El taller del maestro
Tote Pascual... qué nombre tan peculiar y qué bien le va al señor que protagoniza estas páginas. Es un tipo encantador, de los que regalan sonrisas y brindan por la vida con ganas. Del peluquero capo, conocemos la trayectoria, pero, ¿qué hay del hombre de
Dicen por ahí que hay un tipo genial, de los que te ponen las manos en la cabeza y te la cambia para siempre, un maestro. Nosotros lo conocemos muy bien, se llama Tote Pascual y aunque algunos desatinados lo llaman “estilista de los famosos”, su mejor carta de presentación es otra, un público variopinto que lo elige una y otra vez; público al que recibe con una sonrisa estampada, una de esas que te dan la bienvenida de verdad. Desde hace un buen tiempo, instaló su Raio Bemba y empezó a cosechar clientes fieles, cuando una amiga le contó a otra y esta a otra… como dicen en Cuba, la radio bemba o el boca a boca. Y así se corrió la voz, pero como del profesional sabemos bastante, intentamos conocer un poco más del hombre que está felizmente casado con Vivi Marín, el que vive en un departamento de Asunción con la mujer de su vida, sus dos hijos: Uriel y Libertad, y la gata Luna. Aunque es bastante reservado sobre esa vida que se guarda para sí mismo y para los suyos, sacamos algunas cosas de la guarida de Tote, el taller donde da rienda suelta a su creatividad.
¿Cómo eras de chico?, ¿de la camada de buenos niños o un travieso?
- Para ponerla fácil, lo resumo así; era un nene promedio: buen pibe cuando mi mamá me veía, y una pequeña sabandija a sus espaldas.
¿Con qué soñabas de niño, qué querías ser?
- Como todos los niños, soñaba con ser grande. La suerte fue que de grande pude vivir de algo que me divierte como niño.
¿Cómo está formada tu familia, Tote?
- Arranco de menor a mayor, la pequeña se llama Libertad y tiene cinco años, es una gran exponente de la
independencia infantil. El mayor es Uriel, de siete años, es un filósofo sensible, amante de los seres vivos y extintos. Y al final, pero no menos importante, está Vivi, mi esposa, que es la arquitecta de nuestras vidas.
Tu esposa es arquitecta, ambos son artistas, ¿cómo se llevan?
- La creatividad y energía de Viví no conocen límites, y yo sufro del “síndrome del detallismo”, así que cuando nos juntamos salen cosas que nos gustan mucho.
¿Cuánto llevan juntos?
- Hace 11 años que decidimos crear juntos y ese es el lenguaje de comunicación que compartimos. El pasado 4 de abril justamente cumplimos ocho años de casados.
¿Cómo es un domingo en tu casa?
- Compartimos el desayuno en casa, y el almuerzo lo hacemos con la familia grande, incluida mi mamá, que sigue peluqueando a full. Solemos sacar a pasear a las motos, que son el resultado del hobbie de restauraciones que tenemos, y terminamos con la visita a algún amigo.
Contanos sobre tu hobbie, ¿lo compartís con tu esposa?
- Mi hobbie es la restauración de objetos viejos, heladeras, muebles, motos o lo que caiga por ahí. La idea es homenajear a esas cosas buenas que se fabricaban antes.
EL LUGAR DEL BOCA A BOCA, SU GUARIDA Y OTRAS CURIOSIDADES
Cuando hablamos de Raio Bemba y La Guarida, los “otros” hijos de Tote, la cosa fluye divinamente. Son sus creaciones, parte de su esencia misma, y eso se nota desde el vamos; el ambiente relajado, con reminiscencias de otras épocas y sonrisas descontracturadas, inspiradas en la del dueño de casa, son parte del sello inconfundible.
Una curiosidad, ¿quién te corta el pelo?
- Autogestión. La clave de todo.
¿Y a tu señora e hijos?
- Ellos son fieles a su único peluquero, o sea yo.
Digamos que la peluquería es tu ambiente natural, donde estás cómodo, ¿pero hace cuánto tiempo arrancó esta pasión?
- La pelu me acompaña desde la cuna misma, soy hijo de Rosi, una peluquera incansable y fenomenal que sigue trabajando en su propio salón, que lleva su nombre. Pero no fue hasta los 24 años cuando decidí hacer de esto mi profesión y un estilo de vida.
¿Dónde te formaste?
- Mis comienzos fueron acá, en Paraguay, siguiendo talleres y formación en corte. Tiempo después
fui aprovechando las oportunidades que fueron surgiendo afuera.
¿Cómo arrancaste con Raio y La Guarida?
- Fueron dos inicios muy diferentes. Raio Bemba resultó de un proceso inspiracional, una mezcla azarosa de muchas vivencias y la necesidad de hacer algo distinto a lo que estaba proponiendo el medio. La Guarida, sin embargo, es el hijo natural de Raio, el resultado de lo construido con la peluquería en los últimos cinco años y, sin dudas, una barbería pura sangre. Las piedras angulares de ambos proyectos fueron la creatividad de Vivi y el talento infinito con los números de mi hermana Leti, socia y administradora.
Tu trabajo te lleva mucho tiempo, ¿qué dice tu familia?
- Digamos que no es el rubro que más tiempo te regala para compartir con tus familiares, pero ellos están desde el inicio, así que les resulta natural. De martes a sábado estoy acuartelado, tengo dos días libres a la semana: los domingos y los lunes, que son para la familia y el entretenimiento. Aunque, por otro lado, el otro día estaban conversando los chicos sobre qué querían ser de grandes: Uriel le dijo a Libertad que quería ser bombero; ella le contó que quería ser cocinera y peluquera. Y su hermano le respondió: “Ah, entonces no vas a estar nunca en tu casa”... ¡Ups!
¿Por qué casi siempre usás sombreros?
- Porque me equivoqué de década al nacer y no pienso aceptarlo, me rehúso. Amo los sombreros y tengo una linda colección.
¿Te gusta el fútbol?
- Me gusta más jugar que ver, pero desde hace tres años no juego ni siquiera un partidí y desde hace 15 no voy a la cancha.
¿Sos hincha de algún club?
- Cerrista… pero más que hincha, simpatizante. La Nueva Olla parece que me va a hacer volver a la cancha.
Tu noche perfecta…
- Una nutrida conversación acompañada de alcohol y buena comida.
¿Cerveza o vino?
- Generalmente cerveza, pero no soy dogmático.
¿Sos de jugar Play Station?
- Nunca, porque Uriel no comparte mis gustos de juego y, como él es el dueño de la Play, no me deja.
¿Cuántos tatuajes tenés?
- Siete, según acabo de contar (risas).