Subdesarrollo SostenidoJ.
El 25 de septiembre de 2015 la Asamblea General de la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible Global. Desarrollo sostenible es “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades”. El desarrollo sostenible beneficia a las personas y al planeta. Para lograrlo, los gobiernos y las sociedades tienen que “armonizar tres elementos fundamentales: crecimiento económico, inclusión social y protección ambiental”.
Este fin de la Agenda 2030 es universalmente deseado, pero a medida que se va conociendo el contenido real (no solo sus enunciados) de los 17 objetivos de la Agenda y sus 169 metas, van surgiendo críticas, preocupación y rechazo a esta Agenda 2030, que se presenta con un lenguaje persuasivo de marketing sugestivo, pero que oculta intenciones y objetivos subterráneos verdaderamente dramáticos y muchos de ellos coincidentes con sus pares del Nuevo Orden Económico Internacional que se propone imponer el G-7, el Grupo cerrado de los siete países más industrializados del mundo (Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y Canadá), quienes para su proyecto del Nuevo Orden se han abierto a otros 20 países, elegidos entre los 193 más dos Estados (Vaticano y Palestino) integrados en la ONU.
La posición de nuestro país en este movimiento internacional con respecto al desarrollo sostenible es preocupante. Estamos estancados en el subdesarrollo y caminamos aceleradamente a hundirnos más. En vez de poner en marcha los elementos necesarios para alcanzar el desarrollo sostenible, la corrupción pertinaz y creciente actúa libremente en los tres Poderes del Estado y no permite el crecimiento económico, ni la integración social ni la protección del medio ambiente; al contrario, se le roba descaradamente a la ciudadanía, crece el número de ciudadanos en estado de pobreza, se multiplican los gastos perversos y la malversación de fondos del Estado, se contaminan delictivamente el suelo, el aire y las aguas de acuíferos, lagos, arroyos y ríos, se deforestan por avaricia los bosques y hasta parques de las reservas nacionales, todo con respaldo de impunidad, comprada por los responsables de delitos.
Cada día son más poderosas las mafias políticas y las mafias del narcotráfico y sus cómplices… En este desgobierno: ¿dónde está la gestión para el desarrollo sostenible en la parte del planeta Tierra que llamamos Paraguay? ¿Qué le estamos dejando a las futuras generaciones? El egoísmo irracional y salvaje, voraz y apátrida de los corruptos está destruyendo el hábitat y traicionando a sus propios hijos y nietos.
Si no hay un cambio radical de las políticas de desarrollo humano, social, económico y moral, el presente seguirá generando dramas y el futuro, sobre todo para las nuevas generaciones, será trágico. No estoy jugando a profeta, observo y analizo lo que hacemos y el dinamismo vertiginoso de las arrolladoras vanguardias del mundo y concluyo que las consecuencias para nuestro porvenir son pavorosas. Por acción y por omisión, por corrupción y por pasividad permisiva, estamos incubando nuestro propio tsunami.
En vez de desarrollo sostenible, estamos acumulando subdesarrollo sostenido. Y el peor de todos los subdesarrollos acumulativos es el subdesarrollo humano. Nuestro sistema educativo está llegando al borde del colapso. Cada semana saltan a los medios de comunicación noticias más deprimentes. Entre otras noticias, el Servicio Nacional de Evaluación del Proceso Educativo (SNEPE) nos dijo que ningún escolar de 3º, 6º, 9º cursos y 3º de bachillerato llega al mínimo necesario correspondiente en conocimientos y competencias del castellano, guaraní y matemáticas; el gremio de directores (SINADI) dice que las escuelas y colegios públicos están deteriorados, sucios y sin elementos para prevenir el covid y así no se pueden dar clases presenciales; y, lo nunca visto, el ministro de Educación ha decidido dictatorialmente que los padres se hagan cargo de la limpieza de las escuelas y colegios de sus hijos, con lo cual se va al basurero el mandato de la Constitución Nacional (76) que garantiza la educación gratuita hasta final de Educación Escolar Básica; en el cuarto año de gobierno, el ministro Petta no ha tenido tiempo para elaborar el diseño para iniciar la Transformación de la Educación.
El fracaso de la educación es la consolidación definitiva del subdesarrollo humano y derivadamente del subdesarrollo total.