Hay debilitamiento de las instituciones democráticas, dice cardenal Martínez
El arzobispo de Asunción, Mons. Adalberto Martínez, sostuvo anoche que la situación de crisis que vive el país por la corrupción, la impunidad y el debilitamiento extremo de nuestras instituciones democráticas, así como las amenazas a la vida, a la integridad, a la libertad, a la verdad, al derecho y a la justicia, tienen su causa más profunda en la ausencia de Cristo. Fue en la homilía de la Vigilia Pascual.
El arzobispo de Asunción, cardenal Adalberto Martínez, presidió anoche la Vigilia Pascual que anunció que Jesús venció a la muerte. El acto comenzó en la explanada de la Catedral Metropolitana, donde bendijo el fuego, del cual se dio luz al cirio pascual, que representa a Cristo Resucitado. Luego los fieles ingresaron al interior del templo donde prosiguió la misa.
Al referirse a la realidad que atraviesa el país, indicó que “la situación de crisis que vive el país, por la corrupción, la impunidad y el debilitamiento extremo de nuestras instituciones democráticas, así como las amenazas a la vida, a la integridad, a la libertad, a la verdad, al derecho y a la justicia, tienen su causa más profunda en la ausencia de Cristo y del evangelio en el templo de las conciencias, las actitudes y las conductas vacías de muchos bautizados”.
Resaltó que la resurrección de cada persona humana y del Paraguay debe ser sembrada con hechos concretos. “Los cristianos he
mos pecado de idealismo y de buenas palabras. Pero no bastan las buenas intenciones, ni siquiera las oraciones que hacemos por la paz, por los pobres y por cuanta necesidad hay en nuestro país. No se puede entender la resurrección de Jesús si no se la relaciona con toda su vida. Cuando Jesús dio su último aliento, terminó de triunfar en él la vida; pero ese triunfo comenzó cuando prefirió la pobreza de Belén, la oscuridad de Nazaret, la compañía de publicanos y prostitutas,
el mal aliento de los leprosos, el hambre de los pobres, el dolor de los enfermos… Cuando uno se deja abrazar por la fuerza de la resurrección de Jesús, comienza a entender a Dios de una manera nueva, como un Padre “apasionado por la vida” de los hombres, y comienza a amar la vida de una manera diferente”, indicó.
Sentido de la existencia
El arzobispo resaltó que desde el interior mismo de nuestro corazón
vamos decidiendo el sentido de nuestra existencia. O nos orientamos hacia la vida por los caminos de un amor creador, una entrega generosa a los demás, una solidaridad y fraternidad generadora de vida... O nos adentramos por caminos de muerte, por el odio, las intrigas, la venganza, la avaricia
sin límites, la prepotencia y abuso del poder económico o político, la manipulación e instrumentalización de los otros, la indiferencia total ante el sufrimiento ajeno.
Al respecto, aclaró que no se trata solamente de revivir personalmente, sino de poner vida donde tantos siembran muerte.