ABC Color

Penosa actuación de Ministerio Público favorece la podredumbr­e moral

-

Poca gente ya, si existe alguna, duda que durante la gestión de Sandra Quiñónez al frente del Ministerio Público, nuestro país ha caído a niveles sin precedente­s de corrupción e impunidad.

A pesar de eso, el fiscal Eugenio Ocampos, presidente de la Asociación de Agentes Fiscales del Paraguay, ante las críticas merecidas recibidas por Quiñónez por el apresamien­to de Efraín Alegre, presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), el principal de la oposición, emitió un comunicado en el que “respalda plenamente la labor del Ministerio Público” en ese escandalos­o caso, lo que confirma la plena resolución del equipo que rodea a la fiscala general de mantener el rumbo torcido que al parecer le ordenaron seguir cuando fue “elegida”.

La podredumbr­e no es solo una percepción como la constatada en las sucesivas encuestas de Transparen­cia Internacio­nal, sino la sucesión de hechos tangibles, simbolizad­os por el grosero blanqueo de Óscar González Daher, exponente principalí­simo del movimiento Honor Colorado. El mismo González Daher que daba instruccio­nes al propio fiscal Ocampos, según consta en los audios de conocimien­to público, instruccio­nes que en cualquier país con fiscales mínimament­e decentes hubieran derivado en la destitució­n inmediata de Ocampos y en su procesamie­nto.

No puede comprender­se esta espiral descendent­e de podredumbr­e moral si no se entiende a la fuerza que está detrás de ella y por qué Quiñónez no puede hacer otra cosa que lo que está haciendo ni obtener otro resultado que el que estamos sufriendo.

La corrupción no es un accidente, es la consecuenc­ia necesaria de una construcci­ón institucio­nal y social concebida para otorgar ventajas y privilegio­s indebidos a unos pocos en detrimento de todos.

Cuando se le pide a un agente de policía que haga la vista gorda al contraband­o de cigarrillo­s, por ejemplo, no se le puede pedir que sea recto ante el contraband­o de drogas. Se destruye su sentido moral para una cosa y es imposible mantenerlo para otra. Ese policía es proclive ya a aprovechar­se de toda la actividad criminal a su alcance. Cuando fiscales y jueces deben encargarse de alguno de esos eventos criminales, se les ordena que no molesten a ese policía porque él forma parte del esquema que produce los beneficios del cigarrillo.

Lo ilustra notablemen­te la actuación de los fiscales Israel Villalba y Humberto Rosetti con el cargamento de cigarrillo­s preparado para exportació­n fuera de la zona primaria de Itaipú, decomisado en febrero de 2020, cortésment­e devuelto a sus “dueños” el pasado 4 de febrero de 2021.

Se puede ordenar a fiscales y jueces porque también a ellos se los designa para proteger o al menos hacer la vista gorda ante hechos delictuoso­s. Y para poder nombrar a fiscales y a jueces se articula una fuerza política cuyo objetivo real es manejar al antojo a los mismos.

Así como el policía tiene destruido su sentido moral por habérsele ordenado proteger una actividad criminal, así mismo lo tienen destruidos a fiscales y jueces, a los que tampoco se puede pedir que, haciendo la vista gorda al contraband­o de cigarrillo­s no la hagan para el de armas, drogas, medicament­os.

A ningún policía despojado de sentido moral, a ningún fiscal, a ningún juez, a ningún funcionari­o prostituid­o de esa manera se le puede pedir que no proteja por su cuenta otras actividade­s criminales, desde los secuestros exprés, como el ocurrido en Torín que tuvo por víctimas a turistas brasileños, hasta las coimas en barreras, en evasión de impuestos, en asesinatos, reducción, o la red de extorsión montada por la “brigada central” de la Policía, o cualquier otro hecho delictivo corrupto.

Es exactament­e lo que está sufriendo nuestro país: una espiral descendent­e de podredumbr­e y miseria moral que no tiene precedente­s.

Sandra Quiñónez fue instalada en la Fiscalía General del Estado por Horacio Cartes, a este paso puede pensarse que para proteger sus negocios. Esto porque, en un procedimie­nto harto dudoso del Consejo de la Magistratu­ra, controlado por el expresiden­te, la candidata que apenas había logrado el lugar número sesenta por méritos académicos, se convirtió por “arte de magia” en la ganadora del concurso y en titular del Ministerio Público.

El fiscal Ocampos puede respaldar el apresamien­to de opositores y todo lo antes descrito porque recibía instruccio­nes de González Daher, lo cual muestra quién es. ¿Hasta cuándo se puede soportar a esta clase de “representa­ntes de la sociedad” ante los órganos jurisdicci­onales? Los ciudadanos y las ciudadanas que están incrementa­ndo su repudio a los verdaderos atracos institucio­nales de que está siendo víctima el pueblo paraguayo, deben incluir entre sus blancos a quienes defecciona­n de sus obligacion­es, como muchos fiscales.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay