Carrera por fertilizantes rusos en América Latina
La invasión rusa de Ucrania, ambos proveedores de fertilizantes para América Latina, abre una carrera en toda América Latina. Brasil (76%) y Perú (7,7%) encabezan la lista de países que más importan los insumos necesarios para la producción agrícola. En el caso de Paraguay, sus importaciones representan alrededor de 2,8%, según datos de 2020, del total regional.
TURÉN, Venezuela (AFP, EFE). Rusia es el mayor exportador de fertilizantes del mundo, con ventas de 7.600 millones de dólares anuales en 2020, según el Observatorio Económico de Competitividad (OEC), prácticamente paralizadas por la guerra y las sanciones internacionales derivadas del conflicto.
Su producción cubría 12,1% de la oferta global.
El sector agrícola en Venezuela espera sembrar este año, según Fedeagro, 250.000 hectáreas de maíz, 50.000 de arroz, 60.000 de caña de azúcar y 70.000 de otros productos como café o cacao.
El déficit de fertilizantes es un enorme obstáculo para la producción.
Una buena fertilización marca diferencias: una hectárea de sembradíos de maíz puede producir una cosecha de 10 toneladas, pero esa cifra, dependiendo de las condiciones, puede caer a tres o cuatro toneladas.
El año pasado, el gigante Brasil importó 80,9% de las 40,5 millones de toneladas de fertilizantes que utilizó y 20% de esas importaciones provenían de Rusia, según el gobierno. Argentina importó 60% de las 6,6 millones de toneladas que usó y 15% de las compras se hicieron a proveedores rusos.
México, Ecuador, Colombia y Perú también tienen, en mayor o menor grado, dependencia de fertilizantes rusos.
El pasado 3 de marzo, el presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, anunció que su gobierno importará fertilizantes para subsidiarlos ante el “incremento del precio de los insumos agrícolas” por la crisis internacional.
La OEA expresó esta semana su “grave preocupación” por el efecto del aumento del precio de los fertilizantes en la producción de alimentos en la región.
Una resolución del organismo americano señala, en base a cifras del Banco Mundial, un incremento de 178% del costo de los fertilizantes entre marzo de 2021 y marzo de 2022.
Millares de bolsas de fertilizante llenan galpones, entre tractores y maquinaria, listos para la siembra... pero son insuficientes. Una guerra a 10.000 km de distancia tendrá consecuencias en Portuguesa, región agrícola considerada el “granero” de Venezuela.
La invasión rusa de Ucrania, ambos proveedores de fertilizantes para América Latina abre una carrera en toda la región por adquirir estos insumos para el agro.
“10 26 26”, se lee en sacos de fertilizante ruso usado por productores en Turén (estado Portuguesa, oeste).
Esas cifras reflejan la composición química de las pequeñas esferas blancas que rellenan esos costales: 10% nitrógeno, 26% fósforo y 26% potasio.
Cae un aguacero en el comienzo de la temporada de lluvias y es hora de preparar los suelos para sembrar maíz, vital en la alimentación de los venezolanos y base de las tradicionales arepas.
Crisis alimentaria
El conflicto está teniendo consecuencias en la economía global, sobre todo en los mercados de energía y de alimentos.
Rusia y Ucrania producen el 30% de las exportaciones globales de trigo y la guerra ha hecho que los precios se disparen.
La ONU, Estados Unidos y otros países urgieron este miércoles a Rusia a facilitar las exportaciones de cereal ucraniano, prácticamente paralizadas por el bloqueo naval del mar Negro, con el fin de evitar que siga agravándose la crisis alimentaria que sufren varios de los países más pobres del mundo.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, insistió en que la crisis actual no puede solucionarse a menos que se reintegre al mercado la producción de alimentos de Ucrania, así como los fertilizantes rusos y bielorrusos, un producto clave en buena parte del mundo y cuyas exportaciones también han caído con fuerza desde el inicio de la guerra.
“Los alimentos y fertilizantes rusos deben tener acceso a los mercados internacionales sin impedimentos indirectos”, señaló.