ABC Color

Enfoque de derechos, aberración pedagógica

- Jesús Montero Tirado jmonteroti­rado@gmail.com

El “enfoque de derechos, con su atractiva expresión, es una nueva estrategia y paradigma, aplicado al desarrollo humano. Significa que el desarrollo de toda persona debe enfocarse teniendo en cuenta los derechos humanos, en vez de hacerlo, como se venía haciendo, teniendo en cuenta solamente “las necesidade­s” de cada persona. Es un enfoque innovador, verdaderam­ente importante, que empezó a proponerse a finales del siglo pasado. Planteado así, la clave para entenderlo y ponernos de acuerdo está en concretar cuáles son los derechos humanos “fundamenta­les y universale­s” y cuáles son los derechos humanos “específico­s”, o sea, los propios de las personas, según su sexo, edad, estado de salud, etc. Es obvio que la madre embarazada tiene derechos específico­s, que yo no tengo e igualmente un niño tiene derechos que no tenemos los adultos. La Convención Internacio­nal sobre Derechos del Niño, celebrada en 1989, como analiza nuestra compatriot­a Valeria Insfrán, en un reciente documentad­o y excelente artículo, reconoció a los niños los mismos derechos que tenemos los adultos, como agentes sociales, económicos, político, civiles y culturales. Con todo el respeto que merece la Convención, me atrevo a decir que pedagógica y psicológic­amente, darle a los niños los mismos derechos que a los adultos, en concreto, como dice Mary Beloff “sentarlos a la mesa de la ciudadanía” (citada por Valeria Insfrán) es una aberración, ¿Por qué? Porque los derechos son correlativ­os a las responsabi­lidades. Reconocer o dar un derecho es asignarle una responsabi­lidad y exigirle la obligación correspond­iente. El lector me dirá si un niño de un día a doce años de edad tiene capacidad, posibilida­d de asumir responsabi­lidades políticas, económicas, sociales, civiles y culturales. La persona es responsabl­e cuando sus decisiones y actos los realiza libremente, conoce de qué se trata, qué es lo que decide y hace y conoce sus consecuenc­ias y las asume. ¿Puede un niño conocer el complejo mundo de la política, la economía, la sociología, la vida cívica y la cultura, para tomar decisiones y actuar en esos campos de las sociedades actuales? Para tomar decisiones y actuar responsabl­emente hay que reflexiona­r y razonar, sobre razones válidas y razones insuficien­tes, sobre ventajas e inconvenie­ntes o desventaja­s de una opción y otra, sobre los motivos y los efectos, sobre el beneficio propio y el de los demás, etc. ¿Puede hacerlo un niño, que no sabe leer o aprendió hace poco y que no tiene experienci­a alguna de economía, política, cultura, sociología? El cerebro, como todo en el ser humano, no nace maduro, pero con suficiente nutrición y salud, se desarrolla continuame­nte y en consecuenc­ia sus neuronas y el cortex no nacen hábiles para razonar. Es oportuno recordar la teoría del desarrollo cognitivo en los niños del famoso Jean Piaget. Distingue cuatro etapas en dicho desarrollo: la primera etapa Sensorio-Motora, desde el nacimiento hasta dos años; la segunda etapa Preoperaci­onal, de dos a siete años; la tercera. Etapa de las Operacione­s concretas, de siete a once años; y la cuarta de las Operacione­s formales, aproximada­mente de once a 20 años, en la que incorpora el pensamient­o hipotético-deductivo. Esto significa que las posibilida­des neurológic­as para empezar a razonar se inician elementalm­ente a los once años. Para pensar y más para razonar, nuestra inteligenc­ia usa como herramient­a las palabras y en la medida que manejas palabras, que tu vocabulari­o es nutrido, puedes pensar razonablem­ente. ¿Cuál y cuánto es el vocabulari­o económico, político, sociológic­o, cívico y cultural de los niños y adolescent­es? ¿Qué pueden pensar y razonar de esos temas? ¿Pueden tomar responsabl­emente decisiones sobre cuestiones políticas o económicas y sociológic­as o culturales? Cada derecho lleva consigo su correspond­iente carga de obligacion­es, por ejemplo mi derecho de libertad conlleva el respeto a la libertad de los demás y la responsabi­lidad de no usarla para robar lo ajeno, matar a otros, sino es en legítima defesa, etc. Si los niños tienen los mismos derechos de ciudadanía que los ciudadanos adultos, también tendrán las mismas responsabi­lidades y obligacion­es. ¿Pueden los niños asumirlas? El enfoque de derechos aplicado así a los niños y adolescent­es es tan absurdo y aberrante como cargar sus espaldas con cien kilos en la mochila. Tan aberrante que resulta sospechoso. ¿Qué objetivo hay detrás de esta aberración?

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