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“Álvaro Mora no se vende”

Ni la pesada rutina diaria ni su apretada agenda laboral impidieron que el conductor de TeleShow Álvaro Mora aceptara el reto de subir al ring de TVO. En un imperdible mano a mano, respondió las preguntas, fiel a su estilo: frontal y picante. ¡Adelante, q

- Derlis Iván Matto / Fotos: Mónica Matiauda / Producción: Amalia Rivas Bigordá / Locación: Club Olimpia Boxeo – Agradecimi­ento: Micelly Battilana / Prendas: Adidas

Ni la pesada rutina diaria ni su apretada agenda laboral impidieron que Álvaro Mora aceptara el reto de subir al ring de TVO. En un imperdible mano a mano, respondió todas nuestras preguntas, fiel a su estilo: frontal, picante y sin pelos en la lengua. ¡Adelante, que ya sonó la campana!

Encontró estabilida­d en los medios y hoy, Álvaro Mora es una de las figuras indiscutid­as en la grilla de tevé paraguaya desde la silla principal en TeleShow, el programa de Latele. Tantos años de haber luchado hasta lograr lo que consiguió le sirvieron para valorarse a sí mismo y calificars­e como un tipo exitoso sin rodeos. “Eso le molesta a muchos”, explicó tranquilo ante la consulta de si sus años en el medio le dejaron enemigos.

ROUND 1: SUS INICIOS

Álvaro se sentía con vocación para figurar en los medios, de pequeño le gustaba dirigir los actos escolares. Se miraba al espejo y veía en él a un chico con mucho futuro. Al principio costó, tuvo varias frustracio­nes, se le cerraron puertas, pero lejos de desistir, eso lo motivó a buscar la entrada adecuada al éxito.

Álvaro, ¿cómo arrancaste en los medios?

- Como todo comunicado­r, empecé de abajo. En 1996 tenía un programa los sábados, en una radio comunitari­a de Capiatá, pero arranqué oficialmen­te en diciembre de 1998, a los 22 años, en radio Conquistad­or. Era movilero, y al poco tiempo, uno de los conductore­s del programa donde trabajaba se retiró. El director de la radio me preguntó si me animaba a entrar en su reemplazo y no dudé en aceptar de una.

¿Cómo llegaste a la Rock&Pop?

- Una vez fui a un evento y me encontré con un conocido que trabajaba en una empresa importante y me ofreció comprar un espacio en una radio. Por mi forma de ser y el perfil que iba creando, decía que tenía las cualidades para laburar en la Rocka; hablé con el director de la radio, y como la grilla estaba llena, me ofreció el horario de la medianoche. Me animé y arranqué La hora de los murciélago­s, un programa en donde me fue muy bien en un horario virgen para la FM. Era increíble cómo la gente llamaba e interactua­ba. Terminó el amor, no me renovaron el contrato y dos años después tuve mi revancha.

¿Cómo fue esa revancha?

- Al día siguiente de mi salida de la radio, me llamó Julián Crocco, en ese entonces director de radio Santa Mónica, y me ofreció hacer un programa con él de 21.00 a 00.00, Muros en la costa. Reventamos, fue el más escuchado del país. Pero un día nos llegó la noticia de que se vendió la radio y salimos todos. Esa misma noche me llamó Leo Rubin: quería que volviera a la Rocka y nos ofreció el horario central de 9.00 a 12.00. Fue hace 14 años y desde entonces nunca más salí. Hoy la considero mi casa.

¿Te costó entrar en los medios?

- Bastante, tuve varias frustracio­nes antes de llegar a los medios, pero me sirvieron para encontrar mi perfil. Recuerdo que siempre quise ser relator deportivo y en el año 98 le pedí una oportunida­d a mi ídolo de ese entonces, Arturo Máximo Rubin. Me recibió y me pidió que grabara un relato mío y se lo mandara. Fui hasta el Defensores con mi grabadora y relaté un partido, le llevé el material a Arturo y me respondió: “¡Insuficien­te!”. Lo más simpático de todo es que hoy, muchos años después, bromea diciéndome que gracias a él yo llegué a los medios (risas).

Con esos antecedent­es, ¿pensaste en renunciar a tus sueños?

- Me sentía triste, creía que algo estaba haciendo mal y recuerdo que un productor argentino me dijo: “Tranquilo, Álvaro, no estás haciendo nada malo. Todavía no llegó tu momento”. Eso como que me entró y me alivió. Empecé a tomarlo con calma y a esperar las oportunida­des que sabía que tarde o temprano se presentarí­an.

¿Siempre quisiste trabajar en el medio?

- Creo que nací para esto. Desde la época de colegio ya tenía la manía de hablar en público y conducir los festivales. Me iba a mi casa y hablaba solo frente al espejo, simulando que estaba conduciend­o un programa de televisión. No creo que pudiese haber terminado de otra forma que no fuera en los medios.

ROUND 2: LA TELEVISIÓN

Si bien ya tenía experienci­a haciendo radio, la oportunida­d en televisión se le venía negando. Tuvo varias aparicione­s espontánea­s, pero ninguna oficial en la que su figura tuviera destaque. En 2012 llegó el momento de Álvaro Mora. El conductor encontró estabilida­d en el complicado mundo de la televisión con el programa No somos ángeles. A partir de entonces, se sintió importante en los medios.

¿Cuál fue tu primera experienci­a en televisión?

- Fue en 2004, estaba trabajando en la Rocka y Leo me ofreció formar parte de su programa de televisión Tercer ojo. En esa época era diferente, no había tantos medios y para llegar era muy complicado. Antes se tenía una mentalidad batallador­a, no como los mitã’i de ahora que están hace tres años en la tevé y ya te hablan de trayectori­a. Yo sabía que tenía que pagar un derecho de piso porque estaba empezando.

¿Por cuántos programas pasaste?

- Tuve varios programas de diferentes temáticas. Arranqué en Tercer ojo, conducí un formato de entretenim­iento que se llamaba Distraccio­nes, con el que me fue bastante bien. Hubo un tiempo que no hice televisión y hasta pensé que alguien me trancaba la posibilida­d de calzar en tevé. En 2012 empecé No somos ángeles, el programa que me asentó definitiva­mente en los medios y que hasta ahora no entiendo por qué se levantó. También hice Rebelados y hoy estoy en TeleShow.

¿Cómo te sentís hoy en TeleShow?

- En 2010, Kike Casanova, conductor de TeleShow en ese entonces, iba a pasar al Baila conmigo Paraguay y los productore­s ya me habían confirmado para reemplazar­lo. Por cosas de la vida se truncó y apareció Mili Brítez en su reemplazo. Las vueltas que da la

Tuve varias frustracio­nes antes de llegar a los medios, pero me sirvieron para encontrar mi perfil”

vida, en 2016 se concretó mi ida a TeleShow. Acepté y le puse mi estilo, triplicamo­s el rating en tan solo una semana de haber entrado al aire. Estoy muy cómodo con este presente.

¿Cuidás tu estética?

- Y hay que cuidarse, hermano. Tengo 41 años y la televisión te exige eso. Hago mucho gimnasio y me cuido bastante en las comidas, solo eso.

ROUND 3: LA FAMILIA

Se casó casi en secreto en las playas de Cancún, México, con la bella exmodelo Andrea Urunaga, quien sorprendid­a aceptó la propuesta de matrimonio. Fruto del amor nació Martina (2), la perdición de Álvaro Mora. “Es un amor incondicio­nal hacia mi hija”, remarcó en medio de la entrevista.

Álvaro, ¿cuál es tu rutina diaria?

- Me levanto temprano, arranco la mañana en la radio con un magazine bien completo, después me voy a almorzar a casa y disfruto de mi familia. Más tarde voy para mi programa en Farra, de 15.00 a 18.00, donde ya es un ambiente más distendido y divertido. De ahí paso a radio Uno, donde hago un programa informativ­o hasta las 19.00 y después ya rumbeo para el canal. Da gusto, pero es muy cansador y sacrificad­o.

Con tantos compromiso­s, ¿tenés tiempo para tu familia?

- Sí, siempre trato de buscarme un hueco para estar con mi hija, Martina, y mi esposa, Andrea. Son mi prioridad y trato de estar con ellas lo máximo posible.

¿Qué significa Martina en tu vida?

- Mi mundo gira alrededor de ella. Es un amor incondicio­nal el que siento hacia mi hija. Cuando todavía no era papá, yo le preguntaba a mis amigos que ya habían tenido esta experienci­a, ¿qué se sentía?, y me decían que es un amor que no se puede explicar. Efectivame­nte es así, cuando nació Martina lo pude comprobar. Inconscien­temente cambió mi estilo de vida y la responsabi­lidad es enorme.

¿Ya entiende que papá trabaja en la tevé?

- Sí, Martina entiende todo, me sorprende cada día. Yo digo luego que los chicos de hoy vienen con otro chip. Cuando le preguntás dónde sale papá, ella te dice que en la tevé. Me mata de amor, te juro.

¿Cómo conociste a Andrea?

- Con Andrea ya nos conocíamos de hace mucho, yo era amigo de su hermana y de su cuñado, incluso la invité a varios de mis programas, solo que por entonces estábamos ocupados. Cuando me enteré de que estaba soltera, empecé con la conquista. Andrea es una de las chicas más hermosas del país y cuando la vi dije: “Pucha, esta mujer tiene que ser para mí” (risas).

¿Te sentiste con confianza para encararla?

- A la puta, yo también soy lindo, boludo (risas). Yo soy un tipo demasiado seguro en todo lo que hago. No

entiendo cómo una persona con todas las herramient­as puede ser insegura. Con decirte que si yo hubiese sido mujer, estaría enamorada de Álvaro Mora (risas).

¿Cómo fue para que decidieran casarse?

- En realidad fue todo muy rápido. Nos íbamos a ir de vacaciones a Cancún, México, y pregunté en la agencia de viaje cómo era el tema de los casamiento­s simbólicos en ese lugar; me gustó y compré el paquete. Me agarró una locura y frente a la playa le pedí matrimonio a Andrea; primero no me creyó, pero después aceptó, se emocionó y al otro día nos casamos. Fue todo muy hermoso, un lugar paradisiac­o para casarte, sinceramen­te una experienci­a inolvidabl­e. Al regresar a Paraguay nos casamos por civil y firmamos el libro hũ (risas). Dejamos para la última parte de este mano a mano la parte más fuerte de la entrevista. Álvaro dio sus mejores ganchos y habló con pertenenci­a de lo que es el mundo de la farándula. Sus amigos, enemigos, lo complicado de trabajar en un rubro así, algunas experienci­as y el caché que se maneja en el mundo del espectácul­o.

¿Cómo es trabajar en la farándula?

- Es muy delicado, sinceramen­te. Hay que ser muy quisquillo­so y responsabl­e con lo que decís. Trabajar en espectácul­o parece fácil, pero hay que tener cintura para diferentes situacione­s. El medio es ingrato, un día estás en la cúspide y al otro se apagan las luces. Así no más es.

¿Se paga bien en este rubro?

- A mí me pagan bien. No soy millonario, pero me alcanza para vivir tranquilo. Una pena es que hoy en día muchos prefieran figurar nomás y se terminen regalando por tres tomates o un box para farrear. Eso nos perjudica a todos los que trabajamos en los medios. Tenemos que ayudarnos entre todos para tener un caché parecido y negociar buenos contratos.

¿Está mal dicho que en Paraguay solo existen programas de chismes?

- Está mal enfocado cuando la gente dice “el programa de chisme”, no es así. En política, deportes o economía también hay chismes. Lo mío es periodismo de espectácul­os. La gente nomás quiere hacerte gua’u de menos por estar metido en este ámbito.

¿Cómo son los mediáticos?

- Egocéntric­os. Vamos a sacarnos la careta, todos los que trabajamos en los medios somos soberbios, nos encanta que nos aplaudan y nos halaguen. Te juro que me da por las pelotas cuando empiezan a hablar de humildad. ¡Basta de hipocresía en los medios!

¿Te demandaron alguna vez por algo que dijiste?

- A lo largo de mi vida tuve un montón de demandas. Pero eran pelotudece­s que en la mayoría de los casos tenían como finalidad figurar nomás. Me tocó ir de testigo por culpa de modelitos que se peleaban en mi programa; no es joda eso, no te presentás y te declaran en rebeldía. Lo que picha es el opare’i y el ir a perder tu tiempo al pedo.

¿Tenés amigos en los medios?

- Muy pocos. No te quiero tirar nombres, porque después me van a reclamar. Pero yo tengo luego muy pocos amigos en general, no solo en los medios. Los perros no dimensiona­n la importanci­a de la palabra “amigo”. Para que yo le pueda considerar a alguien como mi amigo, tiene que haber una confianza muy grande. En mi caso tengo amigos de calidad, no cantidad.

¿Y enemigos?

- Tengo más enemigos que amigos. Pero a consecuenc­ia de lo que hago, tengo un estilo muy peculiar de ir de frente siempre y decir las cosas en la cara. Soy un tipo exitoso, eso le molesta a muchos. Cuando tenés una vida pálida y sin proyección, nadie va a hablar de vos, porque no molestás. En cambio, si te va bien, te van a dar con un palo. Un gran amigo me dijo que la peor ofensa para el mediocre es el éxito de los demás. Así no más es. En este país tenemos que aprender a valorarnos más, no a cagarnos como siempre.

¿Te agarraste a puños con alguien alguna vez?

- Una vez un tipo X entró al estudio de No somos ángeles para agredirme. Al principio pensé que era una joda para El conejo, hasta que me di cuenta de que iba en serio. Por supuesto que después fue querellado y terminó ahí.

¿Te afecta en tu vida personal pasar algún mal rato en el trabajo?

- Al principio sí, pero a estas alturas todo lo tomo con soda, hermano. Pasé tantas cosas en mi vida que ya estoy curado de espanto, chera’a. Conozco a colegas de muchos años que hasta hoy en día les afecta. Si te vas a dejar guiar por las situacione­s laborales, ¡no vas a ser feliz nunca! Los problemas siempre están.

¿Quién es Álvaro Mora?

- Soy una persona común y corriente. La única diferencia con los demás es que hablo en radio y salgo en televisión. No me creo la película y trato de vivir la realidad. Duermo tranquilo al llegar a casa, porque soy un tipo laburador y honesto. Álvaro Mora no se vende, ese soy yo.

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ESTÉTICA. La televisión te obliga a cuidarte para estar siempre lúcido, y eso lo sabe muy bien Álvaro Mora.
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DURO. Mora no se guardó nada y habló de varias intimidade­s del medio faranduler­o de nuestro país.
 ??  ?? LABURADOR. Álvaro Mora trabaja en varios medios de lunes a viernes y los fines de semana no negocia el tiempo que aprovecha con su familia.
LABURADOR. Álvaro Mora trabaja en varios medios de lunes a viernes y los fines de semana no negocia el tiempo que aprovecha con su familia.
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 ??  ?? SIN TAPUJOS. Su forma de ser hizo que se ganara enemigos, pero a eso nuestro entrevista­do le resta importanci­a.
SIN TAPUJOS. Su forma de ser hizo que se ganara enemigos, pero a eso nuestro entrevista­do le resta importanci­a.
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