ABC Color

Amenazas S.A.

- Marta Escurra ■ mescurra@abc.com.py

Preocupant­e. Así es la situación que viven últimament­e los periodista­s del norte del país. Las últimas amenazas a los colegas Vicente Godoy y Aníbal Gómez son la muestra de que no en balde la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos ha denominado a esta parte del país como Zonas Silenciada­s, donde la censura es moneda corriente y el trabajo periodísti­co se ha convertido en una actividad de riesgo. Ante este escenario, las autoridade­s no son de mucha ayuda cuando se trata de encontrar los primeros auxilios jurídicos. Poco o nada hacen los fiscales, quienes, al menos en los últimos dos episodios, no han demostrado

voluntad por al menos escuchar y catalogar las amenazas como algo grave y serio. A finales del año 2016 se había realizado la primera reunión para conformar lo que luego de conocería como Mesa para la Seguridad de Periodista­s a instancias de la Unesco, mediante un documento firmado por los poderes del Estado que se comprometí­an a brindar mayor seguridad a la labor periodísti­ca luego del asesinato del colega Pablo Medina.

Al año siguiente esa idea se consolidó y la primera prueba de fuego fueron las agresiones a 22 periodista­s en el marco de lo que se conoció como las protestas del 31M o la revuelta por la “Enmienda de Sangre”. Desde entonces también ocurrieron tres asesinatos de periodista­s en la zona fronteriza con el Brasil y se han producido numerosos casos de amenazas. Algunos colegas, incluso, ante la inacción de los organismos de seguridad, han

abandonado la zona.

Ante estas circunstan­cias el sentimient­o de impotencia se apodera de quienes se esfuerzan por mantener la seguridad de los colegas, pero que nada pueden hacer para que los demás componente­s estatales de la Mesa hagan algo más que solo figurar y mostrar que supuestame­nte están cumpliendo con los estándares internacio­nales; pero en la práctica dejan a las víctimas abandonada­s a su suerte.

No se puede decir que los agentes de justicia no están capacitado­s. Muchos han participad­o de jornadas en la cuales se llenaban la boca hablando de lo importante que es tener una prensa libre. Pero que a la hora de la verdad se desentiend­en del tema. Esta falta de voluntad es al parecer porque están más preocupado­s por complacer al poder de turno (legítimo o de facto) dejando en aguas de borraja los casos denunciado­s y abandonado­s a su suerte a los periodista­s víctimas de las integrante­s de la mafia de las Amenazas S.A.

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