A nadie le importa
En los últimos meses, la inseguridad se agudizó en el Alto Paraná, convirtiéndose en una triste realidad diaria. Los pobladores están totalmente privados de uno de los derechos humanos más fundamentales como es la seguridad y viven en zozobra.
Las cifras de los últimos días son alarmantes: se registran casi tres robos y dos hurtos por día, en el décimo departamento. Esto no solo afecta la tranquilidad y el bienestar de los habitantes, sino también tiene un gran efecto negativo sobre la economía y el turismo de la región.
La ola de robos y hurtos afecta a todos los sectores. Es decir, no solo se manifiesta en las calles o en los barrios periféricos, sino también en los hogares, establecimientos comerciales y rurales. Entre las víctimas de los últimos días hay muchos comerciantes pero también hay camioneros, vendedores y hasta un sacerdote.
Imagínense lo que implica ser despojado de la recaudación de todo el día, o semana o, en los casos más desafortunados, de todo el mes. Para muchos es un robo más, pero para la víctima es el fruto de varias horas de trabajo. Además de los efectos psicológicos que genera ser encañonado por los asaltantes.
La inseguridad llegó a tal punto que al parecer ya no inmuta a las autoridades. No hubo ningún pronunciamiento o pedido de parte de los intendentes, concejales o el gobernador a la Policía Nacional sobre esta gran falencia de la seguridad. Es como si no le importara a nadie.
No vemos ningún operativo para hacer frente a los robos y tampoco hay ningún plan para reducir la delincuencia mediante la prevención, evitando que los jóvenes terminen reclutados por bandas criminales.
Mientras que a la ciudadanía le genera cada vez más miedo e incertidumbre. Cada vez se vuelve más difícil tener comercio o simplemente caminar por las calles.
Esta ola de robos y hurtos no es otra cosa más que el fruto de graves problemáticas sociales como la falta de empleo, la falta de oportunidad para acceder a la educación, la falta de programa de prevención de adicciones, entre otros. Sin embargo, la falta de voluntad política y la corrupción también son factores que no se pueden ignorar. Si los grupos criminales están cada vez más fuertes es por la ausencia de Estado.
Las autoridades deben tomar medidas urgentes y efectivas para garantizar la seguridad de la población. También es importante la colaboración de la ciudadanía, evitando convertirse en reducidor de objetos robados. Es responsabilidad de todos, promover una sociedad más segura.