La suegra de Simón
Mc 1,29-39
Nos cuenta el Evangelio de hoy que Jesús fue a la casa del futuro jefe de los apóstoles y “la suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron de inmediato. Él se acercó, la tomó de la mano y la hizo levantar. Entonces ella no tuvo más fiebre y se puso a servirlos”.
Es una sanación más que hace el Maestro, dejando evidente que el Reino de Dios no es solamente algo espiritual, o solamente algo para “la otra vida”, sino que nos compromete con las realidades concretas de este mundo.
Él sanó a la suegra de Pedro, y varias otras personas, sea de enfermedad física, sea de enfermedad psicoespiritual: es un gesto de amor de Dios hacia nosotros, gesto que muestra que nuestras inquietudes le interesan.
Notemos la expresión “se lo dijeron”,
para enseñar que hemos de mantener un diálogo fluido con Jesucristo, presentándole también la situación de otras personas a quienes queremos bien.
El Señor nunca se pone indiferente delante de las miserias humanas y toma la iniciativa de hacer algo para mejorar la situación. En este caso, se puso más cerca, la tomó de la mano y este contacto la hizo restablecerse.
La reacción de la suegra de Simón Pedro es ejemplar: “Se puso a servirlos”.
Está siempre latente el riesgo de uno al pedir cosas, como sanación, beneficios económicos y tranquilidad, y después de recibir muchas bendiciones de Dios se olvida de todo, se muestra ingrato y lo que es peor: vuelve a su egoísmo y frialdad de antes.
Es hermoso pedir con fe por nuestras necesidades, y las de los demás también, pero es sumamente necesario ser agradecido al Señor. Y le agradecemos cumpliendo
sus mandamientos.
Otro aspecto interesante es la persona de la “suegra”, figura, a veces, medio polémica dentro de las familias. Hay suegras que son verdaderas hadas y ejercen una benéfica influencia para la pareja, pues saben mantener conveniente distancia, son fervorosas en la oración por los otros y les agrada ser disponibles.
Infelizmente, hay también la otra cara de la moneda: suegras que se meten demasiado en la vida de la pareja, estimulan en el hijo una “eterna mamitis” y les gusta decir que todo lo que la nuera hace está mal, porque no cuida bien de la casa, no sabe cocinar, gasta mucho en la peluquería, etc.
A todos de la familia es fundamental considerar esta enseñanza: Jesús nos sana gratuitamente, por lo tanto, levantémonos y pongámonos a servicio de los demás. Paz y bien hnojoemar@gmail.com