“Paraguay necesita la unidad en la diversidad”, dice cardenal Martínez
El cardenal Adalberto Martínez –presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya– emitió ayer un mensaje por Pentecostés, día en el que concluye el tiempo de Pascua. Entre sus declaraciones, el prelado sostuvo que “en el momento que vive el Paraguay”, se
“Paraguay necesita la unidad en diversidad mediante la Iglesia y el Espíritu Santo”, para “trabajar y construir la armonía” en la que cada actor y sector social es valioso e importante, sin que pueda darse alguna exclusión y que cada uno pueda aportar desde sus diferencias para lograr el desarrollo del pueblo paraguayo.
Así resalta parte del mensaje divulgado ayer por el presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), el cardenal Adalberto Martínez, con motivo del Día de Pentecostés.
El cardenal paraguayo enfatiza asimismo que para lograr ese objetivo es necesario un “diálogo social amplio que favorezca la identificación de sueños y proyectos comunes”, incluso más allá de las diferencias o intereses particulares, sectoriales, económicos, políticos o ideológicos que puedan existir.
Estas ideas deben permitir alcanzar consensos y establecer un pacto social y político sobre aquellos asuntos que “pueden desencadenar los procesos de transformación” que se necesitan como nación, también apuntó.
“Con la ayuda del Espíritu Santo es necesario promover la reconciliación entre los paraguayos, como fruto de la justicia, en su sentido más amplio: justicia en cuanto al pleno funcionamiento del Estado de Derecho y justicia en cuanto acceso a los bienes
y servicios necesarios para una vida digna. Para cambiar lo que está mal y nos mantiene en el atraso, es condición indispensable que las personas cambien; la Patria soñada necesita mujeres y hombres sanos de alma y corazón. Hace falta conversión, formación de la conciencia cívica, capacidad para indignarse y rebelarse contra la corrupción y la impunidad”, expresó Martínez.
El Espíritu Santo
En su mensaje por Pentecostés, el arzobispo Adalberto Martínez detalló que su significado es “el comienzo
de la salida misionera de la Iglesia”, siendo esta “animada” por el Espíritu Santo, que es el “principio de la unidad orgánica de la Iglesia” al congregar a los fieles en una sociedad.
El cardenal paraguayo resaltó sobre todo que el Espíritu Santo “aparentemente crea desorden en el Iglesia” porque produce diversidad de carismas y de dones, pero bajo su acción, se hace la armonía.
“Él (el Espíritu Santo) es precisamente la armonía. Sólo él puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad. Si
nos dejamos guiar por el Espíritu, la riqueza, la variedad, la diversidad nunca provocan conflicto, porque
él nos impulsa a vivir la variedad en la comunión de la Iglesia”, indicó el arzobispo Martínez.