Otra oportunidad
La capital de Canindeyú es uno de los mejores para vivir, emprender y progresar. Es una ciudad fronteriza llena de oportunidades para quienes no le temen al trabajo y a los desafíos. Pero, al mismo tiempo, es cara para habitar y mucha gente que ha venido a probar suerte por estos lares, no tuvo éxito y debió regresar a sus pagos con las manos sobre la cabeza. Pero, en particular es un paraíso para los políticos, o quienes fungen de tal. La Municipalidad, la institución más apetecible, incluso más que la Gobernación, tiene una regalía o fondos asegurados de más de G. 50.000 millones al año en concepto de Resarcimiento por las Siete Caídas, royalties y Fonacide. Por tanto, el que logra engatusar al electorado tiene asegurado un carnaval de 5 años para fanfarronear con sus amigos con un fondo nada despreciable de G. 250.000 millones, cuanto menos. Tanto dinero fácil manejan que si tienen algún “problemita” con la Contraloría o con la justicia, lo “solucionan” de un zas. Y en los últimos tiempos, la ciudad tuvo la mala suerte de tener autoridades oportunistas que cayeron de paracaídas en medio de la desesperación de la gente por encontrar una buena persona por el hartazgo que provocaron los políticos tradicionales y por el deseo de que por fin se administren bien los fondos conseguidos mediante la lucha ciudadana. El tiro salió por la culata, y las opciones de cambio resultaron ser más voraces que los anteriores. Pero, por suerte cada cinco años (en este tiempo de pandemia ¡6 años!) la ciudadanía tiene de nuevo la oportunidad intentar mejor suerte. Con la mala experiencia con el intendente César Haitter se aprendió que no es fácil elegir bien, y que el mejor pintado puede resultar una gran decepción. También se aprendió que no es necesario buscar un ser extraordinario, sino una buena persona, político o no, que aparte de ser honesta tenga capacidad intelectual y política de gestionar fuentes de trabajo atrayendo inversiones y lograr los mejores resultados ante el Estado para coadyuvar en el bienestar de la gente. Que la mano de Dios nos ilumine y tengamos mejor suerte en las próximas elecciones.