“Álvaro Mora no se vende”
Ni la pesada rutina diaria ni su apretada agenda laboral impidieron que el conductor de TeleShow Álvaro Mora aceptara el reto de subir al ring de TVO. En un imperdible mano a mano, respondió las preguntas, fiel a su estilo: frontal y picante. ¡Adelante, q
Ni la pesada rutina diaria ni su apretada agenda laboral impidieron que Álvaro Mora aceptara el reto de subir al ring de TVO. En un imperdible mano a mano, respondió todas nuestras preguntas, fiel a su estilo: frontal, picante y sin pelos en la lengua. ¡Adelante, que ya sonó la campana!
Encontró estabilidad en los medios y hoy, Álvaro Mora es una de las figuras indiscutidas en la grilla de tevé paraguaya desde la silla principal en TeleShow, el programa de Latele. Tantos años de haber luchado hasta lograr lo que consiguió le sirvieron para valorarse a sí mismo y calificarse como un tipo exitoso sin rodeos. “Eso le molesta a muchos”, explicó tranquilo ante la consulta de si sus años en el medio le dejaron enemigos.
ROUND 1: SUS INICIOS
Álvaro se sentía con vocación para figurar en los medios, de pequeño le gustaba dirigir los actos escolares. Se miraba al espejo y veía en él a un chico con mucho futuro. Al principio costó, tuvo varias frustraciones, se le cerraron puertas, pero lejos de desistir, eso lo motivó a buscar la entrada adecuada al éxito.
Álvaro, ¿cómo arrancaste en los medios?
- Como todo comunicador, empecé de abajo. En 1996 tenía un programa los sábados, en una radio comunitaria de Capiatá, pero arranqué oficialmente en diciembre de 1998, a los 22 años, en radio Conquistador. Era movilero, y al poco tiempo, uno de los conductores del programa donde trabajaba se retiró. El director de la radio me preguntó si me animaba a entrar en su reemplazo y no dudé en aceptar de una.
¿Cómo llegaste a la Rock&Pop?
- Una vez fui a un evento y me encontré con un conocido que trabajaba en una empresa importante y me ofreció comprar un espacio en una radio. Por mi forma de ser y el perfil que iba creando, decía que tenía las cualidades para laburar en la Rocka; hablé con el director de la radio, y como la grilla estaba llena, me ofreció el horario de la medianoche. Me animé y arranqué La hora de los murciélagos, un programa en donde me fue muy bien en un horario virgen para la FM. Era increíble cómo la gente llamaba e interactuaba. Terminó el amor, no me renovaron el contrato y dos años después tuve mi revancha.
¿Cómo fue esa revancha?
- Al día siguiente de mi salida de la radio, me llamó Julián Crocco, en ese entonces director de radio Santa Mónica, y me ofreció hacer un programa con él de 21.00 a 00.00, Muros en la costa. Reventamos, fue el más escuchado del país. Pero un día nos llegó la noticia de que se vendió la radio y salimos todos. Esa misma noche me llamó Leo Rubin: quería que volviera a la Rocka y nos ofreció el horario central de 9.00 a 12.00. Fue hace 14 años y desde entonces nunca más salí. Hoy la considero mi casa.
¿Te costó entrar en los medios?
- Bastante, tuve varias frustraciones antes de llegar a los medios, pero me sirvieron para encontrar mi perfil. Recuerdo que siempre quise ser relator deportivo y en el año 98 le pedí una oportunidad a mi ídolo de ese entonces, Arturo Máximo Rubin. Me recibió y me pidió que grabara un relato mío y se lo mandara. Fui hasta el Defensores con mi grabadora y relaté un partido, le llevé el material a Arturo y me respondió: “¡Insuficiente!”. Lo más simpático de todo es que hoy, muchos años después, bromea diciéndome que gracias a él yo llegué a los medios (risas).
Con esos antecedentes, ¿pensaste en renunciar a tus sueños?
- Me sentía triste, creía que algo estaba haciendo mal y recuerdo que un productor argentino me dijo: “Tranquilo, Álvaro, no estás haciendo nada malo. Todavía no llegó tu momento”. Eso como que me entró y me alivió. Empecé a tomarlo con calma y a esperar las oportunidades que sabía que tarde o temprano se presentarían.
¿Siempre quisiste trabajar en el medio?
- Creo que nací para esto. Desde la época de colegio ya tenía la manía de hablar en público y conducir los festivales. Me iba a mi casa y hablaba solo frente al espejo, simulando que estaba conduciendo un programa de televisión. No creo que pudiese haber terminado de otra forma que no fuera en los medios.
ROUND 2: LA TELEVISIÓN
Si bien ya tenía experiencia haciendo radio, la oportunidad en televisión se le venía negando. Tuvo varias apariciones espontáneas, pero ninguna oficial en la que su figura tuviera destaque. En 2012 llegó el momento de Álvaro Mora. El conductor encontró estabilidad en el complicado mundo de la televisión con el programa No somos ángeles. A partir de entonces, se sintió importante en los medios.
¿Cuál fue tu primera experiencia en televisión?
- Fue en 2004, estaba trabajando en la Rocka y Leo me ofreció formar parte de su programa de televisión Tercer ojo. En esa época era diferente, no había tantos medios y para llegar era muy complicado. Antes se tenía una mentalidad batalladora, no como los mitã’i de ahora que están hace tres años en la tevé y ya te hablan de trayectoria. Yo sabía que tenía que pagar un derecho de piso porque estaba empezando.
¿Por cuántos programas pasaste?
- Tuve varios programas de diferentes temáticas. Arranqué en Tercer ojo, conducí un formato de entretenimiento que se llamaba Distracciones, con el que me fue bastante bien. Hubo un tiempo que no hice televisión y hasta pensé que alguien me trancaba la posibilidad de calzar en tevé. En 2012 empecé No somos ángeles, el programa que me asentó definitivamente en los medios y que hasta ahora no entiendo por qué se levantó. También hice Rebelados y hoy estoy en TeleShow.
¿Cómo te sentís hoy en TeleShow?
- En 2010, Kike Casanova, conductor de TeleShow en ese entonces, iba a pasar al Baila conmigo Paraguay y los productores ya me habían confirmado para reemplazarlo. Por cosas de la vida se truncó y apareció Mili Brítez en su reemplazo. Las vueltas que da la
Tuve varias frustraciones antes de llegar a los medios, pero me sirvieron para encontrar mi perfil”
vida, en 2016 se concretó mi ida a TeleShow. Acepté y le puse mi estilo, triplicamos el rating en tan solo una semana de haber entrado al aire. Estoy muy cómodo con este presente.
¿Cuidás tu estética?
- Y hay que cuidarse, hermano. Tengo 41 años y la televisión te exige eso. Hago mucho gimnasio y me cuido bastante en las comidas, solo eso.
ROUND 3: LA FAMILIA
Se casó casi en secreto en las playas de Cancún, México, con la bella exmodelo Andrea Urunaga, quien sorprendida aceptó la propuesta de matrimonio. Fruto del amor nació Martina (2), la perdición de Álvaro Mora. “Es un amor incondicional hacia mi hija”, remarcó en medio de la entrevista.
Álvaro, ¿cuál es tu rutina diaria?
- Me levanto temprano, arranco la mañana en la radio con un magazine bien completo, después me voy a almorzar a casa y disfruto de mi familia. Más tarde voy para mi programa en Farra, de 15.00 a 18.00, donde ya es un ambiente más distendido y divertido. De ahí paso a radio Uno, donde hago un programa informativo hasta las 19.00 y después ya rumbeo para el canal. Da gusto, pero es muy cansador y sacrificado.
Con tantos compromisos, ¿tenés tiempo para tu familia?
- Sí, siempre trato de buscarme un hueco para estar con mi hija, Martina, y mi esposa, Andrea. Son mi prioridad y trato de estar con ellas lo máximo posible.
¿Qué significa Martina en tu vida?
- Mi mundo gira alrededor de ella. Es un amor incondicional el que siento hacia mi hija. Cuando todavía no era papá, yo le preguntaba a mis amigos que ya habían tenido esta experiencia, ¿qué se sentía?, y me decían que es un amor que no se puede explicar. Efectivamente es así, cuando nació Martina lo pude comprobar. Inconscientemente cambió mi estilo de vida y la responsabilidad es enorme.
¿Ya entiende que papá trabaja en la tevé?
- Sí, Martina entiende todo, me sorprende cada día. Yo digo luego que los chicos de hoy vienen con otro chip. Cuando le preguntás dónde sale papá, ella te dice que en la tevé. Me mata de amor, te juro.
¿Cómo conociste a Andrea?
- Con Andrea ya nos conocíamos de hace mucho, yo era amigo de su hermana y de su cuñado, incluso la invité a varios de mis programas, solo que por entonces estábamos ocupados. Cuando me enteré de que estaba soltera, empecé con la conquista. Andrea es una de las chicas más hermosas del país y cuando la vi dije: “Pucha, esta mujer tiene que ser para mí” (risas).
¿Te sentiste con confianza para encararla?
- A la puta, yo también soy lindo, boludo (risas). Yo soy un tipo demasiado seguro en todo lo que hago. No
entiendo cómo una persona con todas las herramientas puede ser insegura. Con decirte que si yo hubiese sido mujer, estaría enamorada de Álvaro Mora (risas).
¿Cómo fue para que decidieran casarse?
- En realidad fue todo muy rápido. Nos íbamos a ir de vacaciones a Cancún, México, y pregunté en la agencia de viaje cómo era el tema de los casamientos simbólicos en ese lugar; me gustó y compré el paquete. Me agarró una locura y frente a la playa le pedí matrimonio a Andrea; primero no me creyó, pero después aceptó, se emocionó y al otro día nos casamos. Fue todo muy hermoso, un lugar paradisiaco para casarte, sinceramente una experiencia inolvidable. Al regresar a Paraguay nos casamos por civil y firmamos el libro hũ (risas). Dejamos para la última parte de este mano a mano la parte más fuerte de la entrevista. Álvaro dio sus mejores ganchos y habló con pertenencia de lo que es el mundo de la farándula. Sus amigos, enemigos, lo complicado de trabajar en un rubro así, algunas experiencias y el caché que se maneja en el mundo del espectáculo.
¿Cómo es trabajar en la farándula?
- Es muy delicado, sinceramente. Hay que ser muy quisquilloso y responsable con lo que decís. Trabajar en espectáculo parece fácil, pero hay que tener cintura para diferentes situaciones. El medio es ingrato, un día estás en la cúspide y al otro se apagan las luces. Así no más es.
¿Se paga bien en este rubro?
- A mí me pagan bien. No soy millonario, pero me alcanza para vivir tranquilo. Una pena es que hoy en día muchos prefieran figurar nomás y se terminen regalando por tres tomates o un box para farrear. Eso nos perjudica a todos los que trabajamos en los medios. Tenemos que ayudarnos entre todos para tener un caché parecido y negociar buenos contratos.
¿Está mal dicho que en Paraguay solo existen programas de chismes?
- Está mal enfocado cuando la gente dice “el programa de chisme”, no es así. En política, deportes o economía también hay chismes. Lo mío es periodismo de espectáculos. La gente nomás quiere hacerte gua’u de menos por estar metido en este ámbito.
¿Cómo son los mediáticos?
- Egocéntricos. Vamos a sacarnos la careta, todos los que trabajamos en los medios somos soberbios, nos encanta que nos aplaudan y nos halaguen. Te juro que me da por las pelotas cuando empiezan a hablar de humildad. ¡Basta de hipocresía en los medios!
¿Te demandaron alguna vez por algo que dijiste?
- A lo largo de mi vida tuve un montón de demandas. Pero eran pelotudeces que en la mayoría de los casos tenían como finalidad figurar nomás. Me tocó ir de testigo por culpa de modelitos que se peleaban en mi programa; no es joda eso, no te presentás y te declaran en rebeldía. Lo que picha es el opare’i y el ir a perder tu tiempo al pedo.
¿Tenés amigos en los medios?
- Muy pocos. No te quiero tirar nombres, porque después me van a reclamar. Pero yo tengo luego muy pocos amigos en general, no solo en los medios. Los perros no dimensionan la importancia de la palabra “amigo”. Para que yo le pueda considerar a alguien como mi amigo, tiene que haber una confianza muy grande. En mi caso tengo amigos de calidad, no cantidad.
¿Y enemigos?
- Tengo más enemigos que amigos. Pero a consecuencia de lo que hago, tengo un estilo muy peculiar de ir de frente siempre y decir las cosas en la cara. Soy un tipo exitoso, eso le molesta a muchos. Cuando tenés una vida pálida y sin proyección, nadie va a hablar de vos, porque no molestás. En cambio, si te va bien, te van a dar con un palo. Un gran amigo me dijo que la peor ofensa para el mediocre es el éxito de los demás. Así no más es. En este país tenemos que aprender a valorarnos más, no a cagarnos como siempre.
¿Te agarraste a puños con alguien alguna vez?
- Una vez un tipo X entró al estudio de No somos ángeles para agredirme. Al principio pensé que era una joda para El conejo, hasta que me di cuenta de que iba en serio. Por supuesto que después fue querellado y terminó ahí.
¿Te afecta en tu vida personal pasar algún mal rato en el trabajo?
- Al principio sí, pero a estas alturas todo lo tomo con soda, hermano. Pasé tantas cosas en mi vida que ya estoy curado de espanto, chera’a. Conozco a colegas de muchos años que hasta hoy en día les afecta. Si te vas a dejar guiar por las situaciones laborales, ¡no vas a ser feliz nunca! Los problemas siempre están.
¿Quién es Álvaro Mora?
- Soy una persona común y corriente. La única diferencia con los demás es que hablo en radio y salgo en televisión. No me creo la película y trato de vivir la realidad. Duermo tranquilo al llegar a casa, porque soy un tipo laburador y honesto. Álvaro Mora no se vende, ese soy yo.