A PESAR DEL DINERO…
Ver a abnegados soldados tirando lampa y colocando costales de arena al borde de ríos del norte del país a fin de evitar que se desborden y causen más daño a las poblaciones ribereñas, haría pensar a cualquiera que el Perú no cuenta con recursos para afrontar este tipo de situaciones. Sin embargo, plata existe. El problema ha sido y es la mala gestión que nuevamente pasa factura a los ciudadanos más pobres.
La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) quizá se convierta más adelante en un monumento a la ineficacia a pesar de la existencia de recursos en las arcas públicas. A lo mejor ante los eventos El Niño de 1983 y 1998 el problema haya sido la falta de recursos para la previsión. Esta vez no ha sido así, así que no vengan quejarse que somos un país pobre, o centralizado en una capital que no mira a las regiones. Pero el problema en coyunturas como estas no es solo el agua que se desborda, sino también las enfermedades que vendrán después, especialmente el dengue. No hay que ser ningún genio ni visionario para saber lo que ocurrirá en las próximas semanas. A estas alturas el Ministerio de Salud ya debería estar adoptando medidas para atender a las miles de personas que irán a hospitales y postas a pedir ayuda.
A los pocos días del Niño Costero de 2017, los centros asistencias colapsaron ante el incremento de casos de dengue. No había personal, ni paracetamol ni camas donde la gente pueda ser atendida. Incluso la ministra de Salud de ese momento salió a decir que la situación no era tan crítica, y que más bien todo se trataba de un “sicosocial”. Sin duda no se había dado una vuelta por Sullana, Cura Mori o Chato Chico, en Piura. Un desastre.
La presidenta Dina Boluarte ha señalado que hará cambios en la ARCC. Habrá que ver si es cierto y si los sucesivos gobiernos tienen la voluntad de mantener las modificaciones a esta entidad que muestra la ineficacia de todo un Estado para hacer frente a situaciones recurrentes. Y mientras tanto, habría que ponernos a pensar en cómo vamos a afrontar los estragos del gran terremoto que los expertos esperan ocurra en la costa peruana. ¿Al igual que las lluvias? De terror.
NO HABÍA PERSONAL, NI PARACETAMOL NI CAMAS DONDE LA GENTE PUEDA SER ATENDIDA.