Agrandadito anda el farandulero, luego de las elecciones. Ahora le desafía a todo el mundo en las redes sociales. Hasta se burla de la Diosa Astrea al no presentar declaración jurada y gastar en cualquier cosa el dinero para la pandemia.
******
Solo en un país como Paraguay puede hacer eso. Si era de otro partido o el Ministerio Público representaba realmente a la sociedad ya iba a estar en Tacumbú haciendo guampas. Sin duda.
******
El farandulero y el locutor N° 2, pero N° 1 en otra cosa, están aprovechando que gozan del padrinazgo del que sabemos. Pero se puede dar vuelta la tortilla en cualquier momento. *******
Negros nubarrones se vienen una vez más sobre la economía de nuestro país. Si el Congreso sanciona los aumentos salariales a médicos y docentes, nos vamos al tacho definitivamente. ******
Hoy ya somos el mal ejemplo en el mundo de cómo un país se puede fundir con la intervención de la política partidaria en la economía.
******
La ciudadanía debe estar atenta a estos aumentazos salariales para 2022, que totalizan US$ 1.000 millones. Y como los legisladores saben que sus decisiones serán irresponsables, entonces cortaron la transmisión por TV de la sesión de la Comisión Bicameral.
******
De esta manera, la mayoría de los legisladores manejan de manera irresponsable el dinero de los contribuyentes y el futuro del país. Como gozan de salarios altos y seguros y groseros beneficios, entonces les importa un comino el ciudadano que produce todos los días.
******
Cuentan los que saben que el electo concejal Luifer, cuñado del impresentable yerno de Lugo, se vanagloria diciendo que pudo ganar sus votos gracias a su “sponsor”. ¿Quién será? ¿La prófuga? Pero allí no para la cosa, el caradura ya pretende ahora ser, nada más y nada menos, que titular de la Junta Municipal.
******
Mientras todo esto ocurre, Dalia sigue sin ser “encontrada” por la Policía por los fatos que dejó en el sonado caso Ronaldinho. ******
El desbloqueo a muchos les envió a la cuneta, como al clan Sánchez del barrio San Pablo. No sería nada raro que los “dinosaurios” de la política quieren derogarlo.