“Teléfono cortado” pandémico
El episodio que originó que el intendente de Encarnación, Luis Yd (Alianza), emplazó a la directora de la Séptima Región Sanitaria, Dra. Romina Sanabria, a liberar el centro cívico que estaba siendo utilizado para hisopados es una prueba de la indisimulada situación de “teléfono cortado” entre ambas instituciones. Sin embargo, es apenas un hecho más en la cadena de situaciones desde que se desató la pandemia del coronavirus, y que tuvo su punto de inflexión cuando-por razones bien alejadas del genuino interés en la salud de la población-unos buitres disfrazados de políticos que revolotean la Séptima Región Sanitaria ensayaron la intentona de apropiarse del Hospital Pediátrico Municipal a cambio de que el Ministerio de Salud provea de recursos económicos que la Municipalidad reclamaba para su sostenimiento. Le siguieron otros hechos, como el ninguneo al director de salud de la Municipalidad, Dr. Víctor Cabrera, en un supuesto Comité Operativo de Emergencia creado a instancias de la Gobernación de Itapúa. Comité cuya “operatividad” es nula para resolver uno de los problemas básicos y que está llevando a la muerte a muchos enfermos de covid-19, que es la falta de medicamentos. La Comuna ofreció en reemplazo del centro cívico un sector de la réplica de la estación del ferrocarril. Lo hizo al ministro de Salud Julio Mazzoleni, y no a la directora de la VII Región, detalle que se convirtió en otro episodio en la tesitura del teléfono cortado. Tal vez para congraciarse con sus jefes partidarios, la doctora se apresuró en adelantar que ya estaban trabajando con la Gobernación en la búsqueda de un sitio alternativo. Una semana después, tal sitio no existe, salvo una propuesta del concejal municipal Andrés Morel de usar el estacionamiento del “sambódromo”. Los procedimientos volvieron al hospital regional, con hacinamiento de pacientes y sus familiares atentos para salir corriendo en busca de algún medicamento porque el hospital, aparte del esfuerzo sobrehumano de sus médicos y enfermeras, no ofrece casi nada. Los insumos y medicamentos solamente se encuentran en los mentirosos discursos de ocasión. La pandemia nos está dejando muchas lecciones que deberíamos capitalizar y ponerlas en práctica, especialmente en elecciones como las que se avecinan. Nos enseña, principalmente, que la perversidad sumada a la ambición política, no tienen límites, ni cuando está en riesgo el bienestar y la vida de los ciudadanos.