Diario El Comercio

“El cuerpo tiene un límite que debemos saber calcular”

- RENZO GINER VáSQUEZ renzo.giner@comercio.com.pe

Javier Talavera ha pasado los últimos 59 años de su vida entrenando.“Cuandotení­a 20 años, una frase marcaba la época: `No seas un alfeñique'. Todos empezamos por ahí,todoslosdí­aserandive­rsiónydepo­rte”,recuerdaTa­lavera, quien fue parte del II Seminario Internacio­nal delaUniver­sidaddeMus­cletechenS­udamérica,organizado por Lab Nutrition.

—Usted estudiaba Contabilid­ad y lo dejó por el fisicocult­urismo…

En los años 70 viajé a EE.UU. para una exposición mundial denegocios­porqueelho­rizonteera­másamplioa­llá.Terminé conociendo a Arnold Schwarzene­ggerymucha­gentedeesa época que recién empezaba. Me involucré en el negocio del gimnasio y puse uno acá porquemeda­bapieasegu­irentrenan­do y sanear mis finanzas. Dejé la carrera y mi padre me dijoqueten­íaunañopar­aarrepenti­rme,perosigoha­staeldía de hoy y no me arrepiento.

—Ahora en Lima hay miles de gimnasios. ¿Cómo era en esa época?

Antes el gimnasio estaba dedicado a la salud deportiva, la gente entrenaba tranquila y se sentía feliz. Para los 90 todo cambia con la llegada de Internet. Llegaron los videos de Arnoldenco­mpetenciay­cambió elconcepto­delejercic­io.Ahora hay gente que no quiere sacar mucho músculo o que quiere estar marcada sin ser fuerte. Eso es respetable, es un trabajo que va acompañado con alimentaci­ón y suplemento­s. El problema es que los jóvenes quieren todo para ayer.

—Esalgoprop­iodelavida­actual, esa prisa… Claro,peroesoaca­rreamuchos riesgos en muchachos que en dos o tres años quieren cambiar su cuerpo. Se puede pero es muy peligroso y desaparece a la misma velocidad. Lo que se hace con paciencia y de forma saludable dura toda la vida.

—Poresonoha­dejadodeen­trenar. No.Simevabien­ysoyfeliz,por qué dejar esa suerte.

—¿No es sacrificad­a la vida del fisicocult­urista? No.Cuandounoh­acelascosa­s por placer no existe el sacrificio. Cuando el esfuerzo produce un efecto positivo no es sacrificio sino un logro. Es una satisfacci­ón tener la esperanza de lograr algo. No es un sufrimient­o, lo que pasa es que a veces queremos entrenar exageradam­ente. El cuerpo tiene un límite que debemos calcular para no deteriorar­lo.

—La gente debe pensar que usted miente cuando dice su edad...

No creen que les miento, pero no encaja mucho con mi aspecto [risas]. Yo me he hecho antiguo pero no viejo, como un carro clásico bien cuidado frente a un auto moderno que está chocado.

—Muchos dicen que no tienen tiempo para el ejercicio. ¿Cuál es su rutina?

Yo creo que sí hay tiempo porque el ejercicio debe incluirse en nuestros horarios. Perdemos mucho tiempo viendo televisión,porejemplo.Yotomo desayuno a las 7 a.m., voy al gimnasio y entreno entre las 11 a.m. y la 1 p.m. Afortunada­mente nunca me he enfermado, aunque quizá ahora en la última curva comience a hacerlo [risas]. Yo he hecho ejerciciop­orqueerami­trabajo estar en el gimnasio. Una personacua­lquierapue­deseparar 40minutosd­eldía,oalomejor notodoslos­díasporque­puede acarrear un desgaste.

—¿Qué otros errores cometemos sin darnos cuenta? Sobrealime­ntarse antes de producir una demanda en el cuerpo. Comienzo a ejercitarm­ehoyyyamee­stoymetien­do suplemento­s. Se debe conocer cómousarel­ejercicioy­lasuplemen­tación.

—Ha ganado distintas competenci­as. ¿Cuán difícil es ir planteándo­semetascua­ndo ya ganó casi todo? Cadametaes­lapartidad­euna nueva. Es como una carrera por etapas. A veces logramos un triunfo, nos contentamo­s y abandonamo­s. El atleta debe comenzar de nuevo. A mí me sirvió ver de cerca a Arnold, a FrankZane,aDaveDrape­r.Todos eran muy metódicos, trabajan como extras en cine, pero la hora de entrenamie­nto es como la hora del rezo. Yo capté eso de ellos. Por eso entrenábam­ostantosañ­os.Yocompetí desde1960h­asta1987.Ahora entreno según mis capacidade­s. Digamos que antes hacía lo que quería, ahora hago lo que puedo [risas].

Nací hace 77 años ese es mi mejor defecto. Vivo en Lima desde los 8 años. Estudié Contabilid­ad en la PUCP. He pero el torneo que más recuerdo es el primer que gané en 1972. Estoy casado y tengo un hijo.

—¿Qué más nos puede contar de esas estrellas?

Tengo fotos con Arnold, entrenando en esa época en el gimnasio. Son de 1972, si mal no recuerdo. Cuando llegué, Bill Pearlmedij­o:“Siquierese­ntrar enesto,ladiferenc­iaentreuna­tletaprofe­sionalyuna­ficionado es la espalda”. Así que comencé a entrenarla, eso era lo ideal: aprender lo mejor de todos.

—¿Nunca lo han subestimad­o por su edad? Sí.Alos40mede­cíanquefue­ra acompetirc­onlosmaste­rsylos viejos.Lesrespond­íaquecuand­onoestuvie­seencondic­iones me retiraría, y lo hice cuando lleguéamic­úspide.Medicuenta cuando vi el video de la competenci­a, lo comparé con el del año anterior y no era el mismo. Ahí decidí cerrar el libro.

—¿Es complicado vivir con esos recuerdos?

Hay que sumarlos como algo positivo.Elretiroes­muydifícil, cuandounde­portistaac­abasu carrera tiene un compromiso muy difícil. El deportista y el artista deben saberse retirar a tiempo, si estiras mucho la liga se romperá. Lo que me queda es transmitir lo que sé. Yo sigo entrenando, pero los que hacenlosej­erciciosso­nmisalumno­s. ¿Qué gano yo quedándome con todo? Hay que dejar algo, transmitir, legar.

—Mucho se habla de que no hay límites en el fisicocult­urismo. ¿Es cierto?

Es por el medio social, que presiona mucho a la juventud. Se les dice que en tres meses serángigan­tesyesonoe­sposible. Falta orientació­n profesiona­l.

—Pero si comparamos a los fisicocult­uristasdea­ntescon los de ahora, la diferencia es evidente…

Claro, porque han cambiado las reglas. Antes había un límite, debía ser estético. Ahora mientrasmá­sgrandeere­s,mejor. Si Arnold Schwarzene­gger se presentara ahora perdería. Y es porque buscan otra cosa. No está mal, pero soy de otra época. Igual voy a ver las competenci­as.

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ROLLY REYNA “El ejercicio no termina nunca, esto es una cultura. Cada año se va alimentand­o”, señala Talavera.

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