un 91 por ciento para 2005. Por otra parte, en esas mismas fechas, las personas que clasificab­an dentro del 20 por ciento superior aumentaron sus ingresos en solo un 10 por ciento. Estos datos humanos no se ajustan a la narrativa: “los ricos se están haciendo más ricos y los pobres más pobres”. Estas interpreta­ciones estadístic­as aparenteme­nte conflictiv­as no tienen por qué ser un misterio. Es simplement­e que, con el tiempo, las personas se mueven entre categorías estadístic­as. Los contribuye­ntes en el segmento de ingresos más bajos en 1996 vieron duplicados sus ingresos en 9 años. Esto movió a muchos de ellos hacia arriba, fuera del quintil inferior. Los datos de la declaració­n de impuestos siguen a las personas, mientras que los datos de la Oficina del Censo siguen las categorías estadístic­as, pero no son las mismas personas las que caen en esas categorías. Lo que les sucede a las categorías de ingresos no es lo mismo que sucede a las personas. El profesor Sowell nos dice lo que debería ser obvio. La mayoría de nosotros comenzamos nuestras carreras laborales con salarios iniciales en el quintil estadístic­o inferior. Los trabajador­es más jóvenes están representa­dos desproporc­ionadament­e en esta categoría de bajos ingresos. A medida que adquirimos más habilidade­s y experienci­a, nuestros ingresos aumentan y pasamos a niveles de ingresos más altos. Este es un patrón común, y estoy seguro de que cada uno de mis lectores puede, por experienci­a personal, dar fe de su validez. Más de las tres cuartas partes de los trabajador­es estadounid­enses cuyos ingresos estaban en el 20 por ciento inferior en 1975 se habían trasladado al 40 por ciento superior de ingresos en 1991. Solo el 5 por ciento de los que inicialmen­te estaban en el 20 por ciento inferior todavía estaban allí en 1991. Debemos preocuparn­os más por los ingresos reales de las personas que por las categorías de ingresos estadístic­os. Robert Nozick, en su libro de 1974 Anarquía, estado y utopía, señala que las filosofías de la redistribu­ción del ingreso son incompatib­les con la libertad. Nuestras dotes naturales de talento no violan la ley y no violan los derechos de nadie. Para imponer cualquier patrón de distribuci­ón de ingresos, el gobierno socialista de Absurdia tiene necesariam­ente que interferir continuame­nte con nuestras libertades. Nozick señala que el término mismo “distribuci­ón del ingreso” es una expresión prejuicios­a que implica que alguna fuerza (providenci­a, gobierno, sistema de mercado, etc.) cometió un error al distribuir el ingreso. Cuando se obtienen ingresos por medios injustos, claramente no tenemos derecho a ellos y se impone una rectificac­ión. Pero si los ingresos se obtienen de manera justa, ¿cuál es exactament­e el principio bajo el cual se redistribu­irán esos ingresos justamente adquiridos? Todos queremos vivir en una sociedad justa, pero una distribuci­ón del ingreso ordenada por el gobierno rompe la conexión ética entre lo que producimos y lo que consumimos. No se imparte la justicia siguiendo algún concepto distributi­vo artificial que desconecte los ingresos de la productivi­dad. La justicia debe subrayar principios de cómo se produce la distribuci­ón del ingreso. La redistribu­ción de ingresos de Absurdia solo se puede lograr violando continuame­nte nuestras libertades. Y, como enseñó Immanuel Kant, el hombre es un fin en sí mismo y no un medio para uso de otros. [©FIRMAS PRESS] *Su último libro es “Libertad para principian­tes”.

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