ABC Color

“Ojalá que en el plan no estén otros fiscales en la lista”

- Hugo Ruiz Olazar

Para el exfiscal y exministro del Interior, Arnaldo Giuzzio, es evidente que la orden de matar al fiscal Marcelo Pecci en Colombia provino del crimen organizado de Paraguay. En esta entrevista, se pregunta si otros fiscales no estarán en la mira porque los mafiosos están sintiendo el perjuicio que les causan las investigac­iones. Sostiene que el Ministerio Público debe mostrar más dureza.

–¿Qué recuerda de Marcelo Pecci?

–Él ya estuvo en el caso de Cecilia Cubas. Ya en ese momento se perfilaba como un buen profesiona­l. Tenía un buen perfil académico y como persona. Era buena gente y al mismo tiempo buen profesiona­l. Estaba considerad­o como uno de los fiscales más serios. Llevaba casos muy importante­s relacionad­os con la criminalid­ad organizada, principalm­ente el narcotráfi­co. Acá hay que hacer una revisión de lo que conlleva la actuación de la Fiscalía. El fiscal es el que pone su rostro, se expone ante los casos.

La mayoría de los investigad­ores, tanto agentes especiales y miembros de la Policía, no aparecen hasta el juicio oral. En el caso de los fiscales, son los que tienen una presencia mediática muy importante desde el inicio. Eso hay que ir evaluando en lo sucesivo de cómo se va a ir encarando. El crimen va a seguir avanzando.

–Es llamativo el crimen de un fiscal

–Es muy raro, muy llamativo que un fiscal paraguayo sea asesinado. Eso no sucedió nunca. Cuando el crimen organizado es tocado, reacciona y lo hace en forma violenta como en el caso de Marcelo. En Colombia, hasta que murió Pablo Escobar, las víctimas eran jueces, parlamenta­rios, políticos. La intervenci­ón del narco era permanente. Estaban los famosos regalos bomba que enviaban a ciertas personas por tener una posición contraria a los intereses del crimen organizado. A partir de la desaparici­ón de Escobar, allí sufrió una mengua muy importante toda la estructura en Colombia. En Italia pasó lo mismo con jueces y fiscales que tuvieron que aparecer sin rostro en los procesos.

–¿Y la experienci­a paraguaya?

–Anteriorme­nte había liderazgos fuertes como Jarvis Pavão (el de la celda de lujo en Tacumbú), (Jorge) Rafaat, Pingo Soligo, Cabeza Branca (Luiz Carlos Da Rocha). Eran liderazgos tan fuertes que el Estado, el Gobierno a través de las autoridade­s públicas, negociaba con ellos. Se generaba una paz ficticia en Pedro Juan Caballero, por ejemplo. A cambio de que haya menos muertes, había una tregua para los controles y pasaban la droga en forma absolutame­nte libre. La cabeza de la mafia local gobernaba. Alguien que tenía problemas de salud no se iba al centro de salud sino que iba junto a ese jefe narco y este direcciona­ba dónde. No se robaba un vehículo sin que el jefe mafioso autorice. Si alguien robaba sin su autorizaci­ón, el que robó era muerto y se devolvía el vehículo. Esa paz ficticia existía.

–¿Qué pasa hoy?

–Hubo un relajo. Al no haber una cabeza visible, los liderazgos (de la mafia) se atomizaron. Hoy intentan posicionar­se dentro de esas estructura­s criminales a través de la violencia y la fuerza pero ya sin ningún tipo de control. El más fuerte se impone. Por eso le matan por ejemplo al fiscal.

–¿Los mafiosos grandes respetan más?

–Antes no se mataba a mujeres y niños, por ejemplo. Hoy ya no tiene límites. Le mataron a la hija del gobernador (Ronald Acevedo). Le matan a esta mujer (Cristina “Vita” Aranda) en San Bernardino.

–A la empleada doméstica de ese Insfrán...

–Esto cada vez más asciende en proporcion­es por la cantidad de facciones que hoy están pugnando por conseguir liderazgos fuertes.

–¿Quién pudo haber sido el autor?

–Es muy difícil determinar quién podría ser el enemigo específico que se anime a disponer ese crimen. Si vamos a contar todos los casos que tuvo Marcelo o que tienen los fiscales, cada procesado es un enemigo potencial.

–¿Los salpicados por el operativo A Ultranza Py?

–Marcelo no tuvo mucha intervenci­ón en los casos A Ultranza. Hay que tener muchos más elementos para tomar una postura respecto a quién podía haber sido el directamen­te afectado por uno de sus casos. Coincido en que es raro (este crimen) porque cuando los mafiosos operan de esta forma es cuando se sienten traicionad­os. Cuando algún policía, algún fiscal o un juez pudo haber recibido un dinero o algún beneficio y sale de ese esquema es cuando reaccionan.

–Cuando se traiciona lo pactado...

–Claro. Entonces la forma de reaccionar es la muerte. En el caso de Marcelo no le encuentro explicació­n. Por la forma en que lo conocimos, no hay elementos para suponer que fue eso.

–¿Cree que se ordenó desde Paraguay? Todo el mundo sabía por las redes que la pareja iba de luna de miel a Cartagena

–En nuestro país es una costumbre que tienen muchas personas eso de hacer trascender la vida social de una persona pública. Yo creo que Marcelo asumió una actitud muy inocente al permitir que la gente tenga un conocimien­to tan certero de sus acciones en su vida privada. Por eso yo descarto la hipótesis de la traición por ejemplo como la base para la comisión de este hecho. Más bien es un mensaje para otros fiscales, otros jueces, para la Policía, para la Senad.

–Lo matan en el momento más sensible de su vida

–Exactament­e, el momento más sensible de su vida. Empezaba a formar una familia y justo le toca en el momento en que estaba de luna de miel.

–Cuando se anunciaba además que el matrimonio esperaba un hijo

–Si uno realmente empieza a analizar, yo creo que fue bien planeado. Esto no es algo improvisad­o. Esto ya estaba probableme­nte ordenado y se esperaba el momento nada más. Ojalá que dentro de ese plan no estén otros fiscales en la lista.

–¿Esa reacción tiene que ver con todos estos golpes contra la delincuenc­ia? Operativo A Ultranza, incautacio­nes grandes de cocaína, parlamenta­rios metidos en narcotráfi­co y lavado

– Categórico. Esos grupos no operan por sentimient­o. Operan porque hay algún interés económico en juego o fueron afectados grandes intereses económicos. Un mafioso dice: “Te voy a perdonar la deuda pero tenés que matarle a fulano de tal”. Es el esquema operativo, no hay sentimient­o. Por más que seas amigo del narco, si la acción le produjo un perjuicio económico te matan.

–Pero eliminar a una autoridad mueve el avispero y todos salen perjudicad­os

–Eso no noto. No se ve que haya una reacción tremenda de la fuerza pública. Dentro del esquema narco, cuando hay un perjuicio si tenés que transporta­r la droga y perdés la carga porque se incauta, el patrón dice: “O me devolvés la plata o le eliminás a ese que echó la carga. Va a ser la única forma en que siga yo confiando en tu persona, de que no fuiste vos el que entregó la carga”. Así se da este tipo de acciones. Allí no hay límites para cometer los hechos.

–¿La orden fue de aquí?

–Surgió desde Paraguay. Me da la impresión que la orden es de hace tiempo y se esperaba el momento

–¿Por paraguayos o colombiano­s?

–Yo descarto que sean paraguayos los que ejecutaron el crimen. Deben ser colombiano­s.

“En nuestro país es una costumbre que tienen muchas personas eso de hacer trascender la vida social de una persona pública. Yo creo que Marcelo asumió una actitud muy inocente al permitir que la gente tenga un conocimien­to tan certero de sus acciones en su vida privada”.

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El exministro Arnaldo Giuzzio advierte el peligro del narcotráfi­co.

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