Milheto, cobertura y nutrición
El Milheto, cuyo nombre científico es Pennisetum glaucum, es una gramínea originaria del Desierto del Sahara en África Occidental. En nuestro país existen experiencias de su uso como abono verde en cultivos extensivos.
El Ing. Agr. Msc. José Alfredo Salinas Daiub, nos cuenta sobre su trabajo al respecto: “Implementamos una experiencia a partir de un trabajo realizado en la zona del Alto Paraná, utilizando el Milheto como forraje animal y el pastoreo con ovejas, a 30 días de la siembra, la especie vegetal ya poseía 50 centímetros de altura con una masa vegetal que como oferta forrajera en cantidad y calidad era muy buena”.
Agregó que “la época de siembra varía de acuerdo a la finalidad del proyecto, en nuestro caso, que perseguimos su utilización como especie forrajera dentro del gran espectro de especies disponibles, especialmente en la época de verano, se puede empezar a sembrar a partir de setiembre hasta noviembre”. “Como veníamos arrastrando toda la problemática de la pandemia, hemos sembrado tardíamente, ya en el mes de enero 2021, aun así con 26 días después de la siembra obtuvimos resultados sumamente alentadores, por ejemplo: En Ñeembucú (con 26 días); en otras regiones (con 50 días) Rendimiento x ha. de masa verde: 30.000 kg. a 50.000 Kg. Rendimiento x ha. de MS: 6.000 Kg. a 8.680 Kg.”, finalizó Salinas. percibimos que hay menor incidencia de enfermedades en los animales, a diferencia de las que se presentaban cuando estaban encerrados; no se estresan y consecuentemente han aumentado la tasa de preñez y la aparición de gestaciones múltiples (melliceras). A pesar de que el año pasado fue uno de los más secos, este nuevo sistema funcionó, observamos incluso un mayor desarrollo de los animales”, expresó en cuanto a las ventajas del sistema tradicional.
A la consulta de cuál fue el motivo que lo impulsó a cambiar de sistema, Goosen comentó: “Históricamente, los cuidadores de animales los dejaban en libertad, también en Alemania y en varios países, este sistema es muy común, fue así que me plantee la pregunta del porqué. Hace dos años inicié con este nuevo método, de evitar el confinamiento, y francamente, desde el primer invierno me di cuenta que las majadas no bajaron de peso, hubo un aumento de preñez y de melliceras. Hoy el promedio de melliceras que manejamos es de 25% a 30%, en comparación a años pasados que eran de 10% a 12%. Además, reduce la mano de obra bajando así los costos de producción”.
“Anteriormente, necesitábamos 1 kg a 1,5 kg por día de alimento, y el gasto era elevado, (unos G. 80 millones solo en ensilado al año). Ahora, estos gastos se redujeron prácticamente a cero. Lo que hicimos al iniciar la liberación, fue colocar comederos portátiles que contenían el silo que había sobrado del año anterior, en medio de las pasturas, y a las madres con cría le ofrecíamos suplementaciones, el último mes y medio antes de la lluvia, esto hizo que la madre mantenga la leche y que el cordero pueda desarrollarse en el vientre”, explicó.
El productor explicó además que “hoy tenemos alrededor de 1.000 cabezas, que se encuentran sobre una superficie de 200 hectáreas aproximadamente. Los potreros son de 5 hectáreas, y en cada parcela se hallan entre 200 a 350, y la rotación de las majadas se realiza una vez a la semana. Los animales vuelven prácticamente cada dos meses a sus potreros. Los personales recorren de lunes a sábado toda la zona para hacer una inspección general del estado de la majada, lo que es de gran importancia”, finalizó.