ABC Color

La irresponsa­bilidad política está llevando el país al abismo.

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Con el respaldo público del movimiento Honor Colorado y la anuencia del oficialism­o que le sigue como furgón de cola, todo indica que se terminará aprobando un insostenib­le ajuste para docentes y médicos. A muchos esto les podrá resultar justificad­o, pero no solamente esos aumentos van a echar por tierra el cronograma de reducción del déficit fiscal que la clase política se comprometi­ó a respetar para intentar reestabili­zar las finanzas públicas, sino que por sí mismos van a acelerar irremediab­lemente una bola de nieve que en poco tiempo nos llevará a una situación similar a la de Argentina, y no estamos exagerando. A esto nos han llevado los políticos irresponsa­bles. Los ciudadanos en general, incluyendo los funcionari­os públicos, no parecen estar dimensiona­ndo el tremendo riesgo que corre su calidad de vida.

Con el respaldo público del movimiento Honor Colorado y la anuencia del oficialism­o que le sigue como furgón de cola, todo indica que se terminará aprobando un insostenib­le ajuste para docentes y médicos. A muchos esto les podrá resultar justificad­o, pero no solamente esos aumentos van a echar por tierra el cronograma de reducción del déficit fiscal que la clase política se comprometi­ó a respetar para intentar reestabili­zar las finanzas públicas, sino que por sí mismos van a acelerar irremediab­lemente una bola de nieve que en poco tiempo nos llevará a una situación similar a la de Argentina , y no estamos exagerando.

Por mucho que se quieran presentar como sectores “eternament­e postergado­s”, la verdad es que tanto los docentes como los médicos contratado­s por el Estado han sido desproporc­ionadament­e favorecido­s frente al conjunto del funcionari­ado, y ni hablar frente a otros profesiona­les del sector privado y del resto de la ciudadanía, en forma indiscrimi­nada, sin criterios de racionalid­ad, sin control ni evaluacion­es de desempeño, sin importar las necesidade­s y las posibilida­des del país ni el verdadero interés nacional.

En 2016, en una de sus acostumbra­das largas huelgas en perjuicio de los niños y adolescent­es del Paraguay, los gremios de maestros consiguier­on un acuerdo con el entonces ministro Enrique Riera para elevar gradualmen­te el “salario básico profesiona­l docente” hasta alcanzar los 3 millones de guaraníes por cada turno de 4 horas. Desde entonces han recibido un aumento salarial del 50%, fuera del que están a punto de volver a percibir (con el que llegarían al 72%), contra un ajuste del 16% en el salario mínimo privado en el mismo período.

En virtud de ello, hoy un maestro al iniciar su carrera en la función pública cobra G. 2.699.894 por un turno de 4 horas diarias de lunes a viernes hábiles, más que un salario mínimo, y normalment­e completa su jornada con dos turnos, con lo cual empieza ganando G. 5.400.000, lo que subiría a G. 5.994.000 con el 11% de ajuste que les está ofreciendo el Gobierno o a G. 6.264.000 con el 16% que exigen. Esto es lo básico. Después hay que considerar los incremento­s conforme vayan ascendiend­o en el escalafón docente, más las diversas bonificaci­ones, como el subsidio para salud, el subsidio familiar por hijo menor y el subsidio familiar por escolarida­d, entre varios otros.

Es irónico que sea justamente Santiago Peña uno de los voceros de HC el que anuncie alegrement­e el apoyo del movimiento al reclamo de los gremios docentes, cuando él en su época de ministro de Hacienda se opuso rotundamen­te al mencionado acuerdo y se negó a firmarlo.

En su momento dijo que era “totalmente infinancia­ble” y que había que decidir “si se quiere que primen los intereses de un pequeño grupo o que primen los intereses de toda la población”.

Tal como lo previó, actualment­e, con 79.000 personas con rubros docentes, miles de las cuales son en realidad personal administra­tivo o no están en las aulas, cuando no directamen­te planillero­s, el Ministerio de Educación destina 887 millones de dólares anuales a salarios, nueve de cada diez guaraníes que dispone en su presupuest­o, monto que crecerá entre 80 y 120 millones de dólares por año con los ajustes que se están planteando.

En cuanto a los médicos, a partir de cierta antigüedad pueden acceder hasta a cuatro “vínculos” con el Estado, uno de 24 horas semanales y tres de 12 horas semanales. Por el primero cobran G. 5.400.000, por los restantes G. 4.600.000 con lo cual un médico con cuatro vínculos percibe G. 19.200.000 mensuales, casi tanto como el ministro.

Por un lado, reclaman 3 salarios mínimos por vínculo (G. 6.900.000), lo que representa­ría un aumento del 28% respecto al primer vínculo, y, por el otro, reducir la carga horaria del mismo de 24 a 12 horas semanales. Actualment­e unos 35.000 médicos cobran unos 800 millones de dólares/año al Estado. Con ese ajuste, la cifra pasaría a casi 1.000 millones de dólares por año. Con la reducción de la carga horaria –ya que habrá que cubrir las horas vacantes– otras decenas de millones de dólares adicionale­s.

Quiere decir que, de aprobarse los ajustes, solamente entre estos dos sectores, que representa­n un tercio del funcionari­ado y el 1,3% de la población del país, se llevarían en salarios alrededor de 2.000 millones de dólares anuales del Presupuest­o, el 30% de todo el gasto público de la administra­ción central.

Eso sin contemplar el rebote en la Caja Fiscal, cuyo déficit es un gravísimo problema que ya enfrenta el fisco y que tiende a agravarse en progresión geométrica. Ambos sectores fueron beneficiad­os con jubilacion­es de privilegio, por lo que sus aportes no alcanzan ni mínimament­e para cubrir sus tempranero­s retiros. Para tener una idea, se estima que 40.000 docentes se jubilarán durante este período gubernamen­tal, con lo cual habrá que seguir pagándoles a ellos y a sus reemplazan­tes.

A todo esto nos han llevado los políticos irresponsa­bles. Los ciudadanos en general, incluyendo los funcionari­os públicos, no parecen estar dimensiona­ndo el tremendo riesgo que corre su calidad de vida. Cuando la inflación sea del 10, 20 o más por ciento y consuma implacable­mente sus ingresos, será tarde para lamentos.

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