Sin especulación
Ingüeroviable decíamos el viernes pasado al confirmar la cruel paradoja que fotografía a nuestro sistema político. Luego de un silencio inicial de varios días, siete miembros paraguayos del Parlamento del Mercosur (Parlasur) decidieron exigirle la renuncia a su colega Celso Troche Álvarez por haber recibido de forma irregular la vacuna contra la covid-19.
En la nota, sus colegas le advierten que en caso de que no renuncie de forma indeclinable, pedirán al pleno que aplique el artículo del reglamento interno que establece que por mayoría especial el plenario podrá excluir de su seno a uno de sus miembros por falta de decoro en el ejercicio de sus funciones.
La nota está firmada por los colorados Nelson Argaña y Edith Benítez, los liberales Blanca Lila Mignarro, Neri Olmedo, Manuel Morínigo y Juan Félix Bogado Tatter, y Ricardo Canese del Frente Guasu.
El irregularmente vacunado hasta ahora no habló. Así como tampoco hablaron los otros diez miembros paraguayos del Parlasur: los colorados Tomás Bittar, Jorge Baruja, Juan Bautista Bogado, María Eugenia Crichigno, Atilio Penayo, Jorge Torales Vera y José Manuel Torres; y los liberales Enzo Cardozo, Pedro Milciades Duré y Luis Carlos Neuman.
Celso Troche Álvarez, un exdiputado y exgobernador del departamento de Caazapá, llegó al Parlasur luego de que Arnoldo Wiens presentara su renuncia como candidato electo, para asumir el cargo de Ministro de Obras Públicas.
Y no se conocen mayores aportes suyos dentro de esa entelequia llamada Parlamento del Mercosur.
De hecho, por ser tan irrelevante el organismo que sin embargo nos cuesta unos buenos millones de dólares al año, las críticas se dirigieron inicialmente al caso de la senadora Mirta Gusinky, mientras los parlasurianos miraban a otro lado y evitaban hablar del caso de su colega, hasta que se consumó la renuncia de la senadora.
Celso Troche Álvarez tiene 67 años, y recibió la vacuna mediante sus influencias el día en el que el Ministerio de Salud recién estaba vacunando a las personas de 85 años.
El registro consigna que se vacunó ya el martes 13 de abril, un día después de haber abierto el registro, en la Unidad de Salud Familiar de Moisés Bertoni, en el departamento en el que ejerce todo su poder político.
Un claro ejemplo de falta de decoro en el ejercicio de sus funciones como parlamentario, conforme lo establece como causal para la expulsión, el artículo 30 del Reglamento Interno del Parlasur.
Pero la cruel paradoja de la que hablamos al inicio vino luego.
Al chequear la lista de suplentes del Parlasur y encontrar que quien debe reemplazar a Troche en caso de renuncia o destitución por su vacunación indebida, es nada más y nada menos que el doctor Robert Nelson Núñez Núñez, el director de la XVIII Región Sanitaria quien fue destituido por la vacunación indebida de la senadora Mirta Gusinky.
Claramente es un episodio para Kafka, García Márquez o Netflix, dependiendo de la época, pero también la fotografía de cómo funciona nuestro sistema político.
¿Esta sucesión debería impedir que Troche deje el cargo? Claramente no. Al igual que Núñez tampoco debería asumir esa banca.
Más allá de que nuestro sistema se asemeje a la mítica Hidra de Lerna, a la que por cada cabeza amputada le surgían dos, no se puede dejar de combatir la corrupción por un cálculo o especulación política.
Para emitir el mensaje de que al menos de tanto en tanto la impunidad no gana la partida.