“Es una droga legal, se debe alertar del peligro a la salud”
José, de 49 años, asiste desde hace 11 años al grupo de Jugadores Anónimos (J.A.), que se reúne en la sede de la Parroquia San Rafael. Opina que casinos y casas de juegos de azar tienen demasiada publicidad y que incluso en sus predios deberían advertir del peligro que representa el rubro para la salud mental y física.
“La bebidas alcohólicas y el cigarrillo registran una advertencia (del peligro para la salud); si la marihuana y cocaína se vendiera en frasco, las tendrían. Los juegos de azar deberían tener, son drogas permitidas”, afirmó.
Comentó que durante el tiempo en que se encuentra de tratamiento sufrió dos recaídas; la primera a los mil días de abstinencia y la segunda, tres años después, la que calificó como más dura. “Le encontré a un amigo vendiendo cartones de bingo y para ayudarle, compré uno y dejé en mi maletín. Mi señora lo encontró, y lo dejó junto con una nota que decía ‘recaíste’. Me dejó”, recordó y se le quebró la voz por momentos y sus ojos se enrojecieron con lágrimas.
“Perdí mi familia, tengo tres hijos y dos de ellos no me dicen papá. Perdí lo más valioso y lo material a causa de las apuestas”, confesó. Agregó que el grupo de anónimos es el único lugar donde se encuentra con gente que comprende su padecer y que entre sí, se fortalecen.
En cuanto a su historia, comentó que apuesta desde que tiene consciencia y que toda su familia también es “timbera”. “Somos compradores de ilusión, en eso nosotros invertimos nuestro dinero, porque somos personas a las que fácilmente se les convence de que existe un futuro en el juego. En eso se basa la ludopatía”, afirmó.
Añadió que “los casinos atraen y envuelven con todo, con el ambiente, el aroma del tabaco, las luces, el sonido y la gente”.
Lamentó la irresponsabilidad de los gobernantes y, sobre todo, de las autoridades sanitarias, ante el nulo control en el rubro y la falta de advertencia a lo que la gente se expone al atravesar la puerta de esas casas de juegos de azar. “En Brasil, los casinos están prohibidos, si bien hay clandestinos, pero es diferente. Acá en cada esquina hay tragamonedas, más descontrol, más publicidad y más casinos. Se está exponiendo la vida de la gente, destruye familias”, alertó.