Meritorio obispo
Feligreses que integraron una comisión pidieron al obispo diocesano, monseñor Pedro Collar Noguera, iniciar el pedido de canonización del primer obispo de la Diócesis de San Juan Bautista de las Misiones, monseñor Ramón Pastor Bogarín. Para los seguidores de Bogarín, en su mayoría laicos, el obispo tiene suficiente mérito para que el Vaticano pueda centrar su atención en la labor pastoral, social, económica y sobre todo por promover el desarrollo humano y cristiano en la Diócesis de Misiones y Ñeembucú (1957-1976). En efecto, el primer obispo vivió episodios tormentosos durante la dictadura del Gral. Alfredo Stroessner. En abril de 1976, el régimen ordenó una cruenta represión a los miembros de las Ligas Agrarias Cristianas. La represión es conocida como la Pascua Dolorosa porque si bien empezó un Miércoles Santo, 15 de abril de 1976, el apresamiento, tortura, muerte y desapariciones continuó durante toda la Pascua de ese año. En aquel entonces, monseñor Bogarín defendió a los torturados y pidió el cese de las represiones. Lógicamente sus peticiones fueron desoídas y además arreciaron los hostigamientos en su contra. Algo que llamó la atención es que la culpabilidad recayó sobre el obispo. La dictadura utilizó una idiosincrasia propia del régimen totalitario de culpar a una persona inocente de las barbaridades que ocurren, siendo los responsables directos miembros del régimen. Pero como Bogarín estaba en desgracia con el Gobierno, la culpabilidad recayó sobre él. Sumadas a las persecuciones e infamias, monseñor Bogarín murió el 3 de setiembre de 1976 a causa de un infarto global agudo. Con esto se cumplieron las tres profecías de San Luis de Don Orione quien le predijo en Génova en el año 1939: serás obispo y perseguido; recibirás en tu Diócesis a la Congregación Hijos de la Divina Providencia (orionitas) y morirás de una muerte violenta. El pedido de iniciar el proceso de santificación se realizó en la Catedral de San Juan Bautista, el 3 de setiembre último, en ocasión de recordar 45 años de su muerte. Existen fundamentos para que el Vaticano pueda estudiar la trayectoria del primer obispo.