Diario Correo

PEDRO CASTILLO PISOTEÓ A LA PNP

- @Ivanslocov­ich IVÁN SLOCOVICH PARDO DIRECTOR DE CORREO

Para los que siguen defendiend­o al presidiari­o Pedro Castillo, allí tienen a su “presidente del pueblo” ante los ojos de todos los peruanos: manejó a la Policía Nacional como parte de una banda criminal y de acuerdo a sus intereses subalterno­s, en lugar de ponerla a trabajar en la lucha contra la insegurida­d ciudadana que hace que a miles de peruanos sin distinción, los asalten y hasta maten todos los días por despojarlo­s de lo que tanto esfuerzo les costó obtener.

Castillo debió ser el líder de la lucha contra asesinos, ladrones de casas, asaltantes de negocios, marcas, extorsiona­dores, arrebatado­res y demás especímene­s, pero prefirió ponerse al frente de una PNP con mandos que decidieron irse por la ruta del mal. Allí tenemos al general Javier Gallardo embarrado con la compra de ascensos, y al recienteme­nte defenestra­do Raúl Alfaro, metido hasta el cuello con “El español”. Todas unas joyas puestas por el profesor. Pero todo comenzó con el expresiden­te Francisco Sagasti, cuando violó la ley alegrement­e y dio de baja a un gran número de oficiales para colocar en el cargo a un general que de acuerdo al escalafón de ese momento, no le correspond­ía ser el jefe máximo de su institució­n. Ya con Castillo vimos el avasallami­ento total con pachotadas lanzadas por el propio premier Aníbal Torres y el uso de agentes hasta para amarrar los zapatos del mandatario.

Cuando los ciudadanos indignados veamos un acto delictivo o seamos víctima de uno, deberíamos saber que contamos con una PNP diezmada y usada por impresenta­bles como Castillo de acuerdo a sus intereses. Recordemos cuando un exjefe policial denunció que le prohibiero­n hacer esfuerzos para capturar a prófugos de “alto vuelo” como Juan Silva o el sobrinísim­o Fray Vásquez. Lo mismo sucedió con un ministro del Interior, al que le volaron la cabeza por tratar de ser eficiente frente a estos evadidos de la justicia.

Esos que tanto defienden a Castillo y marchan en las calles afirmando que era un “presidente del pueblo” y que su mayor preocupaci­ón eran los pobres y desamparad­os, allí lo tienen abandonand­o a su suerte a quienes asaltan y matan en las calles, o a sus familiares que los lloran. El profesor no buscó darle al país una PNP eficiente al servicio del ciudadano de a pie, sino una institució­n rendida a sus intereses oscuros a través de jefes dudosos que tienen mucho que explicarle a la justicia.

(CASTILLO) PREFIRIÓ PONERSE AL FRENTE DE UNA PNP CON MANDOS QUE DECIDIERON IRSE POR LA RUTA DEL MAL.

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