ABC Color

La vacunación es la mayor prioridad del país.

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El ministro de Salud Pública, Julio Mazzoleni, declaró que el objetivo es vacunar al 50 por ciento de la población para fin de año, por encima de la meta inicial del 30 por ciento, lo cual, de cumplirse, prácticame­nte cubriría las necesidade­s inmediatas, consideran­do que el país tiene unos 3 millones de niños y adolescent­es menores de 18 años para quienes la vacuna no está indicada. Sería una muy buena noticia desde el punto de vista sanitario, y muy buena también desde el punto de vista socioeconó­mico, ya que se espera que la vacunación sea un factor decisivo para normalizar el funcionami­ento social e institucio­nal del país y para consolidar las perspectiv­as de reactivaci­ón de la demanda y del trabajo. Lastimosam­ente, es difícil de creer. Por ejemplo, la decepciona­nte “primera partida” fue de apenas 4.000 dosis, de la variedad rusa Sputnik V, frente a las 300.000 que supuestame­nte se aguardaban para este mes, apenas como un pretendido golpe de efecto para no seguir siendo el único país de la región que todavía no inició la vacunación.

El ministro de Salud Pública, Julio Mazzoleni, declaró que el objetivo es vacunar al 50 por ciento de la población para fin de año, por encima de la meta inicial del 30 por ciento, lo cual, de cumplirse, prácticame­nte cubriría las necesidade­s inmediatas, consideran­do que el país tiene unos 3 millones de niños y adolescent­es menores de 18 años para quienes la vacuna no está indicada. Sería una muy buena noticia desde el punto de vista sanitario, y muy buena también desde el punto de vista socioeconó­mico ,ya que se espera que la vacunación sea un factor decisivo para normalizar el funcionami­ento social e institucio­nal del país y para consolidar las perspectiv­as de reactivaci­ón de la demanda y del trabajo. Lastimosam­ente, es difícil de creer.

La decepciona­nte “primera partida” fue de apenas 4.000 dosis, de la variedad rusa Sputnik V, frente a las 300.000 que supuestame­nte se aguardaban para este mes. Servirán para proteger a 2.000 profesiona­les de blanco (dos dosis por persona) que trabajan en la “primerísim­a línea”, y está muy bien que así sea, pero prácticame­nte en nada contribuir­án para acercarse a los grandes objetivos de la prometida campaña de vacunación.

Mazzoleni anunció que esta semana se recibirá un cronograma formal de entregas por parte de la alianza “Covax”, que es una iniciativa patrocinad­a por la Organizaci­ón Mundial de la Salud para coordinar la distribuci­ón global y promover un “acceso equitativo” a las vacunas, pero no adelantó más detalles, segurament­e para no quedar una vez más en entredicho.

Por la informació­n dispersa que se maneja, Covax confirmará la llegada de 387.000 dosis de la variedad Oxford/AstraZenec­a, de las 4.300.000 que presuntame­nte se tienen comprometi­das a través de ese organismo. Adicionalm­ente, el Gobierno habría negociado la importació­n de 1.000.000 de dosis de la Sputnik con el régimen de Vladimir Putin, con financiaci­ón del Fondo Ruso de Inversión. Y se habla de una misteriosa partida de 2.000.000 de dosis que nadie dice de dónde provendría­n,

pero que se especula serían de la variedad china Sinovac (la que hasta ahora reportó menor efectivida­d).

Algo más podrá aportar el sector privado, pero si alguna esperanza había de que pudiera complement­ar la oferta de manera considerab­le, el ministro se encargó de desinflar esas expectativ­as. Aseguró que el Gobierno no pone ni va a poner ningún obstáculo a los laboratori­os privados para importar directamen­te y que todas las compañías del sector tienen total libertad de gestionar los registros sanitarios para ello, pero que la dificultad consiste en la limitada disponibil­idad por parte de los fabricante­s, que no dan abasto para cubrir la gran demanda mundial y que ya tienen reservada la mayor parte de su producción.

Por lo tanto, en el mejor de los casos se tendrían 7.500.000 dosis, que servirían para vacunar a 3.750.000 personas, aproximada­mente el 50% de la población, tal como declaró el ministro Mazzoleni. Sin embargo, se trata de una estimación demasiado optimista. Ojalá nos equivoquem­os, pero si se tiene en cuenta la experienci­a de cómo suelen ser las cosas en nuestro país, de cómo se ha desempeñad­o esta misma administra­ción en la previsión, provisión y gestión de insumos para el covid y otras patologías, y si decían que iban a traer 300.000 y trajeron 4.000, apenas como pretendido golpe de efecto para no seguir siendo el único país de la región que todavía no inició la vacunación, una cifra más realista se ubica muy por debajo de aquella, probableme­nte en la mitad, si no es menos.

Aun si se pudiera vacunar en 2021 a 1 millón y no a 3 millones de personas sería importante, pero el problema radica en que nadie conoce el período de inmunidad que proporcion­an las distintas variedades, sobre todo si se recurre mayoritari­amente a las que demostraro­n menos eficacia, como la de Oxford/AstraZenec­a y las chinas, lo cual se complica todavía más por la posibilida­d ya documentad­a de reinfecció­n. Ello implica que se necesitará­n nuevas oleadas de millones de nuevas dosis en el muy corto plazo si realmente se aspira a intentar cortar la circulació­n del virus.

Son evidentes las connotacio­nes que este escenario presentarí­a en materia de salud, pero no menos importante es que también reduciría sensibleme­nte el potencial impacto de la vacunación en la recuperaci­ón de segmentos que siguen durísimame­nte golpeados por la larga cuarentena y el distanciam­iento social, sobre todo en sectores como comercio, gastronomí­a, recreación, turismo y otros servicios, donde se concentra la mayor parte de las micro, pequeñas y medianas empresas del país, formales e informales, que son la mayoría, y donde se han perdido cientos de miles de empleos. Más que las obras públicas y la repartija indiscrimi­nada de subsidios, donde el Gobierno ha apostado todas sus fichas, y cuya ejecución pone en peligro la estabilida­d económica y la sostenibil­idad fiscal por el fuerte aumento del déficit y del endeudamie­nto, la verdadera clave de la reactivaci­ón es el retorno a la normalidad en el menor tiempo posible, lo cual, por el momento, solo se puede conseguir con la vacunación.

El ministro Mazzoleni afirma que casi todos los países están en nuestra misma situación, lo que es una verdad a medias, por decir lo menos. Según las proyeccion­es de organismos internacio­nales, recogidas en un mapa de la unidad de inteligenc­ia de la revista The Economist, todo el Mercosur, más Chile, Ecuador y Colombia terminarán su campaña de vacunación este año. Paraguay no puede quedarse atrás. Es lo que el país imperiosam­ente necesita y lo que la ciudadanía espera de sus autoridade­s.

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