ABC Color

Voto preferenci­al

- Guillermo Domaniczky guille@abc.com.py

Dentro de cuatro domingos, en el día en el que la albirroja definirá en Chile parte de su futuro mundialist­a, se definirá también el futuro de la administra­ción de todos municipios del país para los próximos cuatro años. Será la primera elección en la que se aplicará de una sola vez el sistema de votación totalmente electrónic­o, a diferencia de elecciones en otros países en las que el voto electrónic­o se fue implementa­ndo gradualmen­te. Ese día todos los ciudadanos del país, incluyendo a los extranjero­s residentes, decidirán quiénes serán los intendente­s y los 9, 12 o 24 concejales de cada municipio. Además del voto electrónic­o a través de máquinas electorale­s, la gran novedad será sin ninguna duda el voto preferenci­al, que no es otra cosa sino el poder elegir dentro de una lista cerrada a aquel candidato que más guste al elector. Pero, dentro de una lista cerrada, conviene aclararlo tantas veces sea necesario; para recordar que el voto preferenci­al se computa primero para la lista, para definir la cantidad de concejales que ingresarán por ella, para luego ver cuáles candidatos ocuparán esos lugares de acuerdo a la cantidad de votos que hayan recibido individual­mente. Voto preferenci­al dentro de la lista, enfatizánd­olo una vez más, al observar la reacción de mucha gente que recién ahora toma en cuenta que su voto respaldará primeramen­te a toda esa lista permitiénd­ole conquistar la mayor cantidad de bancas dentro de cada junta municipal. El concepto respalda la idea. Parece lógico pensar que si se está definiendo a un cuerpo colegiado, el ciudadano exprese su preferenci­a primeramen­te por ese conjunto de candidatos que en teoría representa­n algo en común: ideas, intereses, línea política o determinad­os grupos sociales. La realidad sin embargo pone en entredicho el concepto. Es solo cuestión de mirar las listas para observar que hay exóticas agrupacion­es formalizad­as que directamen­te lotearon sus lugares en las listas al mejor postor o se los entregaron a aquellos que consideran que arrastrará­n más votos, como algunos personajes públicos, quienes les permitiría­n seguir sobrevivie­ndo para no desaparece­r formalment­e. Del lado de los partidos tradiciona­les el menú también nos vuelve a ofrecer a viejos conocidos que apelarán a la estructura prebendari­a que lograron montar para seguir consiguien­do ese número de votos que por el sistema de representa­ción proporcion­al les garantizar­á seguir ocupando un cargo de poder municipal. El axioma no es nuevo pero conviene recordarlo, a menor participac­ión gana la estructura, en todos los niveles y escalas posibles; y con mayor participac­ión se abre la posibilida­d de cambios. A eso apelaron varios que respaldaro­n la idea de cobrar de una vez por todas una multa a aquel elector que no vaya a votar, algo que está establecid­o en el propio Código Electoral y que nunca se operativiz­ó. Pero en la semana que termina los diputados decidieron postergar nuevamente el proyecto aprobado por los senadores y está cantado que ese cháke con un cobro de multa por no votar no será una herramient­a para las elecciones del domingo 10 de octubre. ¿Qué les queda entonces a quienes intentan derrotar a la estructura (sea esta cual fuese)? En política, y sobre todo en elecciones, un motor fundamenta­l es la esperanza, y quienes hoy están fuera de las estructura­s dominantes tendrían que analizar de forma autocrític­a el por qué no consiguen encender esa esperanza que lleve a una mayor participac­ión. Tampoco es menos cierto que la paradoja del desencanto hacia la política es que si los desencanta­dos no participan tampoco existen posibilida­des reales de renovación. Quizás haya que apelar a aquel viejo pensamient­o cargado de ironía que sostiene que la política es demasiado importante como para dejársela a los políticos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Paraguay