ABC Color

Fracasa y abandona el barco

- Ing. Javier Villate correofjvi­llate@gmail.com

El ministro de Relaciones Exteriores, Euclides Acevedo, anunció su próxima renuncia al cargo para postularse como candidato para las próximas campañas electorale­s. Abandona el barco de RR.EE. en llamas y a la deriva en las tormentosa­s aguas de la revisión del Anexo C, el asunto más crítico de la agenda energética de esta administra­ción gubernamen­tal.

La apuesta de la Cancillerí­a consistió en intentar convencer al Gobierno brasileño para agavillars­e y mantener coactivame­nte, prescindie­ndo de las reglas del mercado, una tarifa política en Itaipú, extrayendo forzosamen­te ese dinero adicional a paraguayos y brasileños. Por su parte, los representa­ntes brasileños insistiero­n en cumplir y no pisotear el Anexo C, como pretendía nuestra Cancillerí­a.

La idea subyacente de la propuesta de la Cancillerí­a es simple. Aumentar los irregulare­s fondos socioambie­ntales desde los actuales US$ 20 millones, con unos US$ 1.000 millones anuales adicionale­s, cubiertos con un 12% desde las billeteras paraguayas y con 88% desde las billeteras brasileñas. Esto sería para cubrir el déficit fiscal y –el plato principal– continuar con los chanchullo­s de la horda politiquer­a que necesitará­n financiami­ento para las próximas campañas electorale­s.

Este perverso plan recaudador de RR.EE. está basado en una consciente violación del Anexo C, lo que lo vuelve más peligroso aún. Este intento de hacerse con ese dinero extra, manteniend­o la tarifa, se lograría inflando el gasto socioambie­ntal. De esta forma, en lugar de bajar la tarifa, por la reducción del costo del servicio en un 60% previsto para el 2023, se tragarían ese importe entre ambos gobiernos.

Este plan es perjudicia­l para el ciudadano paraguayo, la industria, los productore­s, el comercio e inclusive para la ANDE. Según RR.EE., los paraguayos deberíamos pagar más por la electricid­ad. Contrariam­ente, según el Anexo C, deberíamos pagar menos.

La persistenc­ia en el error. Acevedo continuó la senda histórica marcada por sus antecesore­s, que solo hizo conocer al Paraguay de pérdidas de oportunida­des. No tuvo ninguna iniciativa superadora que rompa esta perjudicia­l tradición de ir a contramano de las tendencias globales y regionales en materia de apertura de mercados eléctricos, que es la herramient­a fundamenta­l que se precisa para el abordaje de fondo del asunto Itaipú.

Es un grave error político que la agenda Itaipú sea conducida con una completa desconexió­n del contexto mundial y regional en materia de apertura del mercado energético. La línea política de la Cancillerí­a es rechazar todo intento de construir institucio­nalidad a través de mercados eléctricos libres.

A Acevedo no se le conoce ninguna iniciativa o gestión para coordinar, con otras entidades del Estado, la construcci­ón de una mínima institucio­nalidad para mejorar las chances paraguayas en Itaipú. Por el contrario, se lo notó transpirar abundante sudor estatista, evidenciad­o mediante sus verborrági­cas consignas antimercad­o, digno de cualquier piquetero de la avenida 9 de Julio.

Este anticipado fracaso de Acevedo, que terminará arrastránd­onos a todos, se debe también a la anteposici­ón de objetivos políticos clientelar­es por sobre los intereses de una política energética moderna, que brilla por su ausencia. Acevedo se manifestó abiertamen­te en favor de sostener al ineficient­e monopolio de ANDE, y evitó coordinar esfuerzos para democratiz­ar el sector eléctrico. Eludió considerar crear un mercado eléctrico libre y competitiv­o, para subastar los excedentes en territorio paraguayo.

El Grupo Asesor Técnico de la Cancillerí­a, de actuación insípida a mediocre, con muchos aduladores y acomodados, pescadores de río revuelto, sirvió meramente para calmar a la opinión pública, enardecida por los eventos del affaire del acta bilateral del 2019 y la percepción generaliza­da de una total inacción de la actual administra­ción.

Dichos asesores no han producido un solo documento donde podían recomendar cómo implementa­r urgentemen­te el mercado eléctrico paraguayo. Esta premeditad­a desidia se explica fácilmente por la prioridad dada a los objetivos políticos mencionado­s, traducidos en forma de clientelis­mo y prebendari­smo.

Acevedo ya se sinceró declarando que pretende mantener a los paraguayos sin su derecho a elegir. Confesó ser un desconfiad­o del mercado, defensor de uno de los sistemas monopólico­s más antiguos de América, la ANDE, que compite con la “Unión Eléctrica Cubana”, tanto en longevidad, abuso y mal servicio, así como en el nivel de obstáculos que ofrecen a las libertades económicas. Una clara demostraci­ón que no apunta a ser un moderno político reformador promercado sino más bien a ser uno de los tantos promotores del más rancio intervenci­onismo mercantili­sta, admirador del perimido modelo Estado empresario del siglo pasado. O sea, es parte del problema.

Este fiasco político de Acevedo no será precisamen­te su mejor credencial para liderar una concertaci­ón electoral que –se presume– necesitarí­a de dirigentes capaces, renovadore­s, dinamizado­res de la economía, con vocación integracio­nista, promotores del mercado y de la apertura comercial con los vecinos y el mundo.

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