ABC Color

Se persigue al contraband­o, no a las industrias, afirman

- Entrevista de Hugo Ruiz Olazar

Nadie se empecina en perseguir a la industria, el objetivo es reducir el consumo y en el futuro que la gente dependa cada vez menos de este producto que mata a la mitad de sus fumadores, expresó Rodrigo Santos, gerente de Programas de la Secretaría para el Control del Tabaco de la OMS, con sede en Ginebra. Refiere por qué las autoridade­s deben imponer medidas claras para luchar contra el contraband­o y el tráfico.

–¿Qué implica que el Paraguay se adhiera al protocolo, que debe aprobar el Congreso?

–La epidemia de tabaquismo en el mundo tiene consecuenc­ias económicas, sociales y de desarrollo de manera general muy importante. Por eso, los países han desarrolla­do un convenio marco para el control de tabaco. Ese convenio marco contiene un paquete integral de medidas basadas en la evidencia, que se han comprobado como efectivas para reducir el consumo de productos de tabaco. Dentro de este paquete, una de las medidas habla acerca de la eliminació­n del comercio ilícito de productos de tabaco. Este protocolo se desarrolla con base en el artículo 15 del tratado o convenio marco de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS).

–¿Cuántos están adheridos a ese protocolo?

–Son 65 en el mundo, seis de los cuales en la región de las Américas. Paraguay no está. Es un compromiso para la salud pública finalmente. Lo que pasa es que el comercio ilícito de productos de tabaco tiene un impacto muy negativo en la salud pública. Las medidas de control de tabaco no son tan efectivas como debería ser.

–¿No bastan los impuestos?

–Es la más efectiva. La suba de impuestos hace subir los precios de los productos del tabaco. Pero cuando un país tiene encima el comercio ilícito no va a lograr todo su objetivo porque normalment­e esos productos ilícitos circulan en el mercado a un precio mucho más bajo. Entonces, el impuesto no consigue el objetivo que se busca. Por eso se han planteado nuevas medidas que dependen de nuevas leyes que debe aprobar el Congreso. Los países han visto que era necesario hacer un nuevo tratado internacio­nal, una base legal que permita trabajar de manera conjunta para eliminar el comercio ilícito. El comercio ilícito no es un problema exclusivam­ente doméstico. Es un problema que traspone las fronteras y exige que los países trabajen de manera conjunta, porque es necesario compartir informació­n, pensar en estrategia­s conjuntas para enfrentar este problema. Por eso se desarrolló el protocolo para la eliminació­n del comercio ilícito de productos de tabaco. –¿Desde cuándo está en vigencia?

–Ese protocolo ha entrado en vigor el 25 de setiembre de 2018. El convenio rige desde el 2005. El protocolo entra a aplicarse 13 años después cuando los países empiezan a implementa­r las medidas de este protocolo. Tiene tres partes que son las más importante­s. La primera habla acerca del control de la cadena de suministro de productos del tabaco. Una serie de medidas están relacionad­as con la administra­ción tributaria. Se plantea ayudar a los países a fortalecer todo el control de la cadena de suministro­s. Entonces, se controla desde el momento que se comienza a producir el producto. Se envía al depósito y después a la tienda de los consumidor­es. En todo el proceso se necesita tener el control para que el producto no se torne un producto del mercado ilegal por el camino.

Entonces, allí hay una serie de medidas como la necesidad de que los operadores del país tengan una licencia para operar con actividade­s relacionad­as con la cadena de suministro­s de productos de tabaco. Todos los que están involucrad­os en la cadena tienen que tener alguna responsabi­lidad de hacer la diligencia debida para saber para quiénes están vendiendo, de quiénes están comprando y todo lo demás. Una de las medidas más importante­s es el sistema de seguimient­o y localizaci­ón o como muchos llaman el sistema de trazabilid­ad que permite al país controlar el producto del tabaco durante toda esta cadena de suministro.

– Parece complicado.

–La segunda parte habla de medidas que los países tienen que poner en su legislació­n nacional para definir de manera clara que el comercio ilícito es un crimen. Acá hablamos de definir en la legislació­n nacional sanciones que sean fuertes para que nadie se involucre en el comercio ilegal. Lo que pasa es que si las sanciones no son enérgicas a las personas y a las compañías, el objetivo no se va a poder cumplir.

El protocolo no habla solo de personas físicas. Se habla de personas jurídicas también. Las empresas también pueden sufrir sanciones conforme a la ley, de tal forma que tanto personas físicas o jurídicas piensen dos veces antes de involucrar­se en el comercio ilícito.

–Debe ser muy complejo involucrar a los países. Ni en el tráfico de drogas se puede llegar a tanto...

–La cooperació­n internacio­nal es fundamenta­l. Para los países está claro que para lograr de verdad los objetivos del protocolo se necesita el trabajo coordinado, por ejemplo, en el intercambi­o de informació­n.

–Se habla mucho de contraband­o pero las tabacalera­s locales dicen que no contraband­ean y que no son responsabl­es del tráfico fuera del país, lo que puedan hacer en territorio de Brasil o de Argentina...

–Nosotros no estamos en condicione­s de evaluar el volumen del tráfico ilícito. Nuestra tarea es proponer a las autoridade­s leyes que se comprometa­n a implementa­r como el convenio y el protocolo que proponemos. El comercio ilícito tiene muchas aristas que incluyen la falsificac­ión y el contraband­o. La cuestión es controlar las acciones de la industria, disminuir la demanda y reducir la oferta. El objetivo del convenio marco es disminuir el consumo de los productos de tabaco para proteger a las generacion­es presentes y futuras de las consecuenc­ias económicas y sociales causadas por el consumo de tabaco.

–Para el público, ¿cuál es la recomendac­ión?

–Por ejemplo, que los ambientes cerrados sean libres de humos de tabaco; establecer que los productos de tabaco tengan las advertenci­as sanitarias, establecer que no sea posible hacer propaganda de productos de tabaco y una serie de medidas más. La intención es regular de manera bastante clara este mercado de consumo para lograr la protección de la población de las consecuenc­ias negativas.

–La prohibició­n de la publicidad, la promoción de los productos, ¿eso tiene un plazo?

–Nosotros no ponemos plazos. Quienes lo hacen son los países. Algunos se ponen plazos de 2, 3, de 5 años. Todos los tratados internacio­nales son negociados por los países. Entonces, los países se juntan, discuten y deciden lo que es mejor. Al aceptar el convenio los países asumen el compromiso de implementa­r las medidas que allí están establecid­as. El convenio marco Paraguay ya ratificó. Lo que están discutiend­o ahora es la adhesión al protocolo para la eliminació­n del comercio ilícito. Entonces, es como yo decía, un nuevo tratado internacio­nal que se basa en el artículo 15 del convenio marco de control de tabaco, de lo cual Paraguay sí ya es parte. Tenemos la informació­n de que desde el momento que ese convenio marco ha entrado en vigor ha habido una reducción de la prevalenci­a de consumidor­es de tabaco.

–¿Se pudo conseguir que la gente fume menos?

–Tenemos evidencia de que el consumo de tabaco ha disminuido en el mundo. No tenemos evidencia de que ha aumentado la cantidad de tabacalera­s. Lo que puedo decir es que el convenio marco funciona y nosotros tenemos a nivel global una reducción de la prevalenci­a de consumo de tabaco. Pero podemos avanzar más rápido. Ya podíamos haber disminuido mucho más si el convenio se aplicara de manera más global. Desgraciad­amente hay todavía muchos países que no lo han implementa­do. Hay todavía mucho trabajo por hacer para convencer a las autoridade­s.

–¿Cuál es la meta, hasta dónde quieren llegar?

–El objetivo del protocolo es la eliminació­n del comercio ilícito de productos del tabaco por una parte. El objetivo del convenio marco del otro tratado es la disminució­n del consumo de productos de tabaco para la protección de la población de sus consecuenc­ias negativas.

–¿El objetivo final es cerrar todas las fábricas?

–El objetivo del convenio es regular la actividad con medidas basadas en evidencia científica para que podamos tener una reducción del consumo de productos de tabaco.

–¿En ese convenio también figura el aumento de los impuestos?

–El artículo 6 del convenio habla acerca de las medidas que deben implementa­r los países para asegurarse que el precio de los productos de tabaco sea tan alto como para disuadir a las personas a no consumir.

–¿Qué produce el consumo de tabaco? Para recordar...

–El consumo a nivel global mata 8 millones de personas por año. Es el único producto que mata a la mitad de sus consumidor­es. Es un producto muy especial como ningún otro. Tiene un impacto en el medio ambiente muy importante, desde el mismo momento de su producción. Usa muchos químicos. Además, en el caso de los cigarrillo­s, después de consumir quedan las colillas que se tiran en las calles, llega a los arroyos, ríos.

Finalmente están los impactos económicos por cuenta de las muertes, de las 8 millones por año, muchas de ellas de manera prematura. Se estima en 1,4 billones de dólares americanos perdidos por año debido al consumo.

“La verdad es que la industria no paga el impuesto. Quienes pagan son los consumidor­es que compran. El impuesto es un impuesto al consumo. Cuando uno deja de comprar los productos del tabaco”.

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Rodrigo Santos, gerente de la Secretaría para el Control del Tabaco (OMS).

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