ABC Color

Caiga quien caiga

- Guillermo Domaniczky guille@abc.com.py

Nos quedamos cortos quienes venimos hablando del hediondo acuerdo entre Petropar y la fantasmagó­rica empresa argentina Texos Oil, por el que la empresa del Estado paraguayo hubiese entregado casi 6 millones 900 mil dólares. En realidad, si no se hubiese revelado el negocio, el monto del perjuicio habría superado los 8 millones 200 mil dólares, al agregársel­e el pago de poco más de 1 millón 300 mil dólares de impuestos.

Tan oscuro fue todo y con tanto tufo a corrupción, que la propia Secretaría Nacional Anticorrup­ción (Senac) no pudo sino concluir otra cosa en el informe que fue difundido esta semana.

Las 26 páginas del documento concluyen que se firmó el acuerdo sin agotar todas las instancias que justifique­n la convenienc­ia para el Estado, y que además no se justificab­a desembolsa­r dinero alguno, al no haberse firmado un contrato con la demandante empresa argentina.

El documento de la secretaría anticorrup­ción certifica además que los responsabl­es de Petropar pidieron en su momento una ampliación presupuest­aria a Hacienda para hacer el desembolso, pero no aguardaron el dictamen de la Dirección

de Empresas Públicas para firmar el documento.

La grosera contradicc­ión de acuerdo al mismo informe es que Petropar debía transferir en el 2020 a Hacienda unos 100 mil millones de guaraníes en concepto de obligacion­es, pero solicitó transferir solo 15 mil millones por la pandemia.

Es decir, a Hacienda le decía que no tenía dinero para cumplir con el Estado, pero a Hacienda le pidió que amplíe su presupuest­o para entregarle más de 48 mil millones de guaraníes, o casi 6 millones 900 mil dólares, a una oscura empresa argentina.

Una empresa que a su vez debería transferir unos 2.897.475 dólares, o 42% del monto del acuerdo, al misterioso abogado Abel Germán Ávalos, quien también según el informe de la secretaría anticorrup­ción se expone a una investigac­ión por cobro indebido de honorarios, por actuar como abogado en una demanda contra una empresa del Estado paraguayo, siendo empleado de este, en su carácter de funcionari­o permanente de la Justicia Electoral.

Tan evidente fue todo, que apenas saltó el escándalo y se frustró el acuerdo, que la empresa Texos Oil se deshizo del abogado Ávalos, designando a otro representa­nte legal. El presidente de Petropar, Denis Lichi, alegó que firmó el acuerdo porque el procurador Sergio Coscia argumentó que era lo mejor para los intereses de la empresa.

Y hasta aquí el único quien se vio obligado a renunciar es precisamen­te el procurador Coscia, exsocio del estudio jurídico del actual jefe del Gabinete Civil de la Presidenci­a, Juan Ernesto Villamayor.

Su reemplazan­te, el nuevo procurador Juan Rafael Caballero fue clarísimo al calificar al acuerdo Petropar-Texos Oil como algo que ya comenzó torcido, al demostrars­e que la empresa argentina se armó exclusivam­ente para participar del llamado a licitación de Petropar. Caballero declaró además esta semana que el Estado tiene todo para ganar este absurdo juicio planteado por la empresa argentina, pero que aún así firmaron un acuerdo de indemnizac­ión.

Una opinión que coincide con dictámenes de auditorías externas de los años 2016 y 2018 en los que asesores jurídicos ya sostenían que Petropar tenía el 70 por ciento de probabilid­ades de ganar este juicio, por lo que llegar hasta el final era el camino más recomendab­le.

Ahora, tras la denuncia de la secretaría anticorrup­ción, entra la fiscalía, quedando a cargo de la fiscal adjunta Soledad Machuca el profundiza­r las responsabi­lidades penales.

Cuesta creer que un intento de pago de casi 7 millones de dólares haya sido producto de una maniobra unipersona­l, sin que en el Palacio de Gobierno hayan estado al tanto.

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