Abdo-carto-llanismo acapara en Diputados
Con la reelección del diputado Pedro Alliana, el cartismo se asegura prematuramente el control de la Cámara de Diputados del próximo periodo por ser la llave para el juicio político y para seguir teniendo de las riendas a Mario Abdo Benítez.
Después del 15 de agosto, cuando se cumplan tres años de mandato de este “gobierno”, el equipo del expresidente Cartes decidirá si echa a correr inmediatamente el procedimiento de destitución del mandatario o si aguardan las elecciones municipales de noviembre, cuando una eventual debacle en ciudades claves, puede ser la excusa perfecta para echarlo.
No obstante, referentes partidarios consideran que la salida de Abdo Benítez debe darse más pronto que tarde, ya que su irresolución y fracaso, afectan demasiado a la imagen del Partido Colorado.
Algunos dirigentes seguramente ven lo que ocurre ahora en Colombia como una advertencia de lo que puede pasar en Paraguay. La incapacidad del equipo presidencial de tomar medidas drásticas puede leerse como un temor a la reacción ciudadana, que difícilmente esté dispuesta a asumir más sacrificios que intente imponerle este gobierno.
La atención de los próximos días se dirige ahora a lo que sucederá en el Senado, donde la elección del próximo presidente para el periodo que va del 1 de julio de 2021 al 30 de junio de 2022, es clave para otras definiciones políticas.
El cartismo busca también poner un pie en esta cámara, algo que le fue esquivo hasta ahora por no contar con los votos necesarios. Se habla en los corrillos políticos de la candidatura de Calé Galaverna, con el respaldo abdo-cartista. Sin embargo, la posibilidad parece muy remota.
La alternativa de Cartes es una alianza con el llanismo y apoyar, en última instancia, a un liberal (sería el mismo Blas Llano) para que asuma la presidencia y tener así un interlocutor conocido en ese poder.
Sin embargo, al llanismo le puede resultar costoso, en términos políticos, una alianza de este tipo, a esta altura de los acontecimientos.
Si finalmente se impone otro candidato opositor, como Víctor Ríos o Fernando Lugo, que quedará en la tercera línea de sucesión de la presidencia, eso obligará al vicepresidente Hugo Velázquez a asumir la presidencia, cuando saquen a Abdo Benítez.
Pase lo que pase próximamente, el cartismo ocupará abiertamente el poder real en algunos meses más y precisará cambiar de rostro partidario con vistas a las elecciones generales de 2023.
Hasta ahora, su candidato seguiría siendo el inefable Santi Peña, idea que se consolidaría si Hugo Velázquez no puede postularse por razones constitucionales.
Lo que pueda resultar a futuro de la hegemonía total del cartismo para el Partido Colorado es algo que sus dirigentes y afiliados deben estar considerando, suponemos.
Hasta ahora, no parece haber opciones en el centenario partido de Bernardino Caballero. Ni mejores ni peores de la que existe. Un tal Mauricio Espínola, quien funge de secretario privado de Abdo Benítez, aludió ayer al stronismo en tono festivo, mostrando la hilacha de su jefe, que le habrá festejado el exabrupto.
Y por si alguien quisiera saber como entiende el cartismo la administración del poder no tiene más que fijarse en como viene manejando la Cámara de Diputados: modificación del reglamento interno para asegurar el poder, designación de personas ineptas y descalificadas para un cargo, como la del diputado Hernán Rivas en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y hasta simulacro de democracia y apertura a la participación de opositores, con la colocación de algunos títeres en las vicepresidencias de la cámara y en otros cargos no fundamentales.
Inclusive, se podría ir más atrás y ver como se manejó el cartismo durante su gestión presidencial. Por poner un par de ejemplos: el sistemático vaciamiento de contenido a las instituciones y la utilización como garrote de la Fiscalía General y la Policía Nacional. Cualquier parecido con el stronismo no es casualidad.
La ANR pasaría de un liderazgo autoritario en potencia, pero sin poder efectivo, a un autoritarismo real, disfrazado de alternativa. Que con eso engañen a alguien, es poco probable.