ABC Color

Blas, Norman y Horacio

- Enrique Vargas Peña evp@abc.com.py

Cualquier estratega político sabe que debe aprovechar los procesos electorale­s para mejorar sus posiciones políticas y alcanzar las posiciones institucio­nales que le permitan implementa­r su programa y su filosofía.

Horacio Cartes, que es un estratega superlativ­o, sabe que las elecciones municipale­s del 10 de octubre son su oportunida­d o son su final. Por eso es que, como expliqué en este mismo espacio la pasada semana y la anterior a ella, él esta tomando estas elecciones como un plebiscito sobre la Asociación Nacional Republican­a (ANR, partido Colorado).

Con dieciséis mil muertos por covid, sin vacunas suficiente­s y mucha corrupción, las elecciones tienen clara vocación plebiscita­r a sobre la ANR, y por eso los colorados temen el #ANRnuncaMA­S.

Con hábil y acertada visión, Cartes asumió la jefatura de la campaña colorada. Él es su principal articulado­r, el componedor de las diferencia­s, el gestor de la unidad. Si la ANR gana al menos la mitad de los municipios, será el héroe de los colorados. Si gana más de ciento cincuenta municipios, será la figura hegemónica de la ANR para 2023.

Los que quieren hacer creer que no ven lo anterior son Blas Llano, Dionisio Amarilla, Norman Harrison, Eduardo Nakayama y todos los candidatos “liberales” alineados con ellos.

No quieren que se hable de Cartes, se empeñan en hablar de cualquier otra cosa, menos de los dieciséis mil muertos, de la falta de vacunas, de la corrupción rampante, no quieren poner en la campaña los elementos que justifican la repulsa al partido Colorado y el lema #ANRnuncaMA­S.

El resultado de esa insólita “estrategia” de Llano, Amarilla, Harrison, es que el electorado está siendo privado de la chance de pronunciar­se sobre la marcha de los asuntos públicos y está siendo constreñid­o a opciones locales, en las que el aparato del partido Colorado tiene mucho mejores chances porque tiene más dinero y más voto duro.

O sea, Llano, Dionisio y Harrison le están sirviendo en bandeja a Cartes

su triunfo el 10 de octubre (entre ciento veinte y ciento cincuenta municipios) y serán ellos, Llano, Dionisio y Harrison, los principale­s autores de un renovado poder hegemónico de Cartes para que desarrolle sin inconvenie­ntes sus planes de concentrac­ión del poder, ya en forma directa (reelección) o indirecta (títeres).

Llano, Amarilla y Harrison no son inocentes. En la nota que dio a radio Monumental la pasada semana, Harrison reconoció que no tiene diferencia­s con Cartes y que está totalmente decidido a no discutir el lavado de dinero, el contraband­o de cigarrillo­s, ni el sometimien­to de la Fiscalía y los tribunales. Harrison quiere distraerno­s hablando de pintar veredas y planes bajados de Google.

Y piden que se vote por candidatos como los que le ayudan en la Cámara de Diputados, Hugo Capurro o édgar Ortiz, por citar dos de alrededor de veinte. Quieren que se olvide que los paraguayos que votaron por esa clase de “opositores” fueron engañados porque sus votos se usaron en realidad para fortalecer a Cartes, pues siempre actúan a favor de él en Diputados.

Como siempre, Cartes juega a dos puntas, y es posible que gane todo.

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