Las “flores” que se tiraron
Una elección atípica para presidente de la Corte Suprema de Justicia es la que se vivió en la máxima instancia y que llevó a la presidencia a César Diesel Junghanns. De por si la elección fue apretada pues el flamante presidente, aunque no tuvo oposición, solo logró una cantidad ajustada de votos que incluyó además del suyo, el de Antonio Fretes y Luis Benítez Riera (de la vieja guardia), Alberto Martínez Simón y Carolina Llanes (nueva camada. Votaron en blanco Eugenio Jiménez Rolón y César Garay Zuccolillo. No se presentaron Gladys Bareiro de Módica ni Manuel Ramírez Candia. Lo llamativo fue la cantidad de mensajes que se tiraron los ministros durante la sesión. Ramírez Candia, a través de una nota presentada a Alberto Martínez Simón, en ese momento aún presidente de la Corte, dejó constancia de que no participaría en protesta por “el criterio de selectividad político partidaria que impone la mayoría”. Es decir encendió el fuego al afirmar por escrito que la partidización es una realidad en el alto tribunal. Garay Zuccolillo puso en duda la legalidad de las elecciones sin la presencia de todos los miembros. “La ley es imperativa al establecer que es la sesión del pleno, y acá faltan alguna y algún ministro, entonces, hay que considerar esa situación también”, dijo. Martínez Simón se escudó en una acordada para indicar que con seis de los nueve miembros presente ya se hacía quorum. Garay se ratificó en sus dudas y Fretes le salió al paso para señalar que es una discusión reiterada de cada año. En medio, Benítez Riera y Carolina Llanes optaron por lo de “en boca cerrada no entran moscas”. Pero tampoco pasaba inadvertida la ausencia de Gladys Bareiro, ya que a esas horas los miembros conocían que ella estaba en su despacho y sin embargo, no dio explicación alguna de su ausencia. Todo esto no pasó inadvertido a Diesel que, que al tiempo de agradecer arremetió contra sus críticos. “Quiero agradecer inicialmente a la ministra y a los ministros presentes, que supone una muestra de sensatez, tolerancia, equilibrio y vocación democrática. Quiero agradecerles especialmente por eso, por su presencia, esta designación de presidente, que es un altísimo honor (...)”, expresó. De lo señalado se entiende que los ausentes son insensatos, intolerantes y no tienen vocación democrática. Jiménez Rolón entonces tomó las voces de los ausentes, sobre todo de su amigo Ramírez Candia para lanzar un sutil mensaje de que la Corte no retorne a la sumisión política. “Quiero desearle éxitos y pidiendo que tenga como único norte el fortalecimiento de la autonomía del Poder Judicial que es fundamental para el desarrollo económico y social de nuestro querido Paraguay y siendo así, puede contar con nuestro apoyo”, sentenció. En realidad depende de los ministros. Si van a seguir pagando factura por la forma en que llegaron al máximo tribunal esto seguirá empeorando. Si se ponen los pantalones largos como en cualquier otro país democrático que, una vez electo el miembro de la Corte se desprende del cordón umbilical del sistema político que lo llevó a ese cargo, pues otra será la historia. La Corte repite cada año el mismo error: el de priorizar los colores y el amiguismo. En un Estado serio el origen político queda en un segundo plano en el Poder Judicial. Ridículo es hablar de qué partido es el nuevo presidente. Pero como no somos serios, tenemos ministros que se tiran mensajes, que no se preocupan en absoluto de la imagen que proyectan ante la sociedad y sobre todo a los magistrados inferiores y... eso si es perjudicial.