Poti's se llenó de aguas negras
La cuenca baja del arroyo Potî’y está convertida en un sumidero cloacal cubierto de algas, camalotes y basura. El recurso hídrico rodea el casco urbano de Encarnación y conforma un subembalse de la presa de Yacyretá.
El arroyo Potî’y de Encarnación para nada hace gala de su nombre que significa aguas limpias. Por el contrario, está convertido en una cloaca (aunque, según algunos documentos y versiones, el nombre es Poti’y, aludiendo a aguas sucias). El recurso hídrico es vital para la capital de Itapúa, pues rodea el casco urbano y se trata nada menos que de un subembalse de la represa de Yacyretá y podría poner en peligro las turbinas. Desde el año pasado no se monitorean las aguas pese a los fondos que se destinan a tal menester.
ENCARNACIÓN (Juan Augusto Roa, de nuestra redacción regional). El arroyo Potî’y tiene poco escurrimiento y su escasa profundidad favorece la proliferación de plantas acuáticas. A esto se suma que en algunos puntos del curso de agua se producen descargas de aguas servidas o cloacales, lo que genera un caldo de cultivo ideal para la contaminación de las aguas semiquietas.
Un lugareño mencionó que regularmente en grupos concurren a un club de remo (Club Pacú Cua) que está ubicado en la cercanía del puente Kurupayty y notaron el estado lamentable en que se encuentra el arroyo. Aguas turbias, algas que proliferan en todo su curso y realmente da miedo meterse al agua hasta con los botes, según señaló.
La Entidad Binacional Yacyretá (EBY) tiene un programa de mantenimiento de la calidad del agua, dependiente del área de Medio Ambiente y bajo la dirección de Alfonzo Romero. Entre las tareas que cumple comprende el monitoreo de la calidad del agua y la limpieza de masa verde del cuerpo de agua y los bordes de arroyos. Estas tareas, sin embargo, no se ejecutan desde noviembre del 2020, en parte debido a las lluvias que se registraron y porque en noviembre fenecieron los contratos para limpieza que tiene la entidad con las organizaciones sociales a las que se asigna estas tareas a través de las llamadas órdenes de compra (OC), según explicó Romero.
Para la EBY es fundamental mantener la calidad del agua por una cuestión de eficiencia y de mantenimiento de las turbinas de la presa, por lo que mantener libre los cursos de agua es asegurar un mejor desempeño de la usina generadora, afirmó el funcionario.
Recientemente fue aprobado por el Consejo de Administración de la EBY un paquete de G. 2.600 millones a ser destinados a tareas de limpieza y preservación de los cursos hídricos en todos los subembalses de la presa, desde el distrito de San Cosme y Damián hasta Encarnación, indicó Romero.
Atendiendo la impronta que rige, el manejo administrativo del ente y periodo electoral en que se definen candidaturas para las intendencias y concejalías, se teme que el grueso de ese dinero termine en manos de operadores políticos oficialistas y una parte ínfima sea destinada a los fines para los que fueron asignados.
Al respecto, Romero indicó que los contratos para estas tareas son realizados con organizaciones sociales, como las asociaciones de pescadores, que se encargan de realizar la limpieza de los cursos hídricos, bajo fiscalización de funcionarios de la EBY.